VLADIMIR ROTHSCHUH
El
primer diálogo circular de la presidenta Sheinbaum manifestó el estilo que
desarrolló a lo largo de su administración capitalina, que como el Elogio de la
ceguera, nadie quiso ver en la Jefa de Gobierno a la futura Presidenta de
México ejercitando el paradigma de su mentor. El desarrollo de la circularidad
lo acentuó en su primera Mañanera, la cromática del nuevo sexenio parecía estar
sostenida ahí desde hacía mucho y Paulina Silva formulaba su mismo desempeño.
La oblicuidad de Palacio Nacional en el Cabildo de la CDMX discurrió por cinco
años a la percepción de todos pero no vista por todos; cuando hoy se corre el telón y ahí está
Claudia Sheinbaum asumiendo el actoraje constitucional de Presidenta, reafirma
lo que había desempeñado aplicadamente bajo la cátedra de su preceptor desde el
edificio contiguo al zócalo capitalino. La política es actoraje, la presidenta
Sheinbaum en su inicial Mañanera actuó espectacular como si siempre
representara la escena conforme el
conceptismo barroco del tablado luciendo una madurez espléndida, cuyo momento
fue un giro magistral respondiendo a la historia inmediata de México y a la de
más larga data del Virreinato: como Jefa del Estado Nacional y por ende
sustancia misma del presidencialismo, pide perdón por los errores sangrientos
de Díaz Ordaz y por ende ejemplificando al Rey de Castilla y Aragón, hoy
España, lo que debe hacer para cerrar ese pasado ominoso de la Conquista. Lo
inmediato la presidenta Sheinbaum lo cauteriza con ese decreto, así nadie más
puede apropiarse burdamente del espíritu del 68 para exigirle al Estado y al
Ejército, cuando la Jefa del Estado Nacional acepta las faltas de la investidura
presidencial y pide clemencia. Con la venia del General Trevilla dicha dispensa
restituye al Ejército Mexicano su identidad de pueblo armado puesto que
aquellas decisiones del 68, 71, Guerra Sucia, Chiapas, y Plan Mérida, fueron
tomadas por el Mando Supremo, llámense Díaz Ordaz, Echeverría, Jolopo, Salinas
y Calderón. Este perdón envuelve la nueva mística de servicio de las Fuerzas
Armadas desde la Cuarta Transformación, de lo contrario la presidenta Sheinbaum
no habría avalado que la Guardia Nacional formara parte de la Secretaría de
Defensa, ni que el no-nieto del general
García Barragán quedara desacreditado por los errores de su no-abuelo. La
Monarquía Española asume como suyas las atrocidades de la Conquista y del
Virreinato, una vez que el Rey Felipe se adjudica como propias las decisiones
de Fernando II, Isabel y Carlos V. Romper ese pacto de impunidad es lo que
llevó a cabo la presidenta Sheinbaum pidiendo perdón desde la investidura de
Jefa de Estado por la matanza de los jóvenes en el 68. Mas hoy con el
resucitado Caso Radilla, viaja hasta el terruño del luchador social para
atender los males que éste cuestionaba con la corrupción política y la
desgracia del estado de Guerrero. Cada tormenta, huracán o tornado, ahoga al
Puerto de Acapulco, tal si fuese un karma por el calafateo de naves de Cortés
para las matanzas de su primo en Perú, siendo que se trata de una ausente
planeación urbana, extinción de manglares, falta de sistema de alertas
tempranas, que a todas luces antropocénicas son graves, pero a que al flujo de
Gaia los huracanes o tormentas son el curso natural de su homeostasis frente a
las sequías, elevadas temperaturas, desertificación y crisis hídrica. Los desastres
naturales no existen, solamente los humanos y Acapulco paga más seguido sus
excesos, dejando de ver los beneficios que implica mover inmensas masas de agua
para irrigar el Altiplano o las zonas desérticas del norte del país cuando tocan
los tifones al Pacífico o al Golfo. Como
ambientalista la presidenta Sheinbaum en la CDMX restituyó su vida natural siendo
proactiva con sus ecosistemas, hoy sabrá
qué hacer con los vicios reiterados que atormentan a esa bahía.