*Migajas del Ogro Filantrópico
*El clero y el fraude del 88
*Educación y familia
VLADIMIR ROTHSCHUH
El sistema electoral mexicano fue
concebido bajo la gratuidad del Estado Hegemónico que intentó alargar su
supervivencia concediendo a sus adversarios políticos y
guerrilleros espacios en el legislativo con tal de que tuvieran voz y
legitimaran del presidencialismo. Las plurinominales provienen de finales de
los setenta y en 2021 con la madurez de la democracia no tiene más sentido su
pervivencia. El presidente López Obrador adelantó una reforma en el Legislativo
que habrá de reducir la falsa representatividad partidista y acotar las meas
culpas del presidencialismo priísta con sus migajas a los adversarios. Después
de Reyes Heroles el salinismo introdujo el tema del dinero como otro
deslumbramiento que laxara a los oponentes del Partido de Estado formando
nuevas burocracias partidarias con cargos al erario público y la pulverización
del voto entre una chiquillada partidista. El presidente López Obrador va por
dichas herencias, el sobrecupo parlamentario no expresó la soberanía popular ni
en San Lázaro y menos en el Senado, más dinero a la partidocracia tampoco se
tradujo en identidad del pueblo hacia las agrupaciones políticas, nuevos
partidos con pocos requisitos legalizaron el lumpen partidismo. La reforma
electoral es incipiente en esos términos señalados por el presidente López
Obrador, habrá de enriquecerla el jurídico presidencial Julio Scherer con
consultas abiertas habiendo más aristas a devastar entre los vicios
posdemocráticos que separaron las necesidades de millones de mexicanos de las
soberbias de las élites políticas. También es legado neoliberal que el origen
senatorial representado por los senectos quedara arruinado en los intereses de
Manuel Camacho, los intelectuales orgánicos y José Córdoba con su liliputienses impreparados, inexpertos y voraces,
la desgracia de México señalada por el presidente López Obrador se remonta a
los neoliberales como al cesarismo en la aniquilación de la República Romana. La
prostitución política tampoco es guía moral justificada en la división
escatológica de las ideologías. El INE y su Consejo Electoral son el espejo de
ese homúnculo partidocrático con salarios millonarios y su transgresión cuántica en la era digital.
El juarismo del presidente López
Obrador se pondrá a prueba con el representante de la traición a Benito Juárez y
sus leyes de Reforma contra la Iglesia y el Clero, cuando acuda al besamanos en
Palacio Nacional el operador de Girolamo Prigione. La reforma al 130 constitucional
de los neoliberales fue un tiro de gracia al Benemérito de América, pues México
contó con una Carta Magna progresista en cuestiones laborales, sociales,
religiosas y rurales, hasta que la modernización del salinismo metió mano al
intocable legado de Juárez, Madero y Cárdenas, los pilares de la Cuarta
Transformación. Pietro Parolin con dos
mil años de Iglesia tiene su propia percepción del tiempo con que valora a
México y el chance transexenal que se le ofrece cuando el salinismo tiene
oportunidad de regresar al poder presidencial. La ilegitimidad de la elección
del 88 facilitó a Prigione la circunstancia de comprarle el alma a Carlos Salinas
con tal de conseguir en cada parroquia y cada cura del país, la aprobación al
fraude electoral. El presidente López Obrador encarnando los ideales juaristas
y con mayoría en la próxima legislatura, está en la obligación ética de
restituir los principios liberales a la Constitución mancillada por los
tecnócratas.
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