*Coahuila
*Cienfuegos
*Chapultepec
VLADIMIR ROTHSCHUH
La madurez política del presidente
López Obrador es un don incompartido por la dirigencia nacional de Morena, si
hubiera muchos ‘Amlos’ en esas filas otro serían los comportamientos por la
disputa de la dirigencia nacional o el desconocimiento de Ramírez Cuellar a su
derrota en Coahuila e Hidalgo. Afortunadamente existe un solo López Obrador
que define su pasado como refería Mandela en sus cartas de presentación y que
definen su futuro como el cuarto valor histórico nacional al lado de Juárez,
Madero y Cárdenas. La acotación del presidente López Obrador a los resultados
electorales en Coahuila como en Hidalgo, debería ser una brújula para
subsiguientes eventos, pero desde hace dos años el ejercicio republicano debió
imantar el norte de los dirigentes morenos, cosa que no ha sucedido. Ayer
perdieron Ramírez Cuéllar y Yeidckol, dejarán la dirigencia nacional con esos
números rojos que para el INE significan el muestreo de lo que sucederá en el
2021 para bien o mal de Mario Delgado o Muñoz Ledo. Siendo que con un
Presidente de la República victimizado muchas veces con fraudes electorales y
ahora erigido en factótum de la legalidad democrática y comicial, hay mucho
favorablemente hacia dónde hacerse en la enorme caballerosidad de aceptar
los resultados de las urnas. El presidente López Obrador comparando a Díaz con Madero separó
conductas que no deberían redundar en el México actual; si no palomeó el
presidente López Obrador a candidato alguno en Coahuila como en Hidalgo,
mantiene sus manos limpias e igual su conciencia porque desde el tiempo que
lleva en Palacio Nacional se ha caracterizado por ser un mandatario sin fobias
y sin filias. A estas
alturas la serenidad electoral del presidente López Obrador debe ser el té de
tila de la dirigencia saliente y derrotada del CEN Morena, como la oportunidad
para quienes los relevarán en la penosa tercera vuelta y que no deja de ser un
reflejo del fracaso en las urnas de este domingo.
Migrantes, narcotráfico y muro, son
temas apagados por el presidente López Obrador en el brasero de Donald Trump. El
aikido del mandatario mexicano ha ido más lejos porque la asimilación de la
energía contraria no la usó para devolverla a la Casa Blanca. Sin embargo el
presidente Trump ha vuelto a soplar sobre el brasero mexicano con la detención
de Cienfuegos a ver si podía avivar un conflicto en el Ejército y elevar
algunos puntos frente a Joe Biden. La dinámica del presidente López
Obrador no ha cambiado y sus respuestas enfriaron el botepronto del conflicto
bilateral. Con los números dos a uno, la
derrota de Trump no admite respiraciones boca a boca y menos del lado mexicano
con Cienfuegos que en más de una ocasión le dio la mano a Trump como a todo su
gabinete de seguridad, hechos referidos por el presidente López Obrador acerca
de los aliados de la DEA y el Ejército en
el sexenio pasado como en éste. Envolver a la institución castrense mexicana
por los actos de sus individuos, es como envolver a la milicia gringa por las
acciones de las Fuerzas Especiales en la ruta del opio durante su ocupación
islámica. El presidente López Obrador ha encontrado en la milicia un aliado
contra la corrupción, cediéndole ahora el manejo de las hidroeléctricas. La derrota
electoral de Trump envuelve el pragmatismo del canciller Ebrard muy cercano al
equipo de los demócratas en California durante la campaña de Hillary.
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