*Revocación de mandato
*Tlaxcala capital cultural
*Proyecto de País
VLADIMIR ROTHSCHUH
La revocación de mandato es una
iniciativa muy íntima del presidente López Obrador, recogida en más de dos
décadas de pulsar el malestar del pueblo mexicano hacia la democracia
imperfecta que elegía pero no sabía deshacerse de quienes traicionaron sus
promesas y había que tolerar sus errores constantes y vicios como imposición
del sufragio. Un país neoliberalizado por la tecnocracia hacía más efectiva la
ley del mercado que las leyes políticas, pues una pasta de dientes defectuosa
podía devolverse, pero un político corrupto no se podía devolver ante la falta
de instrumentos legales que hicieran posible revocarle el mandato. Eso se acabó
pues de motu proprio, el presidente López Obrador no solamente sentó las bases
futuras sino que de manera inmediata optó por someterse a sus propias leyes
para que la reacción opositora no se dijera los bueyes vecinos. En lo general y
en lo particular esa iniciativa del Presidente de México ha sido aprobada por
el Congreso y el año entrante volverá el Primer Mandatario a someterse a las
urnas, pues fue plebiscitario el proceso del pasado 6 de julio donde salió
aprobado su ejercicio de gobierno con la mayoría de los cargos de elección para
su partido Morena. En su reciente informe de gobierno el presidente López
Obrador afirmó que ya estaban sentadas las bases de la transformación. A sólo
dos años nueve meses de ocupar la Presidencia, podía afirmar que ya se habían logrado dichos objetivos,
puesto que como juarista el poder público ya no representaba a una minoría,
sino a todos los mexicanos de todas las clases, culturas y creencias. Exaltando el Gobierno de México la austeridad
y autoridad moral, sin fueros y privilegios, como lo sella la Ley de Revocación
de Mandato.
Lorena Cuéllar se reveló con una
visión transformadora de largo alcance inscribiendo a Tlaxcala en el proyecto
descentralizador del presidente de México y fijado en el ámbito cultural. El desglose
del Presidente de México es hacer de cada capital, de cada estado, un polo de desarrollo en los
distintos rubros que componen su Gabinete, como ocurrirá un Tlaxcala bajo el rectorado de Cuéllar, Frausto
y Martínez Velázquez elevando a capital de la cultura nacional por su mismidad
y expandiendo el resto que articula la diversidad cultural del país; igual Colima
como eje nacional de los asuntos de seguridad social de los servidores públicos
piloteados por Indira Vizcaíno y Luis Antonio Ramírez Pineda, algo semejante
para Guerrero como capital de la salud bajo la rectoría de Evelyn Salgado y
Jorge Alcocer o Sonora destacando su esencia
ganadera y agricultora con Alfonso Durazo y Víctor Villalobos, igual que
Tabasco con el tema petrolero o Chiapas con el eléctrico, hasta cumplir la
totalidad desagregada de un potencial acotado al burocratismo de la Ciudad de
México. La estrategia de Alejandra
Frausto y Lorena Cuéllar es excepcional cuando vieron en un tlaxcalteca como
Antonio Martínez Velázquez la experiencia requerida en el despliegue inmediato
de los asuntos culturales demandados en el proyecto del presidente López Obrador haciendo de cada
estado un espacio con luz propia y
Tlaxcala comienza a dorar su naturaleza erigiendo en Secretaría de Cultura lo
que ahora es un instituto sumado a los pasos adelantados de Martínez Velázquez con la «Semana de Tlaxcala» en el Centro Cultural de Los Pinos, el Festival Internacional Cervantino de
Guanajuato, así como el centenario del natalicio de Desiderio Hernández
Xochitiotzin y el Festival Internacional del Títere.