*Articulación cultural comunitaria
*Tope salarial y tope temporal
*Orgullosamente indios
*No violencia, sí violencia
VLADIMIR ROTHSCHUH
La mejor guerra, recomienda el manual
bélico Sun Tzu, es la que no se hace. Y a unos días de lo sucedido en Culiacán,
el tiempo le ha concedido la razón al presidente López Obrador: con la
violencia del narco y los brazos caídos de las fuerzas policiales y militares,
la auto derrota fue del crimen organizado. Desde el diálogo de Arjuna con
Krishna, el primer documento de No-Violencia que retomaría Gandhi, la
supremacía de la paz ha conseguido desarmar y derrotar a quienes han replicado
la herencia reptiliana de nuestra neo-corteza cerebral y que en nuestra
historia desde el 68, la Guerra Sucia, EZLN, el fratricidio calderonista y los
43, el derrotado siempre fue el Estado por ejercer la violencia. En Culiacán
culminó un clímax de muchos abusos de poder autoritario abriendo paso el
presidente López Obrador a un nuevo ejercicio del poder distante y distinto a
la superestructura de un modelo económico, porque es a partir del dominio de
los economistas a finales de los sesenta del siglo pasado, cuando el Estado comienza
a perder su esencia hasta la degeneración interna máxima del neoliberalismo. En
todos los eventos violentos de la historia mexicana reciente el enemigo natural
fue el Estado y de ahí no había forma de cambiar las percepciones de la
sociedad porque se ufanaba la violencia institucional en demostrar su
obcecación. Al ordenar al presidente López Obrador a las fuerzas policiales y
militares dar un paso atrás en Sinaloa, facilitó que el velo se descorriera y los
mexicanos vieran cómo el narco usaba la violencia contra gente inocente tal lo
había hecho tiempo atrás pero imperceptible por la otra violencia institucional
del Estado. Muchos mexicanos en los últimos sexenios, alabaron al narco,
imploraron figuras públicas por la bonhomía
del Chapo, metieron sus manos al fuego en todos los eventos donde los capos eran los civiles y su persecutor el
gobierno. Con la decisión de Culiacán, el presidente López Obrador antepuso su
aureola moral en la circunstancia, atrajo los errores procedimentales de las
policías y dio un paso que consolidó su estrategia: pagarle a los criminales
con No-Violencia su violencia. La estrategia de no aplicar la ley del Talión la
ha abundado muchas veces el Presidente
de México, si atacamos el fuego con fuego quedaremos chimuelos y tuertos todos.
La percepción ciudadana en Sinaloa se expresa ahora condenando al narcotráfico
por usar a los civiles como escudos humanos, nadie ha dicho, ni la Zavaleta, ni
la Kate, pobrecitos de los capos.
Mientras el presidente López Obrador llevaba bienestar a las tribus
Guarijíos y Mayos, su operadora cultural, Alejandra Frausto, comparecía ante el
Congreso en los términos de la Glosa del Primer Informe. Allá en Sonora el
Presidente de México acertaba con la mejor acepción de Cultura al señalarle a
esas etnias: ‘Ustedes son poseedores de una cultura milenaria, que viene de
lejos y es algo extraordinario, los que se creen de sangre azul, los Fifís,
desprecian las culturas indígenas, son racistas y esto lo han llevado a cabo,
ese desprecio, desde hace mucho tiempo y esto ha llevado a que el indígena
llegue a avergonzarse de su cultura, de su grandeza, debe de entenderse que no
es lo mismo educación que cultura, educación es lo que se aprende, La cultura
es lo que viene de lejos, lo que se hereda, por tradición, de generación en
generación y no hay que avergonzarse de eso, al contrario, el que no sabe de
dónde viene nunca va a saber hacia dónde va’. Y el enfoque de la Cuarta
Transformación en la Secretaría de Cultura ha sido por engrandecer lo que
durante quinientos años ha sido vergüenza inculcada por los conservadores en
sus distintas tipologías colonialistas hasta los momentos neoliberales
recientes. El enfoque del presidente de México diferenciando cultura de
educación y haciendo de la primera el pilar de nuestra matriz que permite
cartografiar desde el reflejo pasado hacia dónde nos dirigimos los mexicanos.
La transformación de Frausto se muestra bastante simple como son casi todas las
resoluciones ingeniosas y que ha sido mover del centro tradicionalista de las
urbes y su cultura alambicada, hacia la periferia comunitaria o popular
erradicando una cultura de primer piso y otra cultura secundaria emanada de las
tradiciones del pueblo. La Cultura Comunitaria vertebra toda la transformación
cultural de la 4T, adicionada con un complemento sugestivo que lleva hacia los
pueblos y municipios el conocimiento occidental, por así decirlo a las
disciplinas artísticas, para acrisolarlas en la otra percepción casi pura de
las comunidades. Y de esa sincronía emanaba Toledo haciendo ver a través de sus
ojos el México original, que debe otra
vez recuperarse sin decaer en la castración del realismo como renueva Cultura
Comunitaria trasladando la estructura compositiva visual, acústica y manual en
los semilleros creativos. El enorme bagaje de Alejandra Frausto en las culturas
populares la muestra como pincel en el lienzo coloreando la enorme tarea
reconstructiva y casi arqueológica de desentrañar ese pasado que alumbre el
devenir ético y social en las nuevas generaciones reeducadas dentro de los
semilleros. El lema cultural de que nadie se quede atrás no es una sentencia
física que arrastre a los desposeídos como sustratos de un justificante
ideológico y que caracterizó a fallidas revoluciones, este es el quantum
mexicano que pocas naciones y culturas aún mantienen con frescura y que el
presidente López Obrador ratificó ante los nómades Guarijíos víctimas de esas
crueldades racistas que intentaron desaparecerlos, cuando los llamó a sentirse
orgullosos de una cultura que viene de lejos,
heredada por tradición, de generación en generación, hoy bajo su
programa cultural comunitario que teje y reconstruye un nuevo futuro moral
para los mexicanos.
La deshonestidad valiente de Rosario
Robles desafiando a la justicia con su presentación física ante la autoridad,
demostró a la ex clase gobernante que es mejor seguir la ruta de Lozoya como lo
hizo Romero Deschamps desapareciendo de escena y poniéndose a buen recaudo.
Otros reflejados en la circunstancia del ex líder petrolero optaron por
renunciar al PRI pero aferrándose al sindicalismo sempiterno en el que está el
grueso de sindicatos independientes con varias décadas violentando la máxima
ética de la tercera transformación que prohibía reelegirse en sus encargos o
permanecer mucho tiempo en ellos. Con la reforma del presidente López Obrador
para que ningún funcionario de Estado, ni de los tres niveles de gobierno, gane
más que el Jefe del Estado Mexicano, abona el terrero para acabar de completar
con la Cuarta Transformación los pendientes del siglo pasado y prostituidos por
el neoliberalismo que rebasó la temporalidad del Presidente de la República en
la SCJN, organismos autónomos y desconcentrados. El presidente López Obrador
demostró cómo en uno de esos organismos se han venido reeligiendo sus titulares
con sueldos superiores al Ejecutivo Federal y creando una sobre representación
de élite burocrática, obviamente con cargo al erario. Los líderes sindicales
entronizados sexenio tras sexenio como los Fidelitos Velázquez que repudiaban
en la figura inamovible del dirigente cetemista, son el doble rasero de la
corrupción institucional, con millonarias fortunas inexplicables e
indefinidamente tomas de notas de los gobiernos federales. La Ley de Salario
Máximo es una medida sanitaria en el bien de la República, pero queda otra a
completar ajustando a seis años la permanencia de cualquier personaje público
en el encargo ya sea en la SCJN, en el INE, INEE, INAI, Senado, Congreso,
Banxico CFC, sindicatos, escuelas, universidades, donde pululan los excesos
desnaturalizadores del maderismo y cuya abyección la encarna el Bonillazo que
como Maduro, Evo, Daniel o Castro, amplió su mandato a cinco años consecuentando
el ensayo criminal del salinismo que intentó primero con El Vuelo del Águila y
Martínez Corbalá, la relección vía telenovelas de Televisa y el golpismo en San
Luis Potosí, sin que ello detuviera el magnicidio de Colosio en Tijuana y que
ahora Bonilla retoma con su ejercicio antidemocrático. Como Romero Deschamps existe media docena de dirigentes venales, como Lozoya
y Robles, existe una docena de exfuncionarios semejantes, así que la corrupción
no es solamente hincar el diente en las arcas públicas, sino eternizarse en los
encargos enrareciendo las obligaciones. La Ley de Salario Máximo que topa las
ambiciones de lucrar con el servicio público, por naturaleza propia decanta en
una Ley de Tiempo Máximo para todos los puestos públicos: si nadie debe ganar
más que el Presidente de México, de la misma forma nadie debe permanecer en un
encargo más que el presidente López Obrador.