LOPEZ OBRADOR: REFORMAS DE CINCO SIGLOS

 




Por Vladimir Rothschuh


Las herencias del  partido de Estado y las acciones neoliberales serán enmendadas por un paquete de reformas anunciado por el presidente López Obrador en el aniversario de nuestra Carta Magna. Las enmiendas apuntan a ajustar las desviaciones, excesos, tribulaciones y eufemismos de nuestra democracia mexicana, su Estado y su Pueblo. El principio de estas reformas radica en el extinto partido de mayoritario que  alargó su permanencia como el ogro filantrópico que otorgaba migajas electorales a una oposición necesaria para su dictablanda. Nuestra larga tradición novohispana, independentista, liberal, conservadora, dictatorial, revolucionaria y tecnócrata, traza este mapa que ahora redibuja  el presidente López Obrador.  En ese altruismo corporativo reside la pluralidad legislativa a cuenta gotas, graduada luego con  el INE desde Gobernación como IFE y que institucionalizó el  reparto de dinero y curules a sus opositores, llegando a tener sobrerrepresentación de diputados y senadores, nuevos congresos y nuevas entidades tal sucede  en la capital del país. El progresismo democrático saltó de curules a alcaldías a gubernaturas hasta alcanzar la Presidencia de la República. La alternancia y transición en el poder político se tranzó,  incumpliendo los partidos sus funciones. Es lo que José Rubén Romero denominó "Cuando engorda el Quijote", refiriéndose a los ideales traicionados por los herederos de la Revolución Mexicana. El sistema de partidos tutelado por el IFE/INE se sumó a esa abyección de ideales conformando una partidocracia parasitaria del dinero del pueblo. Aumentaron prebendas  financieras, ejércitos burocráticos, seudo partidos,  posverdades ideológicas y cuasi líderes políticos, en suma, una proxeneta partidocracia.  El partido de Estado confiaba, como nuestra historia nacional, en el maiceo de sus adversarios institucionales ya de derecha, ya de izquierda. Los nuevos Científicos neoliberales que privatizaron todo, dejaron intacto el paradigma del INE, replicándolo. Este modelo lo extendieron a la CNDH, INAI, CRE, SCJN, Senado, CNDH, COFECE, IFT,  para refugiar a sus amigos, entenados, concubinas,  familiares y claque política. Aquel Estado mínimo thatcherista que les indujo a obsequiar a sus testaferros los bienes del pueblo para que al fin México se modernizara y escalara el primer mundo, mereció para muy poco, porque el gen corporativista del Partido de Estado y de nuestra historia, pervivía como idiosincrasia nativa. Si no había nada más qué saquear quedaba la audacia de añadirle al Estado sobrecargas de burocracias doradas en los denominados organismos autónomos, alcanzando su prostitución con Felipe Calderón que fue más allá, negándose a abandonar el poder público, instalando a sus cuates a perpetuidad  con su malévolo servicio civil de carrera. El presidente López Obrador cree que es enmendable el curso desviado desde Juárez, Madero y Cárdenas a través de un paquete de reformas al Poder Judicial, Legislativo y de la rama ejecutiva: impartidores de justicia electos, achicar la sobrerrepresentación parlamentaria y extinguir, entre otros, las duplicadas actividades de los organismos autónomos. Estás reformas en perspectiva transformadora,  atraerán sobriedad y decoro en la simetría del Estado y del Pueblo.  Dichas iniciativas tocan los muchos intereses de partidos, camarillas, facciones y grupos enquistados en el dinero de los mexicanos, alegando entre ellos, razones  indecorosas a favor de su statu quo.