NI SEGURO, NI POPULAR





*Placebos asistencialistas
*Diputados ante la Cultura
*Conago tras la Guardia Nacional
*Hipocresía hipocrática


La medicina pública como placebo asistencialista fue el feo rostro del sistema nacional sanitario: Noventa mil millones de pesos para medicinas y 80 hospitales inservibles es el saldo del Seguro Popular que el presidente López Obrador ha remontado fin de semana tras fin de semana recorriendo 38 de esos nosocomios ahora bajo la estrella del IMSS Bienestar. En la respuesta que el Secretario de Salud, Jorge Alcocer, dio a los mercachifles de enfermedades y que dirigieron durante el neoliberalismo a la medicina como un negocio, se encuentra el eje de la cuarta transformación sanitaria de México. Con los antecedentes de la sangre contaminada  e importada por la Secretaría de Salud en sexenios pasados, con compras millonarias de agüitas por retrovirales, con el crimen de las vacunas caducas, con la peste porcina de alarma mundial, esos ex secretarios del conservadurismo sostuvieron con cachaza sus delitos que rayan en lesa humanidad. A todos ellos Jorge Alcocer y nadie más, los ciñó a la resonancia del pillaje que había sido el sistema sanitario engañando a millones de mexicanos como lo reveló el presidente López Obrador con los 90 mmdp y los 80 hospitales abandonados y sin médicos porque la denominada ‘mafia bata blanca’ no solamente manipuló las enfermedades sino que hizo de la medicina una carrera de élites. San-se-acabó, fueron las conclusiones del presidente López Obrador, Jorge Alcocer y Claudia Sheinbaum, anunciando nuevas universidades de medicina y enfermería para resolver el déficit de 50 mil galenos que urgen en los hospitales y clínicas  de IMSS Bienestar.  Así como la Cartilla Moral y su inminente Constitución apunta a los servidores públicos en sus obligaciones juaristas, igual  debería aplicarse  con el sistema universitario de la Cuarta Transformación que ha de acabar con el paradigma de la medicina como lucro y estupro, porque es vergonzoso que un mexicano que será intervenido quirúrgicamente deba firmar una responsiva declarándose culpable de su desgracia o muerte. Es una vergüenza que el Estado Mexicano y su sistema sanitario aún tolere esas abyecciones grotescas inculcadas por la currícula universitaria y su hipocresía juramentada en el hazmerreír de Hipócrates que hace culpables a los ‘enfermos’ y libere de negligencia médica a los galenos. Ni seguro, ni popular, dijeron el presidente López Obrador y Jorge Alcocer a los tunantes batas blancas mudados a viudas gemidoras de la pérdida del negocio sanitario. Con casi la mitad recorrida de los 80 hospitales abandonados por el Seguro Popular, el presidente López Obrador espera cumplir sus promesas de salud para todos, altos emolumentos para los médicos que trabajen en zonas rurales alejadas y basificación de todos los trabajadores del sistema de salud.


¿Debe estar la Guardia Nacional al mando de los gobernadores y la autonomía de la Fiscalía General de la República también? La duda la generaron los miembros de la Conago frente a los Secretarios de Seguridad, Marina y Defensa  Durazo, Ojeda y Sandoval, cuando pidieron delimitación de responsabilidades para no repartir culpas y reclamaron coordinación de su parte. Esa ingenuidad maliciosa de los gobernadores  trata de hacer olvidar que cada uno de esos ejecutivos  conforma el mosaico de lo que ocurre en materia de inseguridad pública en sus estados, pues en los hechos ningún gobernador ha sido responsabilizado nunca de la violencia en sus territorios pese a ser las máximas autoridades obligadas a responder por omisiones o excesos. Los gobernadores son expertos en repartir culpas, no se asumen responsables de sus fracasos, una enfermedad del Establishment y parte de una subcultura que traslada a los demás obligaciones propias. Ciertamente que los miembros de la Conago fueron detentadores del mando único como el ombligo que descompuso el Pacto Federal y exacerbó la venta de plazas al crimen organizado. La sentencia de los ejecutivos estatales sobre culpas repartidas no tendría caso citar de su parte porque la Guardia Nacional es la forma de restituir el orden roto por las prácticas de corrupción en los niveles estatales y municipales. La Conago muy gitanamente le intentó leer las manos a los Secretarios Durazo, Ojeda y Sandoval sobre un abuso que no comparten como genios de las formas constitucionales: la GN no debe suplantar a la FGR como ministerio público y enseguida rebasar a la máxima autoridad política estatal que representa el Gobernador. La Guardia Nacional conforme los intereses diversificados en los negocios que cada ejecutivo haya contraído con el poder invisible, claro que no debe estar bajo coordinación de cada mandatario estatal.


Este miércoles los diputados de la Comisión de Cultura acompañarán a Alejandra Frausto a entregar apoyos culturales a los tlaxcaltecas, entre más acudan más atractiva será esa bitácora común. La fecha que estaba agendada para que compareciera  ante la Comisión la responsable de la estrategia cultural de la 4T, tuvo un mejor ejercicio de piso para anotar las maneras de cómo se opera con transparencia y sin corrupción el gasto de la Partida S268; esto es, el miércoles en Tlaxcala los legisladores formarán parte de esos hitos entre el pasado y ahora. Será hasta una semana después cuando Frausto llegue a San Lázaro a detallar lo que adelantó el presidente López Obrador en su informe de gobierno el uno de julio y que esos legisladores recibirán de manos de Olga Sánchez Cordero el uno de septiembre en el marco del Primer Informe de Gobierno. La invitación que hiciera el diputado Mayer Bretón a la Secretaria de Cultura fue acertada en vísperas del paquete presupuestal 2020 para poder entender que sostener los mismos recursos presupuestales para el Soft Power de la 4T conforme el sexenio pasado que valoró poco las artes de México, equivale a desentenderse de los objetivos pacificadores del presidente de México a través del poder blando y que Frausto ha sabido articular hacia donde jamás se posó la mirada neoliberal: las comunidades. Bajo el lema cultural cotidiano de la 4T de no dejar a nadie atrás, en Tlaxcala los legisladores federales fueron jalados hacia las nuevas prácticas culturales en la dispersión del gasto ahora destinado hacia la cultura comunitaria y mucho menos al desperdicio burocrático acumulado en la superposición de Conaculta y de la Secretaría de Cultura. Aproximados los diputados federales en Tlaxcala a la simbiosis de la cultura comunitaria, les será más fácil ir más allá del diálogo de cubículo sobre una experiencia ejercida, pues quedó claro que formar parte de la Comisión de Cultura no transforma a sus legisladores como ejemplifica el fascismo culturero de Taboada en la alcaldía que ‘dirige’.


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