Vladimir Rothschuh
La cultura mexicana es femenina. La
matria cual matriz, maternidad y arraigo, es lo que encarna la Presidencia de
México como mujer depurando la institución patriarcal de siglos. La presidenta
Sheinbaum ha declarado a las mexicanas Presidentas y que con ella llegan todas,
en especial las manos y voces que tejen
colores, sonidos y sabores a quienes reconocerá todo el 2025 en cada rincón del país
celebrándolas. Ese reconocimiento cultural decantó en Claudia Curiel la solidaridad presidencial de
emprender durante 2025 una cartelera con el itinerario de danza, tejidos, cine,
teatro, poesía, música y cocina originarias, para concienciar lo nuestro y hasta lo ajeno: Madrid formará
parte de este ciclo cultural como reeducación de siglos por la indebida postura
de Pedro Sánchez y del Rey Felipe, montados en la soberbia de que los excesos
de la conquista y de la colonia no
tienen misericordia suya. La presidenta Sheinbaum sin pausar la relación diplomática
envió a España a Josefina Rodríguez y aprobó la gira de varias gobernadoras en
Fitur Madrid, no obstante ese pendiente
de siglos de dos regiones de la península atadas al mal cristianismo en el que
el Nuevo Mundo, México, simbolizaba la tierra prometida ante la corrupción
religiosa europea de monarcas, Papas, turcos y árabes. Claudia Curiel
sensibilizará a los españoles desde la Casa México, herencia de Alfonso Reyes y
de Ortega y Gasset, con la exposición “Mujeres
mesoamericanas: gobernadoras mexicanas”, cual espejo recuperado en la primera
Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, elevando a la Matria debido a esa
paternidad impostora de España que dijo
descubrir un nuevo mundo cuando en realidad su patriarcado degradó 300 años nuestras
instituciones públicas. Así que subsanar la percepción de dicho legado es poner a las
mexicanas en el centro de la agenda de país y de Latinoamérica: México con más
hermosura que “Venezia” existió antes que “España”. Son cientos de eventos
culturales detallados por Curiel en una cartelera a lo largo de 2025 y que nutrirá
el sentido de Gaia o del arraigo; son pues, las mexicanas las que han seguido
por siglos al lado del fuego o del hogar y hasta el día de hoy cuando cada mujer sigue asumiendo el rol de jefa de
casa y familia, las muchas de las veces abandonadas por el machismo pero
sacando adelante a sus hijos y abuelos. A todas ellas sin colores de piel o de
lenguas, la presidenta Sheinbaum las reconoce universalizándolas en derechos de
salud, vivienda digna, salarios justos, leyes contra la violencia, pensiones
equitativas, sistemas de cuidados, educación transformadora y un sinfín de
derechos de última generación para esas viejas generaciones que han construido
a México con M de Mujer. La cartelera cultural del “Año de la Mujer Indígena” imaginada por la presidenta
Sheinbaum y diseñada por Curiel de Icaza,
disipa primero como nación e historia, la dicotomía cultural entre arte y artesanado y segundo: borra las
fronteras del patriarcado mezquino cuyas migajas fueron tomadas como
generosidad, libertad e igualdades falsas, una vez que las mexicanas lucharon
tras mejores plazas y salarios, abriendo
surco en escuelas y universidades, reclamando derechos políticos en las urnas y
reformando las insensibles leyes.