MAÑANERAS DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO




*El Gobierno, expresión de desarrollo
*Decir y hacer del crecimiento
*Ventanilla ensanchada

VLADIMIR ROTHSCHUH


Ya se tienen los lunes de quién es quién en los combustibles, ya se creó el Pulso de la Salud para los martes y ahora viene Alfonso Romo a la cabeza del Gabinete de Crecimiento Económico con una formalidad a la que se supeditan y vertebran todas las áreas de las dependencias federales involucradas con el PIB. Romo deberá alimentar no sólo las bandas de transmisión de la economía y finanzas de la 4T, sino ofrecer certeza a los mexicanos e inversionistas del buen destino de la productividad nacional alimentando los diálogos circulares de Palacio Nacional; estas obligaciones que ya había asumido el Secretario de la Presidencia desde la transición y más antes en la conformación del proyecto económico de país, regresan configurando los aciertos requeridos para la certidumbre económica a través de la voz y el espejo de las Mañaneras.  La buena visión empresarial de Romo se percibió a mediados del año pasado cuando echó de la Secretaría de Hacienda al obstáculo que atascó durante los primeros meses al país, consiguiendo retomar la brújula del proyecto y unificar en torno de éste a los empresarios sin distingos ideológicos, como lo demostró en el último evento de Palacio Nacional donde sentó a los furibundos conservadores para que acabaran aplaudiendo al presidente López Obrador. La ventanilla única de Palacio Nacional para los empresarios se ha ido ensanchando hasta convertirse en una puerta amplia que ahora da renombre al Gabinete para el Crecimiento Económico y que debería mover los lunes gasolineros de las Mañaneras a los Lunes Económicos, a manera de cartografía para los indicadores financieros y comerciales dominados por los tradicionales prospectivistas de la bolsa, corredurías, bancos, vivienderas, Banxico e Inegi; grueso dedicado a comportarse como adversarios de sus propios intereses como si encabezaran el negocio mediático del amarillismo. El gobierno federal como actor fundamental de los análisis, variables y referentes económicos, fue lamentablemente achicado durante los pasado doce meses,  casi un elefante reumático, reaccionando apenas a las malas nuevas, sin dar sus propios indicadores como lo fueron el pleno empleo de los  ensayos sociales de la economía moral distribuyendo la riqueza a través de Sembrando Vida y Jóvenes con Futuro, aunados a la solidez de la moneda, el retroceso de la corrupción, el aumento del PIB de la felicidad, la creciente inversión externa y el superávit agropecuario que superó los sexenios pasados. Los vacíos comunicacionales bien lo ha externado Jesús Ramírez Cuevas, no existen, siempre están ocupados y si el Gobierno de México minimiza sus logros administrativos, esos ámbitos se vuelven archipiélagos de posverdades. El Gabinete para el Crecimiento Económico tiene la obligación no sólo en el hacer, sino en el decir lo que está haciendo con tal de redondear y sustentar los principios distributivos de la economía moral, empastada en diciembre pasado por el presidente López Obrador y obligada a la circulación retroalimentativa de las Mañaneras. Ya sabemos quién es quién en el huachicoleo energético y sanitario, ahora hay que conocer el envés positivo de una economía creciente y confiable a través del único organismo capaz de lograrlo, el Gobierno en la voz de su único actor fiable, el Presidente de México. 



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