*Violencia multifactorial
*La Cuarta al Norte
*Aprendiendo las formas
*Pliego petitorio
VLADIMIR ROTHSCHUH
Gozaban de plena salud las hijas
de la gobernadora de Sonora pudiendo asistir Claudia al encuentro de los mandatarios
fronterizos con López Obrador. La
mandataria sonorense ve al futuro y con el pasado que la entronó en la silla de
gobierno en Hermosillo, prefirió guardar distancias diciéndole a Peña Nieto en
su sexto informe que una de sus hijas estaba grave y no acudiría a Palacio
Nacional. Tampoco el Presidente electo asistió a Palacio el tres de septiembre
para no robarle cámara al mandatario saliente. El recado de indisposición
médica no lo acompañó Pavlovich a Los Pinos de unas coyotas, bacanora o machaca, con tal de aderezarse los antojitos regionales al ágape de despedida del
presidente Peña Nieto que la sacó del Senado y la unió a la camada de ambiciosas mujeres
priístas como Ivonne Álvarez o Lorena Martínez. Los que nada le deben a Peña
Nieto, bien que se comportan como quieran, pero a los que hizo Virreyes olviden pronto la gracia concebida, explica
el voto de castigo tricolor contra el PRI en las elecciones de julio. Seguramente el malestar de Pavlovich
con Peña Nieto nada tenga que ver con el proceso a la Coneja con un pie en la
calle como también lo está Padrés con sus dos tobillos fuera de las rejas, al no sostenerle la PGR
los cargos. Viéndose López Obrador en el espejo de Peña Nieto puede calibrar la
relación que le aguarda con esta única dama de la Conago, quizá por eso Amlo
puso distancia física en la selfie en que se cargó a Corral antes que a la chica de
verde con tal que no le reclamen allá por la Toriello Guerra.
Sería Martí
Batres el que
recordó a Monreal la constitucionalidad de los actos del Senado de la República
para no andarse por los tugurios de la inconstituyente invitación a los
virtuales Secretarios de Economía y de Relaciones Exteriores para formar parte
de la Glosa del Sexto Informe. Si en el Manolete aceptó llevar mano el
Presidente de la Mesa, en esta seudo-glosa puso santo remedio al qué dirán por
el exceso. En San Lázaro no fue Muñoz Ledo el que por pericia y decanatura
acotara a su bancada con las exigencias paranormales de frenar la evaluación
educativa, pues fue Otto Granados el que se apegó a Derecho sosteniéndole a los
diputados morenos que por ley los procesos evaluativos al magisterio seguirán
hasta que exista la actual reforma constitucional. Cuestión de entender que la transición
gubernamental no es lo mismo que gobierno constitucional.
Enrique Graue
acudió a la cita
de los estudiantes del CCH Azcapotzalco. Comenzó por cumplir el Rector de la
UNAM las exigencias del pliego petitorio consolidando lo que ha venido
expresando en torno a la violencia del tres de septiembre: ‘Yo me solidarizo
totalmente con las demandas de justicia de los estudiantes. Quiero dar certeza
a la comunidad de que no me detendré ante ningún problema jurídico’. Jóvenes y
padres de familia recibieron con goyas al Rector entendiéndolo como la
resolución a la injerencia que busca lesionar a la UNAM en la coyuntura de los
50 años del 68 y la llegada de un gobierno de izquierda a Palacio Nacional. Con
la oxigenación que obtuvo Graue del Presidente electo, las críticas a su
actuación por el intercambio de banderines en la explanada de rectoría,
desembocan en la extensión del porrismo por otras formas de violencia.
Verdad de a kilo
la externada
por Durazo en Tijuana y que ningún otro antes la puso por delante en sus
obligaciones públicas: si no cumplimos en seguridad pública, nos sacan. Sacaron a Calderón con su guerra fallida y
sacaron a Peña Nieto. Esos son los tiempos de la democracia pero que el
Presidente electo, López Obrador, le ha añadido un plus con la revocación de
mandato, no necesitará el pejismo acabar el sexenio para conocer que las
políticas públicas para la paz de México han funcionado o todo lo contrario. El
mismo Durazo le ha puesto tiempo, en tres años debe percibirse una baja
sensible en la violencia cotidiana consiguiendo que hasta el Ejército regrese a
sus cuarteles. Con la austeridad en el servicio público su redundancia será en
la vida privada de los mexicanos que no necesitarán del narcomenudeo, ni de
economías informales de lavado, procreando bonanza en casa familia mexicana.
Porque habiendo diagnosticado el Presidente electo que la violencia anida en un
modelo económico y en la precarización de la vida familiar, es patente que al
futuro titular de la SSP, Durazo Montaño, la tarea de regresar a la paz a los
mexicanos vendrá robustecida por mejores empleos, salarios y cero corrupción.
La violencia comprendida por Amlo y su equipo es multifactorial, no será
cuestión de que Durazo se eche en hombros la cruz cuando la responsabilidad
transita por el gabinete económico y de bienestar. Antes ningún titular
relacionado con la seguridad pública puso por delante su renuncia como lo acaba
de hacer Durazo en esa Tijuana de la Culebra,
de Manuel Camacho, de Domiro, de Murat, de Aburto y de los Beltrones.