*Burocracia versus burocracia
*Princesos de la autonomía
*Los tres trenes mayas
*Autoderrotas de la violencia
VLADIMIR ROTHSCHUH
El Tren Maya es la tarea inmediata
que se ha echado encima el presidente López Obrador y dedicará sus energías de
aquí a la consulta el mes entrante, como lo hizo los meses pasados recorriendo
todos los fines de semana los hospitales rurales del IMSS – Bienestar, a los
que deberá volver pronto para ver cómo se han cumplido sus promesas contraídas
de salud, infraestructura, medicinas y médicos para todos. De este nuevo
periplo de giras por el Tren Maya se comprometió el Presidente de México a
hacer una consulta entre las comunidades, siendo que el Gobernador de Chiapas
ya hizo su consulta y resultó bien avalada por sus paisanos. A Diferencia de
Santa Lucía gestada en el conflicto del NAIMC en los terrenos de la clase política
que gobernó México el sexenio pasado y se dedicaron los priístas y salinistas a
meterle frenos por un centenar de amparos, en el Sureste los escenarios son
distintos, los Gobernadores están animados con el Tren Maya, es la primera vez
que el Gobierno Federal voltea a ver esa regiones de abundancia pero de
infinitas pobreza estructuradas por los poderes políticos. Porque el Tren Maya
se compone de tres vertientes: turismo, carga y pasajeros. Tres ámbitos para
tres usos de las vías en fomento al desarrollo regional acorde con el Plan
Marshall mesoamericano, no es simplemente la construcción de una endemoniada
Bestia con sus lacerantes expresiones de pobreza. Voltear la mirada presidencial
al sur y sureste de México no es solamente una cuestión de origen, es de
justicia social y económica en una nación desarrollada desigualmente en el
norte y centro.
Los enormes despliegues policiales en
Ciudad Universitaria cada vez que se celebra un partido de futbol y las
agresiones violentas cada vez que protestan los ‘universitarios’ frente a
Rectoría, hablan de las dos autonomías en que pendulan la UNAM o que en jerga
juvenil se le dice las dos varas con que el Estado de Derecho se hace guaje
para unos asuntos y para otros hace la charanga. A fechas últimas el concepto
de tolerancia es señalado por las feministas como un oprobio machista que trata
de hacer del derecho una cortesía, emplayando que por tolerancia hay que
respetar la diversidad sexual, que por tolerancia hay que respetar a las
mujeres, habiendo ahí una falsía falocrática, las mujeres tienen derechos y no
están pidiendo migajas de tolerancia; claro está, como los falsos epígonos que
marcharon a Rectoría a exigir el cese del acoso sexual por parte de los
catedráticos siendo que son los profesores los cabecillas de las tomas de edificios
y huelgas en las prepas. Ningún mentor de prepa o catedrático de facultad dio
la cara pero se expresaron en ese burdo anonimato de pasamontañas como el
destilado de la tolerancia autonómica: están a sueldo de la UNAM como lobos de
la Máxima Casa de Estudios. Exigir con
violencia machista la tolerancia mientras se destrozaban murales, bibliotecas y
Rectoría, es la paradoja del infantilismo universitario o prepero: excusar la
violencia por la violencia alegando tolerancia remite a los nuevos derechos de
las mujeres que no admiten ningún favor masculino como antaño sucedía cuando en
nombre de la tolerancia se humillaba a las mujeres con un idiolecto degradante
en su gratuidad. En el índice de sanciones de la UNAM a quienes han abusado en
todas sus formas delicadas o crueles a las mujeres, las que lo encabezan son
mujeres educadas familiarmente en los seudovalores de la deificación del
varoncito princeso. Montar despliegues policiales preventivos como los que regularmente
se hacen en los partidos de futbol en el Estadio de la UNAM, no ofende la
autonomía, hacerlo con los chicos que sirven a intereses ajenos, es agraviar la
autonomía y peor aún es ser in-tolerante con esos jóvenes reflejados en el
culiacanazo conforme ajustaron sus conductas en las tasaciones del Chapito exigiendo
su liberación con sus ataques armados a familias civiles. Consonante a los
nuevos tiempos políticos de la 4T y añejos de tolerancia en la UNAM, la
pirricidad de Culiacán se detalló en la autoderrota criminal cuando el
presidente López Obrador ordenó salvar a las víctimas civiles inocentes en Sinaloa,
decisión que en un comienzo ofendió a los conservadores y que en cuestión de
días acabó venciéndolos como al
narcotráfico auto degradado en Culiacán. El rector Graue celebró a la seguridad
universitaria la contención sin dañar a los que violentaron su propia casa
universitaria, fue el Rector a
contrapelo de quienes rechazan la tolerancia de género porque tienen derechos,
mismos que no son derechos en las epifanías masculinas como el asalto a
Rectoría. Las autonomías universitarias en las tolerancias universitarias se
funden en el crisol de las Poslibertades y sus Posverdades.
La deshumanización de los servicios
es la peor sobrecarga con la que ha tenido que luchar Luis Antonio Ramírez en
el ISSSTE, la actualización con los valores de la 4T que representa la
presidencia de López Obrador ha impulsado a Ramírez Pineda a intervenir
directamente, siendo el más reciente caso, el aguinaldo curiosamente detenido por las
mismas prácticas burocráticas de los trabajadores del ISSSTE. No es extraño que sean los trabajadores
quienes afecten a su clase laboral, es parte de su condición humana pero que a
la hora de exigir es más triste que no recaiga entre ellos la falta de
solidaridad. Ahora que la FSTSE sigue los pasos tardíos del elbismo siguiendo
los pasos de José Narro e intentando sobrevivir en el fenómeno de Romero
Deschamps, las demonizaciones internas del sindicalismo entre los trabajadores
del Estado no mejoran como lo marcó aquel gazapo de que el ISSSTE no pagaría
sus pensiones debido a la falta de recursos. La nueva sistematización con los
pagos estaba generando conflictos cargados a la cibernética como si se tratase
de decisiones independiente de las nuevas tecnologías, circunstancia en la que
debió intervenir Ramírez Pineda con tal de darle calidez a las mecánicas
tecnocráticas implantadas en los pasados sexenios. Concediéndole al presidente
López Obrador la jerarquía no sólo de su autoridad institucional sino altitud
moral de su ejercicio republicano, Ramírez Pineda, facilitó hasta Palacio
Nacional la demanda laboral de los afectados que estaban excluidos del Buen
Fin. Los trabajadores propusieron, el presidente López Obrador dispuso, y
Ramírez Pineda compuso la coyuntura de la burocracia versus burocracia.