LAS UTOPÍAS DE BRUGADA

 



 

Vladimir Rothschuh

 

Clara Brugada estudió economía en la Universidad Autónoma Metropolitana, entre sus cursos llevó Materialismo Dialéctico, ahí tuvo que descubrir lo que Marx llamaba utopismo acerca del socialismo francés de Proudhon, Saint-Simon y Fourier que fomentaban para bien de la clase trabajadora  la abolición de las formas de esclavitud perpetradas por la propiedad. El Materialismo Dialéctico como lo estudió Brugada desde la perspectiva marxista iba en sentido opuesto al humanismo de los socialistas galos.  Si para ser socialista se requería tener algo de amor por el prójimo o filantropía, obviamente Marx careció de habilidad empática demostrada en la correspondencia que mantuvo con Proudhon, en las actitudes hacia su suegro, la penosa historia de su criada y la heredada vivencia de su yerno cubano. La filantropía del socialismo francés  tenía semejanzas con un nuevo humanismo distinto al acuñado por Cicerón y siglos después por Erasmo de Rotterdam y que en el primero apuntaba a la civitas y en el segundo al cristianismo primitivo. Utopía, humanismo, filantropía son transformaciones (República platónica) que van en la misma dirección, pero es la Escuela de Frankfurt en el siglo pasado y radicalmente de izquierda quien le da un giro al Materialismo Dialéctico señalando que éste no es lo opuesto al utopismo sino la identidad de la ideología: lo que el hombre jamás podrá concretar es la ideología, lo alcanzable es la utopía que es un  lugar en ninguna parte como lo asimiló Thomas Moore a partir del nuevo mundo vespuciano que como Colón iba tras la Tierra Prometida para los judíos perseguidos en la Península. La economista Clara Brugada acentuó ese aquí y ahora de la Utopía en un programa social que cambió radicalmente el rostro de una de las demarcaciones más pobres de la Ciudad de México, lo distópico ante la alcaldesa de Iztapalapa era la invisibilidad, la deshumanización y la carencia de empatías provocadoras de un modelo socioeconómico con marcada violencia. Marx se vanagloriaba de haberle dado vuelta a Hegel para ponerlo con los pies en la tierra cuando ciertamente la disputa contra el utopismo fermentaba su propia descompensación con la ideología que caracterizó  al estalinismo y sus promesas, siempre promesas de que en algún futuro el socialismo sería alcanzado en la URSS valiendo su sacrificio. El presidente López Obrador habló tiempo atrás en la coyuntura de la economía moral,  de los errores de los gobiernos de izquierda que perdieron el perfil humano de sus ejercicios públicos logrando economías del malestar y no del bienestar o de la felicidad. Con una docena de utopías consiguió en Iztapalapa la economista Brugada horizontalizar la cultura, el deporte, el entretenimiento, la movilidad, ahí donde la pobreza social jalaba hacia abajo, logró detener el flujo gravitacional hacia un horizonte común para todos y sin distingos. Hoy dice Brugada “el Humanismo Mexicano es el modelo de gobierno que nos guía para construir el segundo piso de la 4T, con una sociedad igualitaria, donde todas y todos ejerzan sus derechos en libertad”. La Ciudad de México se concibió como una utopía conforme los modelos del Renacimiento: Europa podrida por su religión, sus Reyes y sus latifundistas, echó a perder el origen del cristianismo. México simbolizaba la Utopía alcanzada y así lo vivió bajo los erasmistas flamencos que llegaron y se rebautizaron como Gante, como Ayora, como Tecto, como Motolinía, fundando espacios para las artes y la educación de los naturales, dejando atrás la pobreza espiritual europea. La Ciudad de México no fue reconocida como esa Atlántida de Platón porque los relatos de los portugueses que llegaron primero a Sudamérica obviamente no atendían entre los naturales del Orinoco lo que simbolizaba la “venezia mexicana” con agua dulce y salada sumada la magnificencia de su arquitectura. De ahí que el topo de Moros sea esa isla de ninguna parte, idealizando otra Inglaterra, pero que en realidad ya existía y se llamaba Tenochtitlán. El utopismo de Proudhon, Saint-Simon y Fourier como filantropía, como humanismo, cuaja de una manera novedosa en México del siglo XXI sumando tres transformaciones previas traicionadas, pero esencialmente tópicas a ´partir del cristianismo primitivo de  1524 emprendido por los franciscanos erasmistas y aniquilado en 1572 por el clero secular católico. Las utopías de Clara Brugada testimonian el humanismo mexicano que el presidente López Obrador pudo edificar y que Claudia Sheinbaum denomina el basamento o primer piso para la subsecuente transformación nacional.

Sheinbaum, la Crisis Hídrica

 



 

Vladimir Rothschuh


El primero de marzo Claudia Sheinbaum dará a conocer su proyecto de país destacando la protección ambiental en la defensa de los derechos de los animales. En las 20 reformas lanzadas por el presidente López Obrador, el tema hídrico está sumado en  el derecho de los demás seres sintientes que forman parte de la visión global transformadora de nuevo siglo. La bioética es el eje para un medioambiente sano, a partir de ella México contará con más bosques,  más recursos hídricos, más alimentos, más salud física, menos gasto sanitario y más empatía social. Todos los fenómenos antes apuntados se eslabonan en la industria cárnica y láctea subsidiada con recursos públicos a costa de una degradación masiva del medioambiente, sociedad y economía. La escasez de agua forma parte de una homeostasis con  lo que mal denominamos desastres naturales ocasionados por huracanes como en Acapulco y terremotos como la falla de Plateros Mixcoac,  reflejos unos de otros, sin que el neoliberalismo volteara a mirar la sobreexplotación ganadera, avícola, porcina y láctea. México se queda sin agua, el planeta también y la ONU juega con un reloj del fin del mundo sin atender sus causas que dieron una pandemia mundial en el mercado de carnes exóticas de Wang. La inclusión del presidente López Obrador de los derechos animales podrá mitigar colateralmente la crisis hídrica nacional debido a que obligará a la industria alimenticia a moverse hacia entornos amables que pongan fin al maltrato y esclavismo animal. Los recientes datos del INEGI merecen ser considerados por Sheinbaum en  su Plan Nacional de Gobierno: el 76% del agua que se consume en México es para cubrir la industria cárnica y láctea;  15 mil litros de agua se requieren para un kilo de carne y mil para un litro de leche. Lentamente México ha avanzado en su pirámide alimenticia, ya no se fomenta el consumo de carne, leche y huevo como a mediados del siglo pasado con el famoso Plato del Buen Comer de la FAO que excluía frutas, verduras, agua, legumbres y granos. En los derechos de última generación, las mujeres, homosexuales, niñez, fenotipos, etnias y colores de piel, adquieren garantías sobre siglos pasados de abusos  sexistas y racistas, siendo los animales hoy un gran segmento del finiquito hacia  la supremacía especista. El INEGI ofrece estadísticas de las causas ganaderas que tienen a México en los límites del desabasto de agua,  siendo que actualmente el maíz que comemos no lo producimos sino que se importa de otras naciones, echando abajo el lema de que sin maíz no hay país. Tenemos forrajes y agua para enriquecer el latifundismo virreinal aún vigente, mientras que corre a la par  pobreza y hambre de 69 millones de mexicanos. La industria ganadera sin embargo es pujante y desafiante al sentido común que los neoliberales (Bunge, Cargill) fomentaron tras su mercantilismo que pauperizó a México. El plan de país contenido en esas 20 reformas proyecta un segundo piso de la 4T para el sexenio de Sheinbaum recuperando así, el esplendor de aquella grandeza del nuevo mundo a través de ojos y acciones de una posmodernidad en nuestros orígenes, no en Monsanto, no en el Glifosato. La crisis ambiental, hídrica, alimentaria y sanitaria de México puede llegar a su fin cuando Sheinbaum imprima su estilo personal a un ejercicio del poder público afable con los otros seres sintientes.  

 

ESPEJO DE OBSIDIANA



Vladimir Rothschuh 


Amor con amor se paga es la sentencia cristiana que el presidente López Obrador invoca de vez con vez cuando la gratitud del Pueblo se expresa en el espejo de obsidiana. Amor con amor se paga era el badajo como el latido de bronce de la Iglesia de México hoy 18 de febrero desde el corazón del Zócalo de la CDMX: muchas gracias presidente López Obrador, decían los carrillones metropolitanos, por restituirnos miles de templos que los falsos políticos de golpe en pecho, ignoraron y abandonaron luego de los sismos del 2017. Son 2,340 santuarios que hoy están en pie con una inversión de diez mil millones de pesos, como otra obligación moral de López Obrador con los mexicanos de la fe cristiana y católica. Esta fe dio  gratitudes tañendo los bronces de la Catedral Metropolitana, mientras el orador del inframundo de la corrupta democracia, hacía ceremonia en monserga conservadora para regresar a 1988 y 2006 cuando instauraron “nuestra democracia”. Amor con amor se paga es la respuesta del clero católico redoblando las campanas por el sepelio de “nuestra democracia” vacía de pueblo, de sentimientos, de solidaridad cuyo estertor pide sostener lo insostenible del procaz reformismo neoliberal. Arqueaban las campanas pagando con amor los gestos amorosos del presidente López Obrador que regresaba en ese mismo instante en Tlaxcala y en Puebla, el patrimonio cultural rehabilitado en sus templos religiosos dañados menos por los sismos que por la cruel abulia tecnócrata. Sin un Primer Mandatario apasionado de la historia nacional habría sido imposible encontrarle valor cultural a esta cruzada  de rehabilitación del patrimonio virreinal y que ha generado confianza internacional para repatriar miles de bienes.  Chiapas, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Morelos, Oaxaca, como Tlaxcala y Puebla, también sufrieron esa doble catástrofe en el 2017 para que la justicia divina llevara de la mano siete años después su formidable reconstrucción acompañada por autoridades, clérigos, feligreses, arquitectos y obreros. En esa rehabilitación emergieron obras virreinales de incalculable valor artístico permitiéndole a Alejandra Frausto abrir museos de sitio ahí mismo o devolverlas al seno redivivo del estuco como las figuras protectoras asomadas en las altas torres de la Catedral Metropolitana de la CDMX. ¿Fueron estos ídolos posesos los que apagaron el vacuo  discurso de la procacidad de la democracia zombi? Amor con amor se paga fue declarado públicamente por la Iglesia de México a su Jefe de Estado. Hoy 18 de febrero de 2024 el conservadurismo se ha quedado sin cruz, sin iglesia, sin altar, sin púlpito y lo más grave, sin santos óleos penando en el limbo. Amor con amor se paga.

FONDO SEMILLA

 



Vladimir Rothschuh

 

El presidente López Obrador confirmó el anuncio que días atrás hiciera Pedro Zenteno frente a las bases magisteriales en Acapulco: el ISSSTE aportará al Fondo Semilla, los adeudos que tienen con él varias entidades, así como el dinero de la venta de algunos predios. El Instituto muchas veces saqueado por los neoliberales vuelve a tener peculio propio gracias al programa anticorrupción de la Cuarta Transformación, pero sobre todo, al nuevo humanismo mexicano capaz de solidarizarse con las víctimas de las dos reformas tecnocráticas que privaron a los jubilados del setenta por ciento de su retiro. El presidente López Obrador  señaló que los aportes del nuevo ISSSTE al Fondo Semilla,  incluirán los acervos obtenidos por los  terrenos de las ex tiendas Superissste y de los 90 mil millones que adeudan gobiernos estatales y municipales. Si se percibe, lo que le deben los estados y municipios al ISSSTE supera al Fondo Semilla de 64 mil millones de pesos, embarneciendo la bolsa invernadero mucho más que lo proyectado por  Ramírez de la O con el Fideicomiso de la SCJN y los organismos autónomos. El Fondo Semilla es un almácigo  contraviniendo la percepción nefasta de los negacionistas del conservadurismo. El organismo social de los trabajadores del Estado hoy es el reflejo de la vitalidad de la Cuarta Transformación, consiguió el presidente López Obrador un operador eficaz con Pedro Zenteno pues en cuanto llegó a Buenavista imprimió el sello de la honrada medianía juarista  amputando la corrupción vigente en diversidad de ámbitos. Auxiliado por Rosa Icela Rodríguez, restituyó las jornadas laborales completas que ahora brindan atención y satisfacción a  los derechohabientes. El robo hormiga fue sanado con terapia intensiva, llevarse agujas, medicinas, drogas, sábanas, uniformes, gasolinas y subrogar servicios eran uso y costumbre. Fue acertado el presidente López Obrador en designar a un médico al frente de ese organismo cuando su historia había sido de abogados, bachilleres y economistas, que llegaron a saquearlo pues en eso consistían los premios de  consolación entre panistas y priístas. Hoy el ISSSTE tiene números negros, dinero propio, construye y renueva su infraestructura, y lo logró un médico, no un tecnócrata. Pedro Zenteno pudo hacer química en Palacio Nacional con el presidente López Obrador y con Ramírez de la O para que lo inimaginable sucediera: llevar la tecnología de punta a la servicios básicos del ISSSTE, digitalizar su atención y productos,  contar con almacenaje fármaco y  edificar seis nuevos grandes hospitales regionales,  más otros cinco proyectados en el segundo piso de la Cuarta Transformación. Coahuila, Tamaulipas, Guerrero, Jalisco, Baja California Sur y Chiapas, conforman ese primer gajo hospitalario que suman doce mil millones de pesos y más de dos mil empleos locales por cada uno de ellos. La gangrena heredada por los neoliberales era patente hace unos años, entre más se adentraba el presidente López Obrador durante la pandemia en el sistema de salud, más desastres encontraba: faltaban 50 mil médicos, hospitales, clínicas, medicamentos, el seguro popular era una estafa; en la salud de tres niveles ni al primero tenían acceso gratuito todos los mexicanos. Habilitar nuevamente la infraestructura hospitalaria, contratar un ejército de galenos, reconstruir clínicas en abandono, significaba una nueva epopeya social.  Mientras los neoliberales repetían que no hay, el humanismo de López Obrador replica, hay y de sobra confirmando lo que en décadas pasadas no  hicieron los tecnócratas.  La nueva enmienda del presidente López Obrador a las dos reformas antisociales que desplumaron a los pensionados para que hoy se les haga justicia y devuelva lo robado, la abraza Pedro Zenteno a través del Fondo Semilla donde el nuevo ISSSTE aportará recursos debido a que “las 20 iniciativas de reforma a la Constitución presentadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, sentencia Zenteno Santaella, están encaminadas a mejorar el Estado de bienestar y la soberanía nacional”.

JUNIO PLEBISCITARIO

 



 

Por Vladimir Rothschuh

 

El proyecto de nación de Claudia Sheinbaum sumará las reformas constitucionales recién proyectadas por el presidente López Obrador y las hará patentes cuando lance su programa de país. Abrazar dichas transformaciones laborales, electorales, judiciales, pensiones, derechos animales, medioambiente, etnias, sanitaria, habitacional, jóvenes, movilidad, campo, drogas  y presupuestal, harán de la campaña electoral de Sheinbaum un sano ejercicio plebiscitario. Es volver a consultar a los mexicanos cuál proyecto de nación desean. Tercera consulta popular ulterior al 2018 y 2022, ahora con una proyección transexenal. El primer ensayo de plebiscito ocurrió después de muchas décadas que los mexicanos demandaron una garantía democrática para poder deshacerse de lo que no dio resultados sin nadie de la partidocracia los escuchara, sin que nadie de la clase gobernante atendiera esa exigencia  moral de que un producto fallido asume garantía y puede devolverse. En el 2022 el presidente López Obrador rompe esa abominación antidemocrática y ofrece su mandato a una consulta popular para que los mexicanos dijeran si respaldaban las transformaciones emprendidas, entre ellas once constitucionales, o si debía irse a su casa. Los partidos opositores negados históricamente a cumplir esa garantía democrática a los mexicanos, lucharon por obstruir el proceso de consulta porque veían un ejercicio venezolano para instaurar una dictadura; con ese aval popular López Obrador no se marcharía de Palacio Nacional. Hubo una campaña negra que envolvió penosamente al INE, pero quince millones de mexicanos salieron a sufragar para que el 92 por ciento de los votantes dijera que la Cuarta Transformación de López Obrador merecía continuar en la Presidencia de la República transfigurando a México. Las oposiciones conservadoras muy dueñas de su verdad absoluta fueron el esperpento público y  de una ingrata soberbia para emprender la autocrítica de sus derrotas. El remache final llegó cuando López Obrador imprimió su ejemplaridad acabando con el tapadismo para renovar el estilo sucesorio por uno terso entre las corcholatas que podrían sucederlo una vez concluido su sexenio. La vuelta de hoja democrática se tornó de pánico entre los conservadores: ninguna de sus hipótesis contra López Obrador habían acertado, sin que sus dirigencias empresariales y partidistas tuvieran humildad, optando por la altivez autodestructiva. Ningún partido político, ninguna cámara empresarial, ningún consejero electoral, ningún ministro de la Corte, llamó al orden  enmendando equívocos. En el 2024 el aliancismo conservador que no vio una en los comicios estatales, ni en la intermedia legislativa,  redunda en su auto execración con los idénticos personajes y las equivalentes impericias. La expresión del desacierto es denominar al presidente López Obrador candidato en todas alcaldías, en todas las diputaciones, en todas senadurías, en todas las gubernaturas y en la presidencial, porque el paquete de reformas sociales lo ponen en el centro del sumario, obviando que a esto se le conoce como plebiscito: la democracia testea el mandato del Jefe de Estado y facilita a los ciudadanos decidir el rumbo. En el 2000 los mexicanos votaron contra Zedillo, en el 2006 Fox y Calderón cometieron fraude para sostener lo insostenible frente a Peña Nieto y que en el 2018 los electores sancionaron como procaz corrupción prianista. El 2024 lo plebiscitario volverá como en los pasados ejercicios presidenciales, debido a que  los mexicanos harán un  recuento en las urnas del mandato de López Obrador a través de una de sus mejores figuras, Claudia Sheinbaum, que encarna  honradez, educación, continuidad, innovación y profundización de la Cuarta Transformación. Tan es así que la candidata presidencial de Morena apadrinó las reformas constitucionales adelantando que serán parte del proyecto de nación que presentará el 1 de marzo, cuando inicie su campaña en el Zócalo de la Ciudad de México.

 

SCJN Y EL INTERÉS PRIVADO

 


 




Por Vladimir Rothschuh

 

La sentencia doble del ministro Pérez Dayán a favor de lo particular en un bien público, es el fallo que el Pleno de la SCJN debió aplazar un tiempo debido a que se avecinaba un paquete de reformas que incluía la enmienda al comportamiento del Poder Judicial sobre la legalidad de sus fallos pero lo injusto de sus secuelas. El ministro Pérez Dayán acentuó el Garantismo de que las leyes reformadas por Peña Nieto para privatizar un bien de los mexicanos, son más leyes que las emanadas por López Obrador a favor de la mayoría de los mexicanos sobre los negocios de particulares. Desde los liberales Rejón y Otero, hasta las reformas calderonistas del 2011, el Amparo ha sido una figura que se ha moldeado conforme a la modernidad de los tiempos; hoy mismo a pesar que existen leyes  federales y de la CDMX a favor del derecho animal, la figura del Amparo pasa por encima de ellas a partir de la resolución de los tres niveles judiciales destacando la ministra Yasmín Esquivel. Importa poco lo que diga contra las corridas de toros un marco legal superior. Curiosamente al ministro Pérez Dayán no se le imputa de violentar la equidad fundamental que en otras naciones del mundo maniata a los impartidores de justicia frente al constituyente: en diversos países la Corte carece de facultades creativas que solamente compete al Legislativo. Al acentuar el ministro Pérez Dayán que la SCJN es un órgano paralelo al Parlamento y que los ministros son iguales o valen más que un legislador, apuntala la reforma constitucional del presidente López Obrador, que saca del factismo a los impartidores de justicia y los coloca en la tabla rasa de la democracia electiva para saber a quiénes se deben y comportarse conforme ese espíritu original del Soberano. Sin embargo, no se le cuestiona por el manoseo del Garantismo sino que se le cuestiona al ministro Pérez Dayán su voto de calidad, alabado en unos casos y sancionado en otros, cuyo valor a todas luces es omiso en numerosos sentidos de la mini democracia que se debe vivir entre los once ministros y a la cual consultar, pero que por sobrecarga laboral es la puerta lateral al chanchullo. Los liberales yucatecos replicaron el Garantismo europeizante evitando carnicerías partidistas  de maten al rey y que hoy se desdobla conque maten a Pérez Dayán sobre épocas superadas, al menos en las diversas reformas que han expandido la cobertura derechohumanista para protegernos de los excesos no del presidencialismo sino del Estado que suma a los ministros de la SCJN responsables de su incredulidad al haber prostituido la maravillosa figura de la Judicatura. Los ministros opositores a la reforma del presidente López Obrador para erradicar 500 años de una tradición leguleya que ha dejado insípida la impartición de justicia, han dado luz verde a ese paquete de transformaciones cuando el impolítico ministro Pérez Dayán privilegió lo particular sobre el bien común, aduciendo un galimatías de que las leyes neoliberales del salinismo vía Peña Nieto son superiores a las reformas progresistas del juarismo vía López Obrador, licitando así, la fatua equidad de que la SCJN debe respetar el marco constitucional pero irrespetar a la vez a los constituyentes que echaron abajo los negocios de unos cuantos  y devolviendo a los mexicanos sus Derechos Humanos de Nueva Generación a gozar de electricidad barata y eficiente en sus hogares.  Démosle las gracias al ministro Pérez Dayán que lució a una Justicia tuerta y de espaldas al pueblo mexicano, exaltando su doble laudo el interés particular por el nacional. A la afición constituyente de jueces, magistrados y ministros, la elección democrática propuesta por el presidente López Obrador a través del voto popular, es la retroalimentación sensata de que no provienen del dedazo de un partido, empresario o gobierno, sino que cuentan con la legítima autoridad cedida por el pueblo quedando a la par de los electos legisladores y Jefe de Estado.

 

LOPEZ OBRADOR: REFORMAS DE CINCO SIGLOS

 




Por Vladimir Rothschuh


Las herencias del  partido de Estado y las acciones neoliberales serán enmendadas por un paquete de reformas anunciado por el presidente López Obrador en el aniversario de nuestra Carta Magna. Las enmiendas apuntan a ajustar las desviaciones, excesos, tribulaciones y eufemismos de nuestra democracia mexicana, su Estado y su Pueblo. El principio de estas reformas radica en el extinto partido de mayoritario que  alargó su permanencia como el ogro filantrópico que otorgaba migajas electorales a una oposición necesaria para su dictablanda. Nuestra larga tradición novohispana, independentista, liberal, conservadora, dictatorial, revolucionaria y tecnócrata, traza este mapa que ahora redibuja  el presidente López Obrador.  En ese altruismo corporativo reside la pluralidad legislativa a cuenta gotas, graduada luego con  el INE desde Gobernación como IFE y que institucionalizó el  reparto de dinero y curules a sus opositores, llegando a tener sobrerrepresentación de diputados y senadores, nuevos congresos y nuevas entidades tal sucede  en la capital del país. El progresismo democrático saltó de curules a alcaldías a gubernaturas hasta alcanzar la Presidencia de la República. La alternancia y transición en el poder político se tranzó,  incumpliendo los partidos sus funciones. Es lo que José Rubén Romero denominó "Cuando engorda el Quijote", refiriéndose a los ideales traicionados por los herederos de la Revolución Mexicana. El sistema de partidos tutelado por el IFE/INE se sumó a esa abyección de ideales conformando una partidocracia parasitaria del dinero del pueblo. Aumentaron prebendas  financieras, ejércitos burocráticos, seudo partidos,  posverdades ideológicas y cuasi líderes políticos, en suma, una proxeneta partidocracia.  El partido de Estado confiaba, como nuestra historia nacional, en el maiceo de sus adversarios institucionales ya de derecha, ya de izquierda. Los nuevos Científicos neoliberales que privatizaron todo, dejaron intacto el paradigma del INE, replicándolo. Este modelo lo extendieron a la CNDH, INAI, CRE, SCJN, Senado, CNDH, COFECE, IFT,  para refugiar a sus amigos, entenados, concubinas,  familiares y claque política. Aquel Estado mínimo thatcherista que les indujo a obsequiar a sus testaferros los bienes del pueblo para que al fin México se modernizara y escalara el primer mundo, mereció para muy poco, porque el gen corporativista del Partido de Estado y de nuestra historia, pervivía como idiosincrasia nativa. Si no había nada más qué saquear quedaba la audacia de añadirle al Estado sobrecargas de burocracias doradas en los denominados organismos autónomos, alcanzando su prostitución con Felipe Calderón que fue más allá, negándose a abandonar el poder público, instalando a sus cuates a perpetuidad  con su malévolo servicio civil de carrera. El presidente López Obrador cree que es enmendable el curso desviado desde Juárez, Madero y Cárdenas a través de un paquete de reformas al Poder Judicial, Legislativo y de la rama ejecutiva: impartidores de justicia electos, achicar la sobrerrepresentación parlamentaria y extinguir, entre otros, las duplicadas actividades de los organismos autónomos. Estás reformas en perspectiva transformadora,  atraerán sobriedad y decoro en la simetría del Estado y del Pueblo.  Dichas iniciativas tocan los muchos intereses de partidos, camarillas, facciones y grupos enquistados en el dinero de los mexicanos, alegando entre ellos, razones  indecorosas a favor de su statu quo.