*Cultura protege a los creadores
*Vacuna moral contra la pandemia
*Blindaje a la informalidad artística
*Ventiladores y bioética
VLADIMIR ROTHSCHUH
A la gira del presidente López
Obrador por el sureste bien llegaron los subsidios para el sector informal de
la cultura que Alejandra Frausto negoció con los miembros de la Conago, son 320
millones de pesos a favor de los artistas y artesanos afectados por la
pandemia. El presidente López Obrador ha mencionado que el Tren Maya no
solamente son rieles, vagones y locomotoras, la obra estrella del sureste viene
acompañada de los programas Sembrando Vida, mejoramiento urbano, becarización
para jóvenes, apoyos a adultos mayores, inversión agrícola y acuícola como el
programa de fertilizantes. Y mientras inauguraba el presidente López Obrador los
tramos del Tren Maya, Alejandra Frausto negociaba con la Conago ese
respaldo millonario para otro de los sectores informales que integran los
artesanos y artistas que dependen de su trabajo diario y no están inscritos en
ninguna formalidad por su naturaleza independiente. Identificó la Secretaria de
Cultura a los creadores en un régimen informal, añadiendo un perfil al que Gramsci
innovó en su tiempo cuando acertó desclasificando de los estamentos sociales a
los creadores, Gramsci los denominó ‘desclasados’ y en esta pandemia Frausto
los llama ‘informales’. Reconociendo el Gobierno de México a través de
Cultura a los creadores como sector económico vulnerable, los 320 mdp son apeos
que se suman a los de ‘Contigo en la Distancia’ donde recibieron pagas por ‘entretener
culturalmente’ a las familias mexicanas bajo cuarentena. Frausto como el presidente
López Obrador, aguarda que los Gobernadores hagan buen uso de esos 320 millones
de pesos dispersándolos en las comunidades culturales de sus estados y que
lleguen a los creadores, sin que se extravíen como era el uso y costumbre del
pasado. El intermediarismo ha sido una
pandemia nacional y ha corrido con acierto el presidente López Obrador
entregando directamente los fertilizantes a los productores rurales,
concluyendo las estancias infantiles de zaguán, finiquitando el Seguro Popular
y cancelando los fideicomisos que no rendían cuenta del dinero público. En la
medida que Frausto divulgue entre los creadores de los estados que vía
Gobernadores tienen dinero para cubrir las afectaciones financieras de la
pandemia, se evitará el mal uso que puedan dar los miembros de la Conago a un
dinero que no es suyo. La riqueza del sureste mexicano se acompaña de sus
creadores, el presidente López Obrador puede añadir a la estrategia de la
Economía Moral los respaldos financieros que Alejandra Frausto diseñó para el
grueso informal del sector cultura.
La conducta moral del presidente
López Obrador es el mayor referente para su gobierno, así lo reconoció el INEGI
en su evaluación de la corrupción reducida a la mitad en el Gobierno Federal en comparación
con los gobiernos neoliberales. La ejemplificación ética del Primer Mandatario
cunde en el equipo de Jorge Alcocer cuando José Luis Alomía, director de
Epidemiología de la Secretaría de Salud, refrendó un dato que el sistema de
salud nacional y las mafias farmacéuticas escondieron décadas atrás en su
beneficio: los intubados tienen pocas probabilidades de vida. Es un evento
moral de enorme magnitud que el director de Epidemiología de la Secretaría de
Salud confirmara que más del 70% de los intubados en esta pandemia no
sobrevivieron. A nivel internacional los indicadores son más altos y rondan en el
95%. En la recta última del aplanado de la cuarentena, la Nueva Normalidad
arroja datos positivos en el nuevo sistema de salud federal de la 4T, con ese
reconocimiento público de José Luis Alomía sobre la industria criminal de las
farmacéuticas, pues a ello hay que añadirle el dato bioético del doctor Jorge
Alcocer al promover la Cloroquina para atajar tempranamente las afecciones del
Covid-19 y a lo que se ahora se une tardíamente la OMS con sus fatuos estudios
sobre el derivado de la corteza del árbol de Quina. En el sureste mexicano que
recorre ahora mismo el presidente López Obrador en la ruta del Tren Maya, los
lugareños se ríen de la pandemia cuando por siglos han luchado con otros virus peores
y que han controlado con herbolaria y pintando sus paredes con el mayor
antibiótico, antiviral y antibacterial y antifungicida como es la cal cruda. Eso
que ahora industrializan como Cloroquina simplemente se extrae del árbol de
Quina con el que las mujeres del trópico ennegrecen sus cabellos, a sus maridos le curan las tiñas y a sus hijos
les matan los piojos. Hay que encomiar la sombra ética del Presidente de México
sobre el equipo de Jorge Alcocer para reconocer públicamente la Secretaría de Salud que los
ventiladores sirven para poca cosa y que es un negocio de las mafias
farmacéuticas con el que el modelo nórdico del INSABI ya no volverá a operar.
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