*Insolvencia de los ricos
*Fraude a las Pymes
*Riqueza de los pobres
VLADIMIR ROTHSCHUH
El rescate de los inversionistas
pobres dio comienzo por parte de la Cuarta Transformación con un millón de
pequeños y medianos empresarios que recibirán 25 mil millones de pesos acreditando
que su palabra tiene peso y que el presidente López Obrador tradujo en 'la mayor
riqueza de México con la honestidad de su pueblo'. Proxeneta la élite de los
grandes empresarios le recetaba al Presidente de México aniquilar a los
pequeños y medianos empresarios como continuidad darwiniana de la depuración
infringida por el Covid19. Los multimillonarios le exigieron al Primer
Mandatario un refrito fobaproico rescatándolos a ellos como sucedió y cuestionó
en un libro el entonces líder opositor defraudado en la elección tabasqueña por
esa élite banquera salvada pero no de su incapacidad financiera en Cabal
Peniche. Aquella deuda del Fobaproa la pagaron todos los mexicanos sin
resultados satisfactorios para la credibilidad neoliberal; que los
contribuyentes costearan la riqueza de los ricos no fue suficiente en generar
prosperidad. Y ciertamente que los pobres son pagadores en una virtud que el
presidente López Obrador eleva al rango de riqueza humana de los mexicanos. La
creación del banco de los pobres en India le valió a Muhamad Yunus el Nobel
para que en otras partes del planeta se hicieran pastiches de su modelo
sustentado en el sistema financiero musulmán que presta sin réditos a los suyos
y del cual México no escapó con Salinas Pliego y sus abonos chiquitos, pero no
para impulsar a las Pymes sino para acuerpar su venta de electrodomésticos. El
millón de empresarios beneficiados con este crédito a la palabra se enfoca a
quienes mantuvieron el empleo en esta emergencia sanitaria, Zoé Robledo por el
lado formal del IMSS, como Graciela Márquez por el ámbito de los emprendedores, dieron
recado de la dispersión de esos 25 mmdp, sobresaliendo un caso dramático que deberá
resolver la Secretaría de Economía con el mayúsculo fraude a un millón de
pequeños y medianos emprendedores por la plataforma Kichink. Mientras el
presidente López Obrador sale al rescate de un millón de empresarios, otro
millón de Pymes fueron robadas en la carencia de reglas del comercio digital
nuestro sin que por ellos la Coparmex o Canacintra o CCE, alzaran la voz. Esta
crisis sanitaria deja una enorme experiencia en la digitalización, urge que Márquez
Colín establezca las reglas para el e-comerce en México y lo decante al resto
de Latinoamérica. Circunstancia también para replantearle al presidente López Obrador
que sea Economía quien vuelva a operar los recursos que le entregaron en el
sexenio pasado a Sedesol, los temas de las Pymes no deben estar en
manos de Bienestar. Afortunadamente el rescate de la Economía Moral no
solamente favorecerá con el crédito a la
palabra a ese millón de mexicanos afectados por la pandemia, sino que también
se verán favorecidos otros millones como
el de los empleados públicos que obtendrán del ISSSTE préstamos al interés más
bajo del país, con mayores montos y que inclusive Luis Antonio Ramírez Pineda,
ejemplificó al sistema bancario nacional con quitas a los adultos mayores para
que sus hipotecas queden saldadas y no tengan que seguir viviendo en el miedo
de perder su único bien inmueble. La Cuarta Transformación ha puesto el
ejemplo, por el lado del sector privado solamente se obtienen engaños como lo
está haciendo la Asociación de Bancos con sus clientes o las cámaras
empresariales exigentes en Palacio Nacional pero moralmente insolventes para
rescatar a sus agremiados. El presidente López Obrador sigue esperando del
líder del CCE la Cartilla Moral de los Empresarios, prometida hace largo rato, cumpliendo
Salazar Lomelín esa palabra que distingue a los señores del capital y que no
los hace monedas de oro en el acervo exaltado por el Primer Mandatario cuando
dijo “que la riqueza mayor de México es la honestidad de su pueblo.”