LA DERROTA ES HUÉRFANA




RACISMO NORTEÑO

ANIMALES, NO

DIPLOMACIA MORAL

 

Por Vladimir Rothschuh

 

Diciembre es el mes más cruel para los rarámuris en la Sierra Tarahumara. En estas fechas de hambre, frío y abandono porfirista, la presidenta Sheinbaum llegó al corazón de Guasachique, Repechique y Urique,  a reponer  tierras usurpadas por la oligarquía heredera del racismo espantoso de los Terrazas, los Creel, los Baeza y los  Ronquillo. Se manifestó la Presidenta de México a favor de los pueblos originarios y en contra del despojo a sus tierras resarciendo la 4T, lo que históricamente se les había quitado. Ahí donde acababa la civilización para el Ulises Criollo, poco o nada ha cambiado pero algo se ha mantenido en el decoro de la resistencia de los rarámuris: “Sobre todo con dignidad, porque lo que nos enseñan los pueblos originarios, reiteró la presidenta Sheinbaum, es que la dignidad profunda del pueblo de México se encuentra aquí, en la sierra Tarahumara, y en cada lugar donde existe un pueblo originario que conserva, que resiste y que nos recuerda que México es lo que es, gracias a ellos”...  El canciller Juan Ramón de la Fuente diplomáticamente leyó la cartilla moral de la 4T a la red consular mexicana y al embajador en Estados Unidos: una sola voz, un solo discurso, un mismo acompañamiento legal a todos los connacionales que corran riesgo ante las deportaciones masivas de Trump. Ser cónsul o ser embajador no es un premio a la vagancia y a la frivolidad, menos es despilfarrar el presupuesto de esos connacionales que pagan sus salarios con cada remesa. La buena diplomacia mexicana exaltada por el canciller De la Fuente, no fue ceñida a la Doctrina Estrada, se remontó a nuestros primeros liberales cuyos valores fueron menospreciados por los tecnócratas y hoy la presidenta Sheinbaum rescata de los extravíos releyendo esa Cartilla Moral a los extraviados de la pachanga del MUNAL. ¿Cuántos cónsules conocen a las comunidades mexicanas en sus territorios norteamericanos, comparten sus luchas y sus sueños? Y no vayamos lejos: ¿cuántos de esos diplomáticos hablan fluidamente el inglés o pecan de excelencia ante las legislaciones que atañen a los derechos de nuestros migrantes? El bluff preindustrial del  discurso de Trump, ofrece al canciller De la Fuente  la mejor coyuntura en Relaciones Exteriores dignificando el decoro de nuestra diplomacia... Las derrotas son huérfanas, ningún funcionario de Economía y Agricultura dio la cara ante el fallo ridículo a favor del maíz transgénico. En la distancia de Palenque el presidente López Obrador otea la debacle de los fifís y fantoches que se hicieron pasar como aliados suyos y ahora se ocultan haciéndose guajes con el cientificismo de que el maíz forrajero amarillo africano con el que Raúl Salinas enfermó a generaciones, es benéfico para consumo de los mexicanos. ¡No somos animales del patio trasero para consumir el grano forrajero de los rancheros gringos! Nos inundan con sus armas, con sus adicciones, sus Coca-Colas, sus químicos seudoalimenticios y además, con transgénicos. Para Alex Svarch representa volver a redimensionar el etiquetado sobre los alimentos chatarra, añadiendo al libre arbitrio de los mexicanos, si desean ingerir transgénicos con los edulcorantes, emulsificantes y colorantes del  maíz amarillo. La lucha de Rius, no acaba; la del presidente López Obrador, menos.