*Republicanismo con la milicia
*México, potencia deportiva
*Diplomacia comercial y
turística
*La estafa maestra y sus chivas
VLADIMIR ROTHSCHUH
Lo que no hizo el presidente
Peña Nieto ejerciendo su potestad sobre Osorio Chong, lo acaba de hacer el
presidente López Obrador con su subsecretario Alejandro Encinas: sacar a las
Fuerzas Armadas del proceso de Ayotzinapa. La institucionalidad de la milicia
no está sometida a ninguna prueba en lo sucedido con los 43, una sentencia
realmente legitimadora que ningún otro mandatario desde los sesenta había asumido
con tal verticalidad como lo hace el presidente López Obrador a través de su
responsable de Derechos Humanos de Segob, Alejandro Encinas. El involucramiento
del Ejército en Ayotzinapa le pareció grosero al general Salvador Cienfuegos al
grado de romper con el titular de Bucareli pero sin conseguir en Los Pinos el
respaldo completo. Inauditamente y sin esperarlo pero mereciéndolo, los
castrenses consiguen un voto de credibilidad de quien será su autoridad máxima,
si no es que ya lo es a partir de esta decisión con los 43. Como nunca en la
historia reciente de las Fuerzas Armadas un Presidente de la República reconoce
la trascendencia y probidad de un organismo emanado en la Tercera
Transformación Nacional y constituido esencialmente por pueblo. El despeje de
Encinas sobre las investigaciones de Ayotzinapa y apartando aquello que el
Grupo Hidalgo entreveró con fines transexenales, expresa una certeza que otorga
al Ejército y a Marina, la mayor confianza jamás vista como institución al
servicio de México y los mexicanos sin distingos de colores partidistas o
credos. La tradición y traición de la clase política ha sido descargar en el
Ejército responsabilidades que fueron tomadas por civiles, cargando sobre el
cuerpo castrense fobias inmerecidas como sucedió con Díaz Ordaz, Echeverría,
López Portillo, Salinas y Calderón. El subsecretario de Gobernación acentuó la
institucionalidad de las Fuerzas Armadas por encima del desdoro de algunos de
sus miembros que han violentado las cadenas de mando y los protocolos de
derechos humanos. Las acciones personales de algunos miembros de la milicia se
han usado para condenar toda una institución a la que no se le reconoce como
merecen, sus acciones heroicas contra el crimen organizado, salvaguardando vidas
en casos de desastres, volcando ayuda a las comunidades marginadas con
atención sanitaria, alimenticia, movilidad y vivienda. Los altos mandos
militares, cuadros medios y soldados no pueden menos que estar en gratitud
perenne hacia el presidente López Obrador por asumirse con gusto e identidad
social en el Jefe Supremo que la milicia no había tenido desde mediados del
siglo pasado cuando ocurrió el tránsito al civilismo en la clase gobernante de
la Revolución Mexicana.
Varias papas calientes le ha
puesto en las manos el Presidente electo a la virtual titular de Conade, Ana
Guevara, siendo la última el compromiso en el COI por 5 mmdd para elevar México
a potencia deportiva en Tokio 2020. La mala fama del deporte en manos de
Vázquez Raña y El Tibio, aunada a la función del Fiscal Especial michoacano en
Brasil, han sentado las bases de una transformación radical, donde ningún joven
talentoso o animoso sea marginado en el deporte como tantos ejemplos que han
recurrido a medios propios para representar exitosamente a México en otras
partes del mundo y sin apoyo oficial. Los cinco mil millones de dólares
comprometidos por López Obrador ante Thomas Bach, obligan a Ana Guevara a dar
resultados deportivos y sociales reconstruyendo los tejidos comunitarios. En el
tema social tendrá una bahía la próxima titular de Conade, evitar que la
juventud sea atraída por el ocio que usufructúan quienes la usan de mulas o sicarios.
La reingeniería del canciller
Marcelo Ebrard en Relaciones Exteriores otorgará ahorros millonarios al
Gobierno del Presidente electo, salvaguardará los salarios del cuerpo diplomático
mexicano, devolviendo a la Cancillería sus antiguas funciones comerciales y
turísticas que la Década Perdida pasó a manos ‘privadas’ a través de
fideicomisos que a nadie rendían cuentas pero operaban recursos públicos. La reforma
de Ebrard obligará a Miguel Torruco y a Márquez Colín a achicar su equipo pues el
Consejo de Promoción Turística y ProMéxico no tienen razón de existir en el
diseño que Ebrard ha concluido y que aumenta las actividades de representación
de embajadas y consulados. Conforme la nueva ley de salarios, ningún miembro
del cuerpo diplomático mexicano acreditado en el extranjero ganará más que el
Presidente de la República y a su vez tendrá más obligaciones promoviendo al
país en turismo y comercio. El canciller Ebrard se ha mantenido sigiloso con su
reingeniería en Relaciones, no sin antes proponérselo a López Obrador y que
éste apruebe el ‘aleteo de la mariposa’, porque las viejas actividades
recuperadas por Exteriores implican ajustes en otras dependencias del Gabinete
y lo mejor, un uso más eficiente del gasto público.
El equipo de Rosario Robles
aguarda que en la transición administrativa entre David Penchyna y Carlos
Martínez Velázquez tenga lugar lo que se fraguó desde el Senado en la
alternancia entre ella y Román Meyer Falcón. Los roblistas agradecen al
Presidente electo mirar hacia el futuro pero lo que aún los calienta es que
Ricardo Monreal extreme su probidad
hacia la Estafa Maestra cuando en el Infonavit perviven las secuelas de la hija
del senador zacatecano. El clima está apto para que David Penchyna dé el
siguiente paso, no sólo por las afectaciones a la ex Jefa de Gobierno, sino
porque la merecida Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales no recayó
en Osorio Chong. Apegado Carlos Martínez
Velázquez a las directrices del Presidente electo sobre los chivos expiatorios,
el caso de Eldaa Catalina Monreal Pérez, no trascenderá más allá de lo que
podría desear el equipo de Rosario Robles en Sedatu.