Vladimir Rothschuh
Tortillerías comunitarias, autoconsumo de maíz criollo,
fomento a los productores de milpas y prohibición de transgénicos, son acciones de Clara Brugada que convergen con
el Programa para la Producción del Autoconsumo echado a andar por el presidente
López Obrador y por la presidenta Sheinbaum.
El utopismo de Brugada a sus cien días de buen gobierno, acuña sus
trabajos en estos tres meses de transformaciones en la CDMX: a la creativa
Mercomuna se han ido añadiendo nuevas providencias a favor del pueblo, como
Agua Bienestar y más recientemente, las tortillerías comunitarias. La estrategia
social de Brugada va en sentido inverso de las acciones neoliberales que
dañaron la economía popular cuando Salinas mató al ejido y abrió brecha para
que el prianismo liberara el precio de la tortilla, entregara el agua a las
transnacionales, fomentara los transgénicos y la leche Conasupo dejara de formar parte de
la canasta básica de los mexicanos. Contra todas esas execraciones sociales,
Santa Clarita como suelen llamarla los pobres de la CDMX, ha metido reversa en
ese legado inhumano de los tecnócratas conservadores. Las tortillerías
comunitarias iniciarán en las alcaldías con suelo de conservación donde los
productores rurales generan tres mil quinientas toneladas de nueve especies de
maíz nativo, libres de Glifosato y mutaciones de laboratorio. Las acciones de
Santa Clarita, despegan sobre el primer piso transformador de la presidenta
Sheinbaum que como Jefa de Gobierno aumentó el suelo rural para producir maíz
blanco y aumentó de mil 200 productores a tres mil el número de todos ellos,
con inversiones de 5 mil millones a través de Corena en los programas Bienestar
para el Campo, Sembrando Vida y Bienestar para el Bosque, conforme la
perspectiva lopezobradorista de animar el autoconsumo de especies nativas. El
segundo piso transformador de Brugada lo
tildó Julia Álvarez Icaza “Red Centli” para realizar prácticas agroecológicas y
organizar a los agricultores de suelo de
conservación apuntando a elevar sus
cosechas, comercializarlas a precios justos, sumando otras estrategias como las
Ferias de Agrodiversidad, Ferias del Maíz y las innovadoras rutas
turísticas de Alejandra Frausto en alianza con restauranteros. Sin maíz no
hay país, define una larga lucha social y política detallada por Brugada en el
reciente foro con ejidatarios para construir el Plan Nacional de Desarrollo de
la presidenta Sheinbaum, incorporándose a su reforma constitucional contra los
transgénicos, este decreto capitalino a favor de las nueve especies de maíz
mexicano.