*Revocación de mandato
*El miedo a triunfar
*Autoritarismo senatorial
*Gobernantes platinos
VLADIMIR ROTHSCHUH
La Gira del Agradecimiento era
previsible decantara en una malinterpretación del Presidente electo como un
Mesías mundano resolviendo las necesidades, problemas y abulias de un pueblo que
no se ayuda a sí mismo para que el Presidente se erija en la figura facilitadora
del desarrollo público. Las romerías en la Casa de la Transición expresan que
siguen viendo ese espacio como la Casa de Campaña. Con cinco billones y medio
de presupuesto global, más las reingenierías burocráticas y de gobierno, más la
medianía salarial, López Obrador está acotado en el gasto. Pero cómo explicarle
a los que de buena y de mala leche le piden al Presidente electo que convierta
las piedras en harina de trigo sin hacerles entender la parábola de la
bancarrota. ¿O es que hace falta que Jesús Ramírez Cuevas explique lo que Amlo
quiso decir? La imagen del Presidente de la República no ha variado por los
siglos de los siglos y eso que al norte del país el Tlatoani no es un personaje
de sus raíces para identificarlo con el Jefe de Estado, sin embargo, López
Obrador encontró en esta Gira del Agradecimiento la dejadez popular y política
por hacer al inquilino de Palacio Nacional el origen de los bienes o males de
cada hogar, familia y ciudadano. Por cultura, en México nadie está para ayudar
al Presidente de la República, más grave aún, para ayudar al prójimo porque
desde el más pobre hasta el más rico la postal permanece intacta: ninguno está
dispuesto a dar para recibir. En la Eurocrisis los billonarios alemanes se
reunieron con Merkel para soltarle todo el dinero que necesitara en la
emergencia económica. Aquí los del CCE se juntaron con Amlo a ver qué les iba a
dar y allá Echevarría le pidió más lana. Quizá la Cuarta Transformación se
arrogue el verdadero cambio que urge como Nación por medio de la Constitución
Moral: reconstruir en cada mexicano la autoconfianza y la autoestima para conquistar
sus sueños, anhelos, objetivos y que dejen de convertir al Presidente de la
República en el fetiche de sus miedos y fracasos. Ahora sí, esta es la tarea de
Ramírez Cuevas con la Cartilla, más que moral, de la Autoconfianza.
Los términos de la Revocación de
Mandato expuestos por los legisladores morenos apuntan al Ejecutivo Federal y
estatales. Por ningún lado involucra la parte sustancial del tejido social
inmediato a través de los alcaldes y no en menor grado a los legisladores. Perder piso es un fenómeno común una vez
alcanzado el cargo de representación popular, de ahí emana la exigencia de
décadas que obligue a los diputados, senadores, alcaldes, gobernadores y Jefe
de Estado a mantener el flujo vinculatorio con el pueblo. La reelección
inmediata de los legisladores y ediles es un paso en falso contra el origen del
Estado Nacional en la Tercera Transformación y para esos excesos los
legisladores de Morena se han vacunado manteniéndose al margen de la Revocación
de Mandato. Más trascendentes para la democracia son los periodos breves de
representación popular y la cancelación a un relanzamiento tal sucede con el
saltimbanquismo que ha hecho de la política un botín partidocrático pues si se
agotan las secuencias para brincar de edil, a diputado o senador o gobernador,
el subsiguiente paso es cambiar de camiseta partidaria en segundos. Morena es
preclaro ejemplo de la pepena que lo tiene albergando contra sí la
diversidad de intereses e ideologías contradictorias en una emulsión envenenada
cuando dentro de tres años se agote a los polizontes políticos su crédito
moreno. La democracia mexicana está enferma, políticos, partidos e instituciones
electorales han abonado su desnaturalización. La Cuarta Transformación Nacional
debería refundar los cimientos democráticos del país si es que puede
conseguirlo con los enemigos de la democracia que sustentan su movimiento:
revocación de mandato, inmunidad, juicio político, mandatos breves, salarios
republicanos, permanencia mínima en un partido, chapulineo, movilización y ascenso de cuadros jóvenes,
subsidios, burocracias electorales, son el coctel que ningún actor político
profesional querrá ingerir.
Cuando Ricardo Monreal anunció que sería el contrapeso del poder unipersonal parecía orientar el equilibrio de Poderes coordinando la bancada pejista en el Senado. Por siempre los coordinadores parlamentarios del partido en el gobierno acompañaban las iniciativas y decisiones del Presidente de la República. Con Monreal las decisiones unipersonales provienen de su lado por no soportar el proyecto de país que López Obrador proyecta en la reconciliación nacional. La revuelta de senadores morenos sigue encrespada con el caso de Rosario Robles pues pese a la instrucción del Presidente electo para mirar al futuro y dejar atrás el odio, venganza que congela el porvenir en estatua salobre, la bancada azuzada por Monreal se empecina en crear la Comisión que prometió el zacatecano para juzgar y meter a la cárcel a la futura extitular de Sedatu poniendo en jaque a Meyer Falcón. El Presidente electo sacó a Santiago Nieto de los prospectos a la Fiscalía General de la República por sus problemas personales con el peñanietismo, lo que no previó Amlo fueron los conflictos de interés de quien haría coordinador de los senadores morenos. Cada vez que López Obrador menciona el perdón y la reconciliación lo hace en primera persona, imposible gobernar un país con odios y con pleitos, no fueron en vano esas dos décadas de campaña porque el Peje de finales de siglo no es el de este siglo. ¿Pero dónde se extraviaron sus acompañantes de travesía política para quedarse atrapados en el resentimiento? El contrapeso prometido por Monreal a López Obrador es la consolidación de los negativos que identificaron al populismo, afortunadamente ahí está Batres para relevarlo.
El único gobernador ad hoc con
el Presidente electo es el platinado Alfredo del Mazo. Brillaban las cabelleras
del electo y el estatal bajo el sol de
la Primera Transformación Nacional tras el solarium de la Cuarta. La No-Primera
Dama, Beatriz Gutiérrez Müller y la no-maestra Delfina con alta civilidad pese a
la derrota de ésta ante Fito, asentaron en el Monte de las Cruces la nueva vida
republicana de un México irredento que no quiere paz, reconciliación, perdón,
olvido, sino sangre, fuego, guillotinas, odios, cárcel y venganzas. La Primera,
la Segunda, la Tercera, Transformaciones fueron de alguna manera fáciles
fomentando las diferencias entre compatriotas.