Vladimir
Rothschuh
El doctor Leonardo Lomelí,salió de sus vacaciones sagradas, para comprometer la investidura del rectorado debido a que la figura de la máxima autoridad de la UNAM tomó partido en un foro universitario sobre la reforma judicial que hará electos a los impartidores de justicia. El Rector de la UNAM es la máxima autoridad de los universitarios, asume pluralidad, representa las ideas diversas, alejado del sectarismo aparta su ideología, se aleja del prejuicio y es el facilitador de ese universo poliédrico. Un Rector no se quita la cachucha de Puma cuando se baña, no se retira la camiseta unamita cuando duerme, es autoridad día y noche, las expresiones de sus catedráticos e investigadores, en cambio, rayan la ligereza del particularismo. El Rector debió introducir en el foro la toleracia en el debate de ideas y alejarse de asumir una de las actitudes que han identificado al conservadurismo político pertrechado en la SCJN a través de la ministra Piña, como lo fue en algún momento el INE con Lorenzo Córdova ahora refugiado en Investigaciones Jurídicas. La negativa de Lomelí no habla de su autonomía sino de su dependencia a la posdemocracia que ha hecho a Jurídicas un refugio no del libre pensamiento sino del compromiso de actores políticos de sexenios pasados y recientes. Posiblemente el rector Lomelí haya entreverado la autonomía de la UNAM con la del Poder Judicial, ciertamente que tampoco en la Máxima Casa de Estudios hay democracia eligiendo a sus autoridades por la vía popular, tampoco un órgano disciplinario responde a los infinitos reclamos universitarios, ya no se diga los emolumentos. Alguien convenció al doctor Lomelí que luego de la democratización del Poder Judicial y de la achicada de los millonarios sueldos, seguiría la Máxima Casa de Estudios, suspicacias erigidas en decretos para atraer lo que se teme. Una consulta universitaria sobre la reforma judicial sería desemejante a lo que opina el Rector Lomelí y ahí está el dilema del autonomismo que no mantuvo la máxima autoridad universitaria al tomar partido por lo que creen los investigadores de jurídicas, pero no lo que opina el grueso de la UNAM. El Rector es un facilitador universitario y representa a todos los alumnos, mentores, investigadores y trabajadores. Señalarlo obliga a interrogar si esa totalidad unamita se cree representada en lo que digan quienes no son electos.