SOY MUJER, SOY PROVOCATIVA


 

Vladimir Rothschuh

 

Ser mujer es una provocación, escribió Virginia Woolf refiriéndose a las privaciones de las inglesas para entrar a una librería o biblioteca, para elegir y ser electas a su parlamento, para acceder a un pub o club de hombres, para recibir golpes en el cuerpo por parte de los derechos de su esposo siempre y cuando no lesionara su rostro, para alcanzar una tarea laboral decente, para optar por algo más que ser un vientre mientras atendía el servicio doméstico, para, un largo para... que a los siglos se llaman luchas y conquistas, pero que hoy en México a algunos les da repulsión que las mujeres sean algo más que el animal de trabajo y fecundación. Hoy también la mujer es una provocación como en la época victoriana europea o virreinal nuestra y no lo expresan analfabetas, gigolós, católicos recalcitrantes, enfermos sexuales o restantes seres del anonimato sino que la misoginia emana de personajes políticos, funcionarios públicos, periodistas, caricaturistas, actores, futbolistas, profesionistas y empresarios, cuando afirman provocadoramente, ahora   ante la FIL de Guadalajara: “la democracia mexicana está enferma porque privilegia a las mujeres con criterios identitarios por encima de la representación ciudadana, porque  las mujeres dañan el modelo con las cuotas de género, porque menoscaban el sufragio efectivo regalándoles segundos lugares cuando fueron ganados por hombres”. El personaje que hace esta retahíla es Uuc-kip Espadas, consejero macho del INE y aunque heredero de la cultura maya que privilegiaba el aborto por razones económicas y su tribu manifestó a las primeras mujeres gobernantes de América, cuestiona el consejero del INE a tantas mujeres en cargos políticos lo que califica de fraude paritario.  Cuando México rompe con 500 años de dominación masculina con una Presidenta de la República, una Presidenta en el INE, una Secretaria de la Mujer, gobernadoras, diputadas, senadoras alcaldesas, juezas, magistradas y ministras judiciales electas, el odio inflama a Uuc-kip que con espada flamígera otra vez culpa a la mujer de la tragedia edénica mexicana. Específicamente culpa a la consejera y ex magistrada del TEPJF, Mónica Soto, por haber teñido de púrpura las sentencias del Supremo Electoral para destruir el tejido machista de nuestra política. Colgándose de la cultura provocativa woke, el consejero del INE, provoca al estilo de la derecha extremista gringa a las provocativas mexicanas en sus asignaciones políticas de género. Ya saben, aún en México los proxenetas públicos miden el éxito de las mujeres por el largo de sus faldas.