Vladimir
Rothschuh
En
una Celac furiosa, ciega, perturbada e irredenta, la Presidenta de México
navegó como un acorazado en esos sentimientos latinoamericanos que culpan al
Presidente de Estados Unidos de las migraciones y de los aranceles. Petro,
Arévalo, Castro, Díaz Canel, Arce, Lula,
se volcaron en juicios sumarios contra Donald Trump haciéndolo responsable
de la pobreza, narcotráfico y el brutal subdesarrollo en sus países. La mandataria mexicana se
plantó ante todos ellos y en voz fuerte para ser escuchada más allá de
Honduras, destacó las fortalezas de una Latinoamérica unida al contar con 663
millones de personas jóvenes, un producto interior bruto (PIB) de 6,6 trillones
de dólares y ser la principal región del mundo exportadora neta de
alimentos. Todas son fortalezas que propuso sumar la presidenta Sheinbaum, al bloque
comercial de México, Estados Unidos y Canadá hasta alcanzar una prosperidad que
compartida permita a los pueblos vivir su vida, su paz y su felicidad ahí donde
nacieron. La giganta mexicana habló tan fuerte que ensordeció a la Celac ante la
puerilidad política de acusar a Donald Trump de las redadas masivas que
criminalizan lo que todos ellos hacen primeramente al no crear bienestar y
menos obligaciones públicas hacia sus desposeídos. Vivir de las remesas fue
hasta hace unas décadas sinónimo de agravio para las clases gobernantes, pero
el cinismo se amplió y comenzaron esos
políticos a sumar al PIB de sus naciones los dólares que sus migrantes enviaban
a sus familiares. Una verdadera vergüenza situar junto a la productividad de
dichas economías como la cúspide de sus negocios, esos miles de millones de
dólares de las remesas, siendo espejo de
la abyección política que empujó a sus ciudadanos a migrar sin papeles y muchos
morir en el intento de llegar a cumplir el sueño de los gringos, no el suyo. La
demagogia es la peor enfermedad de la Celac que cobija la ineptitud de sus
gobiernos incapaces de generar polos de desarrollo que fomenten bienestar
social en sus pueblos. Ante dichas conductas gubernativas, la presidenta Sheinbaum
formuló a todos los miembros de la Celac, reunirse nuevamente en una Cumbre de
toda América para ampliar los criterios compartidos en comercio, educación, ciencia, desarrollo
tecnológico, energías limpias y conservación de la biodiversidad. A muchos la
llegada del magnate y los superricos a la Washington encarna la oportunidad
para envolverse en los trapos coloridos del chauvinismo; para la Presidenta de
México, es la circunstancia de crear prosperidad y compartirla con su pueblo
que la califica cercana al 90% de aprobación pública y que globalmente, es
decir más allá de la Celac, la tilda de la mejor Jefa de Estado del planeta.