Vladimir Rothschuh
Amor con amor se paga es
la sentencia cristiana que el presidente López Obrador invoca de vez con vez
cuando la gratitud del Pueblo se expresa en el espejo de obsidiana. Amor con
amor se paga era el badajo como el latido de bronce de la Iglesia de México hoy
18 de febrero desde el corazón del Zócalo de la CDMX: muchas gracias presidente
López Obrador, decían los carrillones metropolitanos, por restituirnos miles de
templos que los falsos políticos de golpe en pecho, ignoraron y abandonaron
luego de los sismos del 2017. Son 2,340 santuarios que hoy están en pie con una
inversión de diez mil millones de pesos, como otra obligación moral de López
Obrador con los mexicanos de la fe cristiana y católica. Esta fe dio gratitudes tañendo los bronces de la Catedral
Metropolitana, mientras el orador del inframundo de la corrupta democracia, hacía
ceremonia en monserga conservadora para regresar a 1988 y 2006 cuando
instauraron “nuestra democracia”. Amor con amor se paga es la respuesta del
clero católico redoblando las campanas por el sepelio de “nuestra democracia”
vacía de pueblo, de sentimientos, de solidaridad cuyo estertor pide sostener lo
insostenible del procaz reformismo neoliberal. Arqueaban las campanas pagando
con amor los gestos amorosos del presidente López Obrador que regresaba en ese
mismo instante en Tlaxcala y en Puebla, el patrimonio cultural rehabilitado en
sus templos religiosos dañados menos por los sismos que por la cruel abulia tecnócrata.
Sin un Primer Mandatario apasionado de la historia nacional habría sido
imposible encontrarle valor cultural a esta cruzada de rehabilitación del patrimonio virreinal y
que ha generado confianza internacional para repatriar miles de bienes. Chiapas, Ciudad de México, Estado de México,
Guerrero, Morelos, Oaxaca, como Tlaxcala y Puebla, también sufrieron esa
doble catástrofe en el 2017 para que la justicia divina llevara de la mano
siete años después su formidable reconstrucción acompañada por autoridades,
clérigos, feligreses, arquitectos y obreros. En esa rehabilitación emergieron
obras virreinales de incalculable valor artístico permitiéndole a Alejandra
Frausto abrir museos de sitio ahí mismo o devolverlas al seno redivivo del
estuco como las figuras protectoras asomadas en las altas torres de la Catedral
Metropolitana de la CDMX. ¿Fueron estos ídolos posesos los que apagaron el
vacuo discurso de la procacidad de la
democracia zombi? Amor con amor se paga fue declarado públicamente por la
Iglesia de México a su Jefe de Estado. Hoy 18 de febrero de 2024 el
conservadurismo se ha quedado sin cruz, sin iglesia, sin altar, sin púlpito y
lo más grave, sin santos óleos penando en el limbo. Amor con amor se paga.