*El Papa pidió perdón
*Jesús, Beatriz y el Paraíso
*¿Y nuestros dioses?
VLADIMIR ROTHSCHUH
El nuevo triunfo del presidente López
Obrador es para América, cuando el Papa Francisco responde a la petición del
Primer Mandatario mexicano sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos por
el clero católico durante la conquista de México. Plausible
a todas luces que Su Santidad haya depuesto la altivez y en un gesto de benignidad
expresara en los 200 años de la entrada del Ejército Trigarante a la CDMX que “en
diversas ocasiones, tanto mis antecesores como yo mismo, hemos pedido perdón
por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que
no contribuyeron a la evangelización.” Bendito sea Dios y misericordiosa la Madre
María en su versión mestiza de La Guadalupe por haber expresado el presidente
López Obrador y atendido el Papa Francisco un reclamo de siglos a los excesos
de la cruz y la espada. Un 27 de septiembre para conmemorar con campanas en las
iglesias de México este acaecimiento doblemente histórico marcado por los curas
Hidalgo y Morelos, por Su Santidad el Papa Francisco y el beato laico López
Obrador (soy laico, creo en Jesús como en Beatriz). Una vez emitida la bula
papal por los pecados personales, acciones y omisiones de los evangelizadores
en la conquista cruel de América, entonces en cascada se desgranan, a pedir de
boca, las obligaciones del Rey Felipe de España. Estos dos siglos de ‘libertad’
atraen parte de nuestra grandeza por vez primera con exposiciones de obras
jamás vistas porque han sido recuperadas en otras naciones por la diplomacia
cultural de Gutiérrez Müller, Frausto y Ebrard, lo que suma las obras prestadas
para el dintel conmemorativo. Conocer a México es empezar a amarlo, destacó la
secretaria Frausto comprometiendo la agenda del Gobierno de México más allá de
estos festejos conmemorativos en ‘las réplicas de códices, donadas
recientemente por el Vaticano, la Gobernanta Huasteca, las Estelas Mayas de la
Mar que se reúnen por primera vez en su tríptico, las Urnas de Chiapas que,
también, por primera vez, están juntas y la Guerrera Águila de Tehuacán y
cientos de piezas más de todas las regiones del país’, porque empezar a amar a
México proviene de lo primario en la instrucción pública como parte de la
currícula carente de nuestras cosmogonías y dioses primigenios de los que nos
privaron las crueldades de la evangelización católica. Cultura, Relaciones
Exteriores, INAH, Memoria de México, han hecho su parte, pero tristemente la SEP
no. Amar a México no comienza en sus museos sino en su aulas como
lo ha señalado el presidente López Obrador. ¿Cuándo nuestros dioses serán
devueltos a sus altares y la unidad del mexicano con la naturaleza recobrará su cosmogonía?
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