Vladimir Rothschuh
También hijo de
exiliados, Julio Berdegué, se comprometió ante la presidenta Sheinbaum y ante
el pueblo, a que pronto tendremos maíz blanco para todos, sacará de la pobreza
a dos millones de jornaleros y pondrá fin al cambio climático en el campo. Como
hijo de españoles tiene presente el doctor Berdegué la transformación del agro virreinal
en el siglo XVI con las tecnologías importadas de Europa para cultivar caña de
azúcar, trigo, café y extender el pastoreo de reses; fue a partir de este
encuentro de dos mundos que los mexicanos dejaron de ser vegetarianos y a
padecer problemas de explotación laboral, hambres y contrariedades sanitarias
como caries, obesidad, alopecia, artritis, prostatitis, gota, flebitis y
piedras en los riñones entre otros. Los cronistas franciscanos detallaron el
listado de nuevas enfermedades producto del cambio alimenticio y climático
porque la tala de bosques para la industria de la cal, minera y de construcción,
desertificaron el altiplano y multiplicaron dolencias pulmonares. Las cinco mal
llamadas enfermedades que desangran el presupuesto nacional y que atienden Martí Batres, Zoé Robledo, Kershenobich y Svarch, como son cáncer, obesidad, diabetes,
infartos e hipertensión, representan la herencia alimenticia virreinal. Luego de cinco siglos los mexicanos seguimos
teniendo salud deficiente por el modelo alimentario español y la explotación feudal jornalera empobrece el
agro, temas que la presidenta Sheinbaum tiene vigentes en su demanda de perdón a la
Corona Española por sus crímenes de lesa humanidad cometidos en México y
América. El doctor Berdegué también es víctima de los crímenes españoles de
lesa humanidad pues forma parte de las familias que huyeron del franquismo y
Lázaro Cárdenas les abrió las puertas de México. La presidenta Sheinbaum ve en
su secretario de agricultura el modelo de superación intelectual puesto hoy al
servicio de la patria y exigencia de siglos, porque México fue la principal fuente alimenticia del mundo desde
1658 hasta 1890, periodo global de crecimiento acelerado poblacional gracias a
los alimentos virreinales. Hoy México debe importar lo que comemos, luchar
contra las industrias alimenticias y farmacéuticas, bogando entre claroscuros
sexenales. Los liberales emprendieron
reformas para acabar con el modelo borbónico y los revolucionarios corrigieron
las desviaciones liberales del positivismo, Cárdenas repartió la tierra y
Carlos Salinas mató el legado zapatista del ejido. Frente a este horizonte, el Segundo
Piso de la Cuarta Transformación habrá de revisar la contrarreforma agraria que
el neoliberalismo emprendió bajo el
argumento de la disfuncionalidad parcelaria como hizo con Telmex, con
Nitrogenados, Ferrocarriles, Astilleros, con la CFE y SME, con la Banca y todas
las empresas del pueblo que malversó. La
tarea que el doctor Berdegué se echó en hombros es mayúscula y si la presidenta
Sheinbaum le tiene fe, hay que compartir dicha esperanza de un agro próspero.