*Cultura para el 2021
*Buscachambas
*Salud, piso parejo
VLADIMIR ROTHSCHUH
Con el semáforo en verde por
parte de los ministros de la SCJN para juzgar a los ex presidentes, el
presidente López Obrador habló fuerte a los que ambicionan la presidencia
del CEN de Morena: la Presidencia no se les da a todos y menos que esos muchos
se le parezcan al actual Presidente de México. De vulgares, encaramados, busca-chambas, ambiciosos, sin principios,
anti pueblo, no los bajó el Jefe de Estado en su dialogo circular. El hartazgo
del batidillo interno logró que en la mañanera hablara el Primer Mandatario de
un tema al que había jurado mantenerse distante y que corroboró con esa acotación, pues no se dirigió a los seis aspirantes sino a las tres camarillas del Gabinete y del
Legislativo que se consideran indispensables y a los que advirtió el presidente
López Obrador, ser políticos desechables por la forma en que se conducen como
representantes de ese pasado neoliberal sujeto a juicio histórico. El presidente López Obrador se alejó cada vez
más del partidarismo que corrompió Los Pinos y llevó a transformar dicho espacio en
pieza de museo del oprobio nacional. Los tres grupos y sus seis alfiles que buscan
treparse a Morena para manipular las candidaturas del 2021 y la presidencial
del 2024, quedaron ceñidos a la infamia de sus propósitos con las acotaciones
del juarismo republicano. Porque las uñas que mostró el aspirante a la presidencia
morena que afirmó quien ‘controle la dirigencia nacional, controlará Palacio
Nacional’, más bien rasgaban el velo del pasado donde se incubaron los vicios
de la posdemocracia, inclusive envolviendo a los bisoños que le engordan el caldo
a esos propósitos mezquinos. Podrán ganar el CEN de Morena quienes codician el
rejuego sucesorio del pasado y haciendo a un lado la agenda transformadora de la 4T como
líderes liliputienses ante el mucho pueblo que los rebasa. El Presidente López Obrador, acabó confirmando que su
partido es México.
Los recientes festejos de la Secretaría de Cultura sobre José Vasconcelos apremiaron en Palacio Nacional la agenda del 2021 y los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlán, los 500 años de la Memoria Histórica de Tenochtitlán y los 200 años de la consumación de la Independencia de México. Porque fue el Ulises Criollo el que sumó a México a la Fiesta de la Hispanidad y que a partir de entonces se conmemora el 12 de octubre. Este punto de comunión entre México y España lo volvieron a tratar virtualmente en junio pasado nuestra titular de Cultura, Alejandra Frausto y la secretaria de Estado de Cooperación Internacional de España, Ángeles Moreno; ambas acordaron una revisión historiográfica de América Latina durante los últimos años, especialmente ahora que el presidente López Obrador señala otra narrativa, o como él sugiere, contar la otra historia. Esta coyuntura la observa espléndida el Presidente de México para que el Rey Felipe y el Papa Francisco reconcilien ese pasado que les legaron y que modernistamente los escinde de sus actuales tareas contra las violencias poscoloniales. Ni el presidente López Obrador es Moctezuma, ni Francisco es Borgia y menos Felipe es Isabel, pero a todos los cruza el momento del siglo XXI que el mandatario mexicano ha puesto en bandeja de plata con el altorrelieve de la alegría del perdón.
La mejor noticia del sistema de salud
pública la dio Jorge Alcocer en su comparecencia ante el Senado, el uno de
diciembre la medicina, nosocomios y medicamentos de alta especialidad, serán gratuitos.
Hospitales, médicos y tratamientos, formarán parte del cuadro básico de salud
que en el pasado excluía a los mexicanos con cáncer, arritmias, pediatrías,
neurologías y rehabilitaciones. Las
instrucciones del presidente López Obrador a su equipo de la Secretaría de
Salud ha sido construir piso parejo para todos los mexicanos, no uno, dos o
tres niveles, donde se condensaba la corrupción que facilitó desvíos
multimillonarios de recursos públicos en los que no se rendía cuentas en manos
privadas que se hacían pasar benefactoras de esos servicios de salud. El
eslogan de Jorge Alcocer, de que la salud sea una inversión y no un gasto, sonó al reflejo de los hospitales mal
construidos y abandonados por el neoliberalismo y que se usaron para justificar
presupuestos. Sumando la alta especialidad al piso parejo de la salud pública,
concluye el cuento del lobo sobre el Seguro Popular y la politización de los tratamientos contra
el cáncer que amalgamó la corrupción de farmacéuticas y mafias batas blancas.
El año de la pandemia no fue perdido para el sector que dirige Jorge Alcocer,
permitió diagnosticar y resolver las otras epidemias que fueron desnudadas en
esta emergencia y que pudieron evitarse con ejercicio y alimentación sana.
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