BASTÓN DE MANDO FEMINISTA

  



 

Vladimir Rothschuh

 

El presidente López Obrador entregó el bastón de mando a Sheinbaum en las entrañas del templo mayor con todas las significaciones históricas de la transmisión del poder. Las mujeres de Morena se apersonaron esta semana con la Presidenta Electa a entregarle ahora el bastón feminista de mando a unas horas de la segunda promoción de su Gabinete Federal, pedían  espacios dentro de su futuro gobierno con M de Mujer y de México. La senadora Sánchez Cordero fue la vocera de “llegamos todas” pues desde Gobernación extendió la variable de que una mujer podía ser Presidenta de la República, obviamente ella como Jefa del Gabinete. Su carácter le generó conflictos con Tatiana Clouthier, Alejandro Encinas y Zoé Robledo, la hija del Maquío puso su sello renunciando a Bucareli; el hijo del exgobernador chiapaneco Eduardo Robledo, no alcanzó remover a Sánchez Cordero pero el presidente López Obrador lo puso al frente del nuevo sistema de salud nórdico. Encinas fue el único que se mantuvo de subsecretario hasta que Adán Augusto rompió el hechizo como hombre de confianza del presidente López Obrador enfilándose a la candidatura presidencial y distrayendo la guerra sucia y cruel del fuego amigo contra Claudia Sheinbaum que incluía la violencia del falso feminismo. La senadora Sánchez Cordero mantuvo su eslogan de que eran tiempos de una mujer para la Presidencia de la República y esa mujer no podía ser otra que Claudia Sheinbaum.  La Presidenta Electa tomó el bastón feminista y enumeró sus propuestas para elevar la calidad de vida de las mexicanas, erradicar la violencia, vivir sin miedo y el jueves mantuvo su posición indeclinable de paridad de género anunciando 3 de 3 en la segunda camada gabinetal como lo había hecho en la primera, ratificando los perfiles técnicos de sus colaboradores: Luz Elena González, Raquel Buenrostro y Elena Vega se sumaron a Rosaura Ruiz, Ernestina Godoy y Alicia Bárcena. El feminismo es un término en el que se cobijaron los grupos morenos que anhelaban suceder al presidente López Obrador, usaron de pretexto la sucesión a la gubernatura de Guerrero donde la pareja Ackerman-Sandoval junto con los demás “tapados” del Gabinete y Legislativo, reclamaban derechos a través de una vía que añadió la histórica complicidad panista y priísta experimentada en los magnicidios de El Maquío y de Colosio. El feminismo asumió tintes lamentables cuestionados por el presidente López Obrador, las mujeres que en su mayoría simbolizaban su Gabinete y el elevado número de ellas en las gubernaturas. La Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, entonces separó el feminismo adjetivable porque no hay violencia buena de género, raza, religión y mucho menos política. Al primer gobierno nacional de mujeres que presidía López Obrador, el falso feminismo no esgrimió razones sino violencia, de ahí que sea complejo exigirle a la primer mujer que acaba con 300 años de machismo colonial y 200 republicanos, que sea “feminista” habiendo establecido un back ground  desde la ciencia y una administración en la ciudad de México para fortalecer la equidad, la igualdad, la justicia y la paridad de géneros.