CORRUPCIÓN JUDICIAL



Vladimir Rothschuh

 

El único mexicano que por vías jurídicas procesó por crímenes de lesa humanidad y llevó a la cárcel a un ex presidente, se llama Ignacio Carrillo Prieto. Hecho histórico para engrosar el libro familiar “Un México a Través de los Prieto”, que enorgullecía a Nacho del abolengo de los Prieto Trillo y Prieto Laurens. La corrupción judicial se encargó de que Luis Echeverría la librara, alegando vejez y que la corrupción de Felipe Calderón, Cabeza de Vaca y Medina Mora,  tacharan la currícula del Fiscal inventándole falsos para correrlo de la Femospp e inhabilitarlo en el servicio público. Los persecutores de Carrillo Prieto a la vuelta de dos sexenios ahora o son prófugos de la justicia o delincuentes, por blanquear dinero o proteger al crimen organizado. El mismo Medina Mora que llevó a la SCJN el sino de sus oficios, tuvo que renunciar al Máximo Tribunal cuando el gobierno del presidente López Obrador lo investigaba por sus vínculos con la delincuencia organizada que fue protegida durante el calderonismo. Se fue de la SCJN Medina Mora evitando acciones de la Judicatura a instancias de la Fiscalía General de la República, no así el equipo de García Luna sobreviviendo en las entrañas del Poder Judicial, como lo denunció en diversas Mañaneras el presidente López Obrador. A Carrillo Prieto le parecía la inhabilitación de Cabeza de Vaca, Medina Mora y Felipe Calderón, un hito que reflejaba la podredumbre de la impartición de justicia y que tiempo adelante obtendría la razón cuando el ministro Medina Mora le presentó al ministro presidente Zaldívar su “carta de juida” a secas, a manera de desvanecerse del espacio público y no ser objeto de sanciones en su contra por su relación con Calderón y García Luna. Fallecido a sus 77 años, Carrillo Prieto no pasa desapercibido cuando el Caso Rosendo Radilla resurge clamando justicia y la reforma al Poder Judicial avanza para erradicar la putrefacción entre ministros, magistrados y jueces.

HUMANISMO vs. COLONIALISMO



Vladimir Rothschuh

 

La historia de la vecindad México - Estados Unidos ha sido y sigue siendo de agravios. El Imperio Mexicano visualizado por el primer humanista de América, Carlos Sigüenza y Góngora, pervive a lo largo de los siglos como una realidad auto traicionada desde los conservadores de la primer Republica, hasta los herederos de la Revolución Mexicana con el proconsulado de Morrow.  Nuestro Imperio Mexicano como cultura y usurpado por los gringos como colonialismo, nos ha permitido sostener nuestra identidad por los siglos, en bajezas entreguistas unas veces y el altivez nacionalista otras, como ocurre hoy con el presidente López Obrador atajando el injerencismo del Departamento de Estado a través de su representante diplomático en México de origen mexicano para desgracia de nuestros accidentes vecinales. Intuyeron mal Blinken y Salazar que en el progresista López Obrador había una dosis del revolucionario Plutarco Elías Calles para repetir el proconsulado de Dwight Morrow, diciéndole al Presidente de México cómo conducirse con la reforma del Poder Judicial. La respuesta del presidente López Obrador recuperó el lado sano de nuestra historia reciente o de la Tercera Transformación porque el Tratado de Libre Comercio definitivamente no es el Tratado de Bucareli: México no le debe nada a Washington y la presunta igualdad soberana a que alude el Departamento de Estado es colonialista donde la paridad la mal traducen en injerencismo. Lo sugestivo radica en que los denominados comunistas por sus adversarios políticos republicanos, sean hacia fuera tan feudales en las determinaciones de los pueblos, como cualquier especista seguidor de Donald Trump. El presidente López Obrador atajó el proconsulado en ciernes congelando las proximidades de Ken Salazar como representante de nuestro vulgar patrioterismo que buscó en el extranjero la ayuda interventora sobre las decisiones mexicanas y lo sigue haciendo a través de USAID. El manual de la diplomacia norteamericana como el catre de Procusto, es igual para Biden que para Trump: cruelmente su intromisión desmembra y desestabiliza a las naciones, ya sea dando dólares a organismos civiles, desconociendo triunfos electorales, o bien, armando al crimen organizado. El embajador Salazar confundió la cortesía del presidente López Obrador con el entreguismo de Plutarco Elías Calles, Felipe Calderón o Carlos Salinas: el T-MEC no autoriza a Washington a decidir ningún rumbo de los mexicanos y mucho menos a decirle a la máxima autoridad nacional qué hacer.  Nuestro Humanismo en sus orígenes fue la fusión redentora en pos de una nueva identidad frente al Edén europeo pervertido. El Humanismo Mexicano acuñado por el presidente López Obrador también es el reflejo hacia la recuperación de la cimas oteadas por él en tres momentos históricos que a su vez la suya  como cuarta enmienda, significa la cancelación de los errores neoliberales y que por supuesto incluye la sanidad diplomática no sólo con la vecindad estadunidense, sino global cuando se omiten las decisiones soberanas de los pueblos.

 

LOMELÍ: RECTOR DEL SIGLO XXI

 



 

 

Vladimir Rothschuh

 

 

El rectorado de la Máxima Casa de Estudios lo marca su tiempo, no así todos los Rectores han sido expresión de su época. Las crestas de sus más elevadas épocas las definen sus accidentes y conflictos, evidenciando los buenos Rectores que la UNAM no tiene problemas sino oportunidades. El inicio del rectorado del doctor Leonardo Lomelí apunta a ser del Siglo XXI: moderno, autocrítico, audaz.  En la ceremonia de apertura del ciclo escolar 2024-2025, palomeó lo que ha sido la Universidad con su autonomía, libertad del conocimiento, finanzas, divulgación científica, presencia internacional y cupo estudiantil. A la jornada inaugural lo acompañaron varios Rectores y entre ellos los que no fueron expresión de su tiempo por estar adscritos a los intereses políticos del partido gobernante y de espaldas a sus funciones de máxima autoridad universitaria. Volverlos a ver ahí fue un soplo radiante para el futuro del doctor Lomelí sobre la ejemplaridad que lo convoca y aquella irrepetible del aumento a las cuotas, de la reelección legalista y opuesta  al origen espiritual vasconcelista, de la filiación a una élite universitaria dominante por décadas y del autonomismo de colores políticos. El rector Leonardo Lomelí, joven, fresco en hojas y raíces promete ser el majestuoso ahuehuete bien plantado a las corrientes del saber, dando a tiempo los frutos merecidos de la nueva UNAM, cuya ética ajuste su investidura y desde él se derrame a todos los unamitas la moderación requerida en las circunstancias demandadas. Como Rector del Siglo XXI, el doctor Lomelí merece la singularidad novedosa de ese Panteón insigne del Rectorado que ofrece mucho y muy poco, como lo ilustraron Barnés y Narro. Buenos y malos tiempos para la UNAM, difícilmente se definen aceptándolos cuando el mérito destaca su aprendizaje innovador y del meramente administrativo. Ahí radica la grandeza de la Máxima Casa de Estudios fincada en tolerancia y diversidad, y la del rector Lomelí, excitando lo que cada facultad, investigador, maestro, estudiante y trabajador dice atesorar como verdad y que a los ojos de los demás son posverdades. “Estas acciones, insistió el rector Lomelí en su discurso del ciclo escolar 2024 2025, no solo demuestran nuestra capacidad de adaptación y crecimiento frente a las necesidades educativas cambiantes del país, sino que también fortalecen nuestra gestión para ser un catalizador de progreso y renovación social”

CAPITAL DE LA TRANSFORMACIÓN

 



 

 

Vladimir Rothschuh

 

Así como en el 2019  se propuso la alcaldesa de Iztapalapa recuperar la Pasión de Cristo como un bien inmaterial de México, hasta conseguirlo en la UNESCO el 2023, de igual forma proyecta elevar a la CDMX a corazón de la Transformación como su capital. Esa perseverancia de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, para recobrar una tradición de más de doscientos años en el pueblo originario de Iztapalapa, fecundó la animosidad de los chilangos como figura por sostener, reconocer y diversificar sus raíces dentro de la pluralidad cultural que conforma la capital del país cual nicho nacional  de oportunidades, desarrollo y prosperidad. Los orígenes de México determinan una inmensa geografía poco identitaria debido a que como señalaban Balzac y Shakespeare de que Francia era París y Londres Inglaterra, igual acontece aquí donde México representa a 32 estados y a su vez no los representa si la visión es relativista. El desafío de Clara Brugada  bajo el lema Identitario “Capital de la Transformación”, abraza la totalidad territorial del país y el proyecto de Nación del presidente López Obrador y del Segundo Piso de la presidenta Sheinbaum. Antes se confundió al Distrito Federal con el centralismo político y no con su cultura, historia, gastronomía, deporte, moda, cortesanía, religión, tradiciones y esencialmente a la consonancia sociológica que perfila lo anterior como “Tour de Force” de pasados siglos. Porque cuando decimos Virgen de Guadalupe, Día de Muertos, 16 de septiembre,cempasúchil, tacos, pozole, futbol,nopales, chinampas, tamales, dulces, atole, bollería, museos, teatros, toros, hipódromo, F1, Pasión de Iztapalapa, decimos CDMX.   Clara Brugada volteando hacia los once pueblos y siete barrios originarios redefinirá la agenda diversa de la capital que actualmente ocupa el décimo lugar mundial en turismo cuando hace unos años competía en el sexto igual que el país, pero que hoy tristemente la federación se refleja en el ranking 38 entre un centenar de naciones. Dichosamente la cortesía chilanga hace a la CDMX un espacio amable, a diferencia de los parisinos que odian a los turistas cuando de ellos viven, porque la Ciudad Luz es un cascarón que nada produce sino xenofobia, malos olores  y racismo entre los suyos; en cambio la CDMX es la segunda urbe financiera e inmobiliaria global. Remediar  ese fenómeno de auto sabotaje, será tarea inmediata para la Jefa de Gobierno debido a que se han creado falsas controversias entre extranjeros y mexicanos dando lugar a recientes leyes que no favorecen a los inquilinos sino que protegen a los hoteleros indispuestos a adaptarse a las nuevas exigencias de post pandemia cubiertas por  las plataformas digitales que permiten a los visitantes domésticos e internacionales hacer turismo de barrio alojándose en viviendas chilangas y comiendo alimentos callejeros. En la Región más transparente, hay lugar para ocio o negocio VIP y de bajo costo.  Ese eje de su perspectiva lo fundamenta la Jefa Brugada en la inaugural piedra angular de su gobernanza, atrayendo a su equipo  al único cuadro secretarial del Gabinete del presidente López Obrador, para imantar toda la experiencia y los logros del Poder Blando que hizo a Los Pinos espacio público donde cada fin de semana las tradiciones del norte y del sur se expresan como Casa del Pueblo; y asimismo, innovó el añejo Chapultepec en el Parque Biocultural más grande del planeta y que hoy será detonante de teatros, exposiciones, espectáculos, gastronomía, congresos gremiales, intercambios históricos, encuentros internacionales, en fin, dándole vuelta a la bitácora turística monotemática fracturada y que ha malversado los recursos para no reinvertir el impuesto de la derrama financiera turística. México, Capital de la Transformación, lleva al Humanismo Mexicano y a la Economía Moral, más allá de nuestras fronteras debido al fracaso de las izquierdas internacionales por no hacer a la familia y a la felicidad de los pueblos, los cimientos de sus mandatos. Alcanzó Clara Brugada como alcaldesa lo imposible, que la UNESCO calificara a la pasión de Cristo de Iztapalapa Patrimonio Inmaterial de los mexicanos, igual ocurrirá con la Ciudad de México como Capital de la Transformación.

MUERA EL REY, VIVA LA REINA



 Vladimir Rothschuh

  

Ni Reina, ni Rey, ambos son la expresión soberana de sesenta y seis millones de votos. Treinta millones de sufragios a favor de López Obrador,  más otros treinta y seis millones de Sheinbaum, representan  la continuidad sin ruptura con un estilo personal distinto del primer Jefe de Estado que acabó con los oropeles monárquicos de nuestro presidencialismo y recuperó el sentido social del liberalismo, del anti reeleccionismo y de la Revolución. Porque no obstante de esa identidad mexicana patriotera, pervivió la figura principesca del Partido de Estado que instauró su resurrección a  través del parricidio: matar metafóricamente al mandatario y su sexenio, renaciendo en el deshielo de una nueva primavera política con nuevo Presidente de la República, nuevo Gabinete y el ajuste judicial al pasado inmediato. Nada le debía el nuevo Rey, al Rey muerto, y había que juzgarlo para deleite del pan circense del pueblo entretenido con las purgas para ocultar la sospecha y la realidad de un triunfo sobre elecciones amañadas por testaferros y comparsas. En el “no le debo nada, pero me la debe”, supo discurrir el principado moderno priísta hasta la putrefacción necesaria de Lomas Taurinas y la transición transada de la alternancia de la derecha panista imitando la corrupción y los fraudes electorales de sus enemigos. Al frente estaba la interrogante de cómo evitar los vicios de ese pasado devolviendo al Estado su rostro de justicia social, a la política su honestidad y a la democracia su legitimidad, una duda legítima fraguada desde 1994 hasta 2018, como malestar en Cuauhtémoc Cárdenas y en deber histórico en  López Obrador,  que para no verse éste ante el espejo como el álbum de nuestras figuras del desfigure político, repasó en su obsesión ese mismo álbum encontrándose con Juárez, con Madero y con Cárdenas. Usualmente el discurso principesco primero de priístas y enseguida de panistas, fue que “ser oposición era fácil”, no entendieron que lo difícil era ser gobernante. Sin embargo, en todo este sexenio de la 4T,  la sentencia se desmoronó, no supieron ser oposición y se desintegraron como partidos políticos en el horizonte de sus semejanzas pasadas: PAN, PRI y PRD, moralmente se auto derrotaron. La dilución del contrario podía permitirle a López Obrador abrevar en las tentaciones autoritarias cuando el pueblo mismo, aún antier, le exigía su permanencia en la vida pública. No parecerme a nadie del ayer habría extraviado el proyecto de país, pero verse en ese azogue para no repetir el yerro, es lo deslumbrante cuando gira López Obrador sobre sus pasados programas del 2006 y 2012,   hacia una izquierda literalmente de género, con una Federación de mujeres, con un Gabinete y Legislativo de mexicanas; él, padre de hijos varones pero con una consorte nada silente en el reclamo histórico del poder blando feminista, encontró en el patriarcado el quid de evitar dicho pretérito: aniquiló las cargadas, ciñó su Gabinete a sus Mañaneras, aplacó el tapadismo, recreó las corcholatas y las extinguió con un proceso de consulta popular, pero especialmente enfiló una acólita hacia la segunda parte de su transformación nacional como escisión de cinco siglos. El pasado no volverá, coreaban las revoluciones, pero dichos ayeres sí regresaron a fuerza de rutinas y de confort, la mejor forma de impedirlo la consiguió López Obrador con una visión feminista y Claudia Sheinbaum encabezándola. Porque con lo que hay que romper no es con el proyecto de la Cuarta Transformación sino con las anomalías de nuestra República. En la décima gira que cerró el recorrido por los 32 estados, la melancolía se presentó en el adiós de López Obrador, permitiendo alumbrar el finiquito principesco del parricidio en la sentencia de la Presidenta Electa: “Lo que quisieran es que hubiera un deslinde que marcara diferencia, que lo criticara, no lo voy a hacer, nunca. Es un honor estar con Obrador.” En vísperas del Grito que nos funde en Patria y patriarcado, en México acontece el inicio de una Matria que purgará nuestra historia a través de la primera mujer que asume como hembra los designios asignados a los hombres en la Colonia y en la República. Dispuesta a darle identidad a un país masculino desde su nombre “México”, ella dispuso vestirlo con “M” de Mujer y al impositivismo  lingüístico gachupín de la Real Academia sobre el sustantivo neutro, resolvió darle género: “Presidenta”. Porque a lo largo de nuestro tiempo y ancho de nuestra geografía, el sustantivo neutro hizo de las mexicanas figuras silentes aunque determinantes de los grandes cambios y de los “grandes hombres”; siempre detrás aunque fueran al frente, la cosecha de elogios sí tenían género: eran para él o ellos. Sin mujeres gobernantes, salvo los accidentes mayas  de madres que administraban el poder mientras crecían sus hijos del futuro esplendor,  nuestra historia es de los hombres, al grado que a la Mujer de Cinabrio se le descubrió y se le ocultó por décadas, hasta que en este sexenio de mujeres se le dio sitio en un museo propio. México siempre será un país de singularidad y extrañezas, su paradoja es que haya sido la mano feminista de un gobernante hombre, sin hijas pero con una esposa culta, el que girara nuestra historia hacia la justicia, la equidad y la paridad de género. 

BRUGADA, PROMESA HUMANISTA

 



 

Vladimir Rothschuh

 

Retrasó Clara Brugada el anuncio de su Gabinete y equipo de transición en franca cortesía a la agenda de los jueves gabinetales de la presidenta Sheinbaum. El lapso le permitió a la Jefa de Gobierno volver a hacer tarea de piso por todas las alcaldías ciñendo su plan sexenal de gobierno conforme a las demandas sociales. Anunció una reingeniería gabinetal con nuevas Secretarías que no deben seguir funcionando en segundo plano acorde a las urgencias en vivienda y en agua, según lo percibió en los cárteles de ultraderecha parasitando en ambos derechos populares. La histórica demanda de vivienda en la CDMX como su crisis hídrica, están vinculados a Clara Brugada a través de sus luchas sociales y la percepción mercantilista de dichos servicios, no sólo por el lado del panismo, sino también del perredismo lucrando con la pobreza y amalgamados en contra suya en el aliancismo de la reciente jornada electoral capitalina. La crisis de vivienda e hídrica implica en el escenario de la nueva Jefa de Gobierno, una visión humanista integral y nacional, la que el presidente López Obrador impulsó con la descentralización burocrática enviando a provincia las distintas Secretarías de su Gabinete. La territorialización del Gobierno Federal la cumplió únicamente Alejandra Frausto moviendo a Tlaxcala la sede de la Secretaría de Cultura, siendo que Sonora quedó aguardando a Agricultura, Guerrero a Salubridad, Cancún a Turismo, Oaxaca a Bienestar, Mérida a Semarnat y un largo etcétera cargado por defecto a la Pandemia. Mientras la CDMX sea el eje nacional del desarrollo y la seguridad pública, seguirá atrayendo el sueño mexicano de una vida próspera. De ahí que Clara Brugada haya optado por mantener el paradigma de ciudad segura de la presidenta Sheinbaum, anunciando la ratificación, antes del lunes,  del primer integrante de su Gabinete, Pablo Vázquez Camacho, titular de Seguridad Ciudadana. Los indicadores nacionales de seguridad pública de la CDMX, revelados por el presidente López Obrador y Rosa Icela Rodríguez, en las Mañaneras, apuntan a mantener el modelo eficaz de Sheinbaum. Así mientras la Presidenta de la República al primero que ratifica en su Gabinete es al responsable hacendario de las finanzas nacionales, Ramírez de la O, Clara Brugada hace lo suyo con Vázquez Camacho en la policía capitalina. El proyecto del presidente López Obrador de descentralizar la vida pública, lo atrajo Brugada con su anuncio de que  desconcentrará su gobierno hacia las alcaldías que ahora asumirán  acciones y responsabilidades  de cara a las comunidades. La digitalización de servicios fue un primer paso de Sheinbaum en el gobierno capitalino, el segundo piso de la transformación equivale para Brugada, darle rostro humano de manera directa, coloquial y eficiente, debido a que el analfabetismo cibernético es aún elevado en la CDMX y afecta a las generaciones de adultos mayores e inclusive a las generaciones que ya rondan el medio siglo. Agua, vivienda y territorialización, son los frutos inmediatos de la Gira de la Gratitud de la Jefa de Gobierno electa, al pueblo que la prefirió para fortalecer e impulsar el Humanismo Mexicano desde el Segundo Piso de la Transformación en la Ciudad de México, conforme a los programas y acciones del presidente López Obrador y de la presidenta Sheinbaum.

DISTOPÍAS


 




 

Vladimir Rothschuh

 

 

A la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, le toca  ingeniárselas reinventando su propia gira de la gratitud por cada alcaldía de la Ciudad de México. El saldo es formidable, tiene capacidad de resiliencia en lo físico y en lo político: en dos meses ha proyectado un segundo piso de la 4T en la CDMX transformando el administrativismo en derecho humano como el agua, la vivienda, pueblos originarios, los adultos mayores, las mujeres y los jóvenes. El Humanismo Mexicano del presidente López Obrador se apartó de las izquierdas en el poder al colocar a las familias en el centro de sus acciones y ahí radicó su éxito. Brugada lo retoma cuando ubica a los chilangos en el cimiento de sus acciones de gobierno y no a la inversa. Es clara su percepción social  debido a que nuestra izquierda ha cometido pecados capitales en la gobernanza de la CDMX: privatizó el segundo piso; privatizó la cobranza del agua y toleró que las transnacionales embotellaran el vital líquido; privatizó la verificación, las fotomultas, los engomados, emplacadados, parquímetros y estacionamientos de supermercados; hubo pecado cuando el Metrobús nació sietemesino en brazos de la IP; cuando privatizó las áreas recreativas e hizo las reformas para que los cárteles proliferaran en el sector inmobiliario. Lascas, tajadas, fajitas o como quiera llamársele a la corrupción de ideales por el enriquecimiento particular. Ser político para robar, es intolerable para el presidente López Obrador que ha puesto al pueblo en el eje del humanismo mexicano y viceversa porque no habría humanismo sin pueblo, siendo que ahora Clara Brugada hace a los chilangos la trama de su tejido social, pues el bienestar de los chilangos no es tarea de la iniciativa privada, siglos después de nuestros liberales, apostarle a la solidaridad católica con sus históricas migajas de bonhomía, pervierte las responsabilidades públicas del Gobierno y del Estado. La subrogación de servicios conculcó los derechos al agua, a la vivienda, al trabajo a la electricidad, al aire limpio, a la salud y a una vida sin violencia, fue distópico y el presidente López Obrador lo corrigió en seis años. Clara Brugada ahora va por otro sexenio de utopías. 

OBSERVANCIAS Y DEBERES



 

Vladimir Rothschuh

 

El bosque cultural más grande del mundo, visitado por 30 millones de personas al año y en una superficie de 900 hectáreas, es la obra emblemática del presidente López Obrador y de la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum. Lo que antes fue la sede de la corrupción presidencial, fue transformada en la Casa del Pueblo de México dando inició al proyecto de Chapultepec Naturaleza y Cultura. Transformó también una zona militar en espacio de recreación escénica, porque con el presidente López Obrador el Ejército dejó de ser el reflejo de la violencia política que lo utilizó con fines ajenos a su origen revolucionario. Es curioso el tránsito de la Cuarta Transformación desde la Tercera, pues Lázaro Cárdenas abandona el Castillo de Chapultepec para volverlo museo y el presidente López Obrador abandona la residencias oficial Los Pinos, para volverla museo y espacio de convivencia cultural del Pueblo de México. Alejandra Frausto es la mano que operó en tiempo y forma la obra emblema de la 4T en la Ciudad de México, como lo hizo en el Gabinete cumpliendo con la descentralización administrativa de la Secretaría de Cultura en Tlaxcala. La paradoja del cumplimiento e incumplimiento de las obras asignadas es que los que culminaron sus tareas con Chapultepec Naturaleza y Cultura, el Tren Maya y Dos Bocas, tuvieron luz verde para la Presidencia de la República, Tabasco y para Veracruz, a los incumplidos el presidente López Obrador los amarró a su silla y Chiapas ahora tiene a Eduardo Ramírez de mandatario electo. Con el 95 por ciento de la obra acabada en Chapultepec Naturaleza y Cultura, Alejandra Frausto y el arquitecto Gabriel Orozco, rindieron cuentas claras en la Mañanera Presidencial, en septiembre el Bosque Cultural Más Grande del Mundo será inaugurado por el Jefe de Estado de iguales dimensiones globales. Las cifras de los recursos invertidos, de los nuevos espacios, de las nuevas obras, del empleo generado, de los visitantes, de los nuevos espacios recuperados, de los ámbitos ambientales y culturales intervenidos, son realmente brutales: es una danza de millones. Alejandra Frausto le cumplió al presidente López Obrador, le cumplió al pueblo de México, le cumplió a la cultura nacional. Hoy la Ciudad de México cuenta con el superlativo espacio ambiental y cultural, para que la nueva Jefa de Gobierno, Clara Brugada, desate otra utopía, ahora mundial volviendo a la capital del país competidora de Frankfurt, Bolonia, Madrid, Bogotá, Sidney, Tokio, Singapur, Calgary, Buenos Aires, Nueva York y París.  

INVESTIDURA DECLINADA

 


 

Vladimir Rothschuh

 

El doctor Leonardo Lomelí,salió de sus vacaciones sagradas, para comprometer la investidura del rectorado debido a que la figura de la máxima autoridad de la UNAM tomó partido en un foro universitario sobre la reforma judicial que hará electos a los impartidores de justicia. El Rector de la UNAM es la máxima autoridad de los universitarios, asume pluralidad, representa las ideas diversas, alejado del sectarismo aparta su ideología, se aleja del prejuicio y es el facilitador de ese universo poliédrico. Un Rector no se quita la cachucha de Puma cuando se baña, no se retira la camiseta unamita cuando duerme, es autoridad día y noche, las expresiones de sus catedráticos e investigadores, en cambio, rayan la ligereza del particularismo. El Rector debió introducir en el foro la toleracia en el debate de ideas y alejarse de asumir una de las actitudes que han identificado al conservadurismo político pertrechado en la SCJN a través de la ministra Piña, como lo fue en algún momento el INE con Lorenzo Córdova ahora refugiado en Investigaciones Jurídicas. La negativa de Lomelí no habla de su autonomía sino de su dependencia a la posdemocracia que ha hecho a Jurídicas un refugio no del libre pensamiento sino del compromiso de actores políticos de sexenios pasados y recientes. Posiblemente el rector Lomelí haya entreverado la autonomía de la UNAM con la del Poder Judicial, ciertamente que tampoco en la Máxima Casa de Estudios hay democracia eligiendo a sus autoridades por la vía popular, tampoco un órgano disciplinario responde a los infinitos reclamos universitarios, ya no se diga los emolumentos. Alguien convenció al doctor Lomelí que luego de la democratización del Poder Judicial y de la achicada de los millonarios sueldos, seguiría la Máxima Casa de Estudios, suspicacias erigidas en decretos para atraer lo que se teme. Una consulta universitaria sobre la reforma judicial sería desemejante a lo que opina el Rector Lomelí y ahí está el dilema del autonomismo que no mantuvo la máxima autoridad universitaria al tomar partido por lo que creen los investigadores de jurídicas, pero no lo que opina el grueso de la UNAM. El Rector es un facilitador universitario y representa a todos los alumnos, mentores, investigadores y trabajadores. Señalarlo obliga a interrogar si esa totalidad unamita se cree representada en lo que digan quienes no son electos.