CERVANTINO: NI HISPANIDAD, NI RAZA

 



 Vladimir Rothschuh

  

La presidenta Claudia Sheinbaum insiste en que la Corona Española debe ofrecer disculpas a México por los genocidios cometidos durante la conquista y el virreinato. Como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México mantuvo dicha actitud erradicando definitivamente de Avenida de la Reforma el fantasma de la estatua de Cristóbal Colón para reemplazarlo con la figura de una mujer indígena símbolo del feminismo gobernante originario. El nacionalismo de México tiene sus atisbos en Sigüenza y Góngora, Clavijero, Mier, cuyo radicalismo se expresa con los liberales, florece como identidad nacional a partir del Ateneo del que formaría parte el joven Vasconcelos y lo elevaría a razón de Estado en Instrucción Pública. Esa estatua a Cristóbal Colón es imaginación del Emperador Maximiliano, concretada por su descendiente y colaborador de Porfirio Díaz, el general Escandón. El nacionalismo del general Díaz se manifestó en alzar en pedestales a Cuauhtémoc, a Benito Juárez, a los mexicas en los Indios Verdes; con el porfirismo se acendra la apropiación nuestro identitarismo indigenista aunque solamente haya sido de forma. Hasta 1992 la lucha contra Colón cuajó en reclamos callejeros como corriente mundial contra los colonialismos y racismos, enseguida vinieron las demandas feministas y hasta con Sheinbaum se definieron cual punto final en La Joven de Amajac. La larga lucha social de Sheinbaum alza la voz ahora como Jefa de Estado para emplazar lo mismo que reclamó como universitaria y como mujer contra las formas de dominación paternalista. Y en este marco del 12 de octubre la Secretaria de Cultura federal Claudia Curiel señaló sobre el Festival Cervantino "refrendamos el compromiso de la Presidenta Claudia Sheinbaum con el fortalecimiento de las distintas culturas de México y las diversas comunidades culturales de nuestro país". En ese marco de la Resistencia Indígena, no de la Hispanidad, no del Descubrimiento, el término mismo de Cervantes en un pueblo de Guanajuato que no conoció el Hidalgo de Castilla, apela a la deliberación presente, que no la originalidad de Enrique Ruelas por hispanizar la edad dorada de la minería guanajuatense en tablados y callejonadas retomando pasajes de la Edad de Oro de la literatura española con Cervantes, Tirso, Calderón, Lope y jamás mirando a nuestra cultura barroca: Sor Juana, Sigüenza, Ruiz de Alarcón, Villalpando, Cabrera. El objetivo del hidalgo Ruelas (nació en Pachuca) era devolver momentáneamente esplendor a ese pueblo de pasadas riquezas mineras y 1950 lo marcaba el contexto novedoso del mestizaje cultural, la TV, del voto femenino y principalmente el rechazo al muralismo a través de las vanguardias. En una nueva época de chauvinismo con el echeverriato, el Festival Cervantino fue atractivo a los intereses del Partido de Estado quien por decreto lo eleva a emblema cultural internacional mexicano. Los usos y costumbres determinaron la denominación de Cervantino aunque de origen Cervantes solamente haya escuchado a Ruiz de Alarcón hablar de México. En la otra época internacionalista de los neoliberales las Jornadas Alarconianas en Taxco trataron de hacer lo suyo hasta perderse en la abulia de los gobiernos estatales. En el reclamo de la presidenta Sheinbaum a la corona española sobresale el colonialismo vigente de los Borbones, PSOE, VOX, amalgamando a la triste de la Castilla de ayer o España de hoy, que no toleró nuestra cultura mofándose de la condición física de Ruiz de Alarcón entonces y hace poco llamando indio a Rubén Darío por ostentar de lejos la pluma nahua en su cabeza. Por eso resulta irónico que en el día de la hispanidad el Rey Felipe invoque al Inca Garcilaso tratando de alejarse de las costas veracruzanas omitiendo el calafateo de los bergantines en Puerto de Acapulco para las expediciones de Pizarro. Hay que tomarle la palabra a la secretaria Claudia Curiel sobre el fortalecimiento de las distintas culturas originarias de México y las diversas comunidades culturales de nuestro país en este 12 de octubre que suma el apelativo Cervantino teniendo Guanajuato a Esperanza Zambrano, Diego Rivera, Ibargüengoitia, Efraín Huerta. En la fatua hispanidad también es apropiación externa que una editorial española detente a Sor Juana como suya para hacer premios noveleros de diez mil dólares. La presidenta Sheinbaum marca el final del patriarcado mexicano y su poscolonialismo externo, Claudia Curiel forma parte de ese proyecto de país para el fortalecimiento de nuestras culturas.