Vladimir
Rothschuh
El asesinato de Madero y el injerencismo del embajador Wilson, lo vacunó la presidenta Sheinbaum en el embajador Johnson, cuando éste no mantuvo el decoro diplomático de placearse entre la ultra derecha mexicana apenas pisando suelo nacional. La carrera militar del representante de Trump cabecea sus actos bajo un escenario llamativo en su arribo a Palacio Nacional: la tragedia del Buque Escuela en el Brooklyn y el asesinato de dos colaboradores políticos de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. La presidenta Sheinbaum que ciñe la agenda binacional bajo los principios de no subordinación hizo un poco de historia con el proconsulado en el contexto coyuntural de lo que hace más de un siglo sucedió con Pino Suárez y lo que ayer día aconteció a unas cuadras de Tlalpan con aquel golpismo fomentado por el embajador Wilson. Y no es que la especulación sea un pasatiempo político exclusivo de México sino que emplaya la política norteamericana, como el atentado de Trump en campaña donde salió como un héroe y que en la inmediatez de la ejecución de los colaboradores de Brugada, Estados Unidos ya reclama la sede de la inauguración de la Copa Mundial de Futbol porque la CDMX es insegura. La primera persona en hacer llamados a no especular ha sido la presidenta Sheinbaum, su manera de atender y resolver su agenda, le ha permitido avanzar sin sobresaltos en la conducción nacional. Así como convocó a no especular con el asesinato de los colaboradores de Clara Brugada, también hizo una apelación para no suponer con la tragedia en Brooklyn, porque de todo lo dicho contra la Marina Armada de México resultó falso y lo mismo ha de ocurrir con la infinidad de hipótesis de medios y redes sociales que conjeturan sobre la ejecución de los colaboradores de la Jefa de Gobierno y que envuelven en sus teorías desde lo caótico del complot hasta lo más llano de los celos. De todo lo expresado sobre el Buque Escuela nada escapó de la presunción recalcando el entramado de los norteamericanos que conducían la maniobra del Buque Escuela, hasta haberse ignorado las alertas de auxilio. Las cartas credenciales del embajador Johnson las enmarcó la presidenta Sheinbaum en la agenda común de comercio, migración y seguridad; entre ella y el presidente Trump se derrumbaron todos los escenarios adversos de los conservadores de ambos países, asumiendo la Presidenta de México un perfil global inaudito de cara a la crisis mundial arancelaria. Las constantes pláticas telefónicas entre Sheinbaum y Trump validaron la pausa entre Palacio Nacional y la Embajada de USA en México y no porque Ken Salazar haya sido representante de Biden. El mismo rol persistirá con Ron Johnson mientras Trump y Sheinbaum eternicen su entendimiento; pero ¿hasta qué punto el ex boina verde querrá asumir el papel de turista visitando capillas y monasterios virreinales cuando le juró a la ultraderecha totonaca ser su aliado los próximos años?