MEDIO SIGLO



 *Saltimbanquis electorales

*Pandemia hospitalaria

*Vicios posdemocráticos

 

 

VLADIMIR ROTHSCHUH

 

Con casi todos los vicios neoliberales ha ido acabando uno por uno el presidente López Obrador y ahora brota el de la posdemocracia del saltimbanquismo: los que fueron elegidos por el pueblo para representarlos seis años en el Senado hacen maletas para buscar gubernaturas. Estas conductas arribistas se identifican con el fatuo constitucionalismo con el que se adorna la reacción, tan bueno como un kleenek, porque cualquier cargo de elección siendo irrenunciable y más el de un Jefe de Estado, lo usan y tusan según su mala conveniencia, conforme tosa o escurra la partidocracia. Que el Jefe de Estado electo por más de 30 millones de mexicanos los traicione nomás por los claxonazos del parecer de una derecha seudo burguesa, que una veintena de senadores desechen la responsabilidad asignada probando suerte bajo la red protectora de su curul a la que no habrán renunciado sino pedido permiso, aderezan las abyecciones vigentes de nuestra posdemocracia adosada donde mejor le conviene como Lily Téllez nacida en pañales morenos y fugada luego quinceañera entre colores marianos. Por un rato la democracia mexicana anduvo de puntillas frente al despliegue moral del Presidente de México, pero comienza a hacer un desagradable ruido cuando se prostituye la representación soberana. Si más de una veintena de senadores buscan viejos aires tras las gubernaturas de sus estados, al menos deberían renunciar a sus curules, sin capacidad de retornar a esa ubre de la Cámara Alta. La promesa del presidente López Obrador de estar al tanto del desarrollo electoral del 2021 comienza con su ejemplificación ética de que los encargos públicos no son para el lucro personal o pandillero. Hay cuadros de sobrada capacidad en Morena para abrirles espacios, movilidad y ascenso en las gubernaturas que se disputarán el año entrante, atornillando a sus curules esas cínicas ambiciones de buscar suerte a costa del erario como pretenden y elogia en su proyecto personal la ambición conservadora. El Senado de México fue caballeriza de más de un gamonal investido de la arlequinada presidencialista, a ese tufo que sobrevive en la cuadra de la Cámara Alta ha de ponerle creolina el presidente López Obrador.

 


A las pestes del sistema de salud como son obesidad, cáncer, diabetes e infartos, el presidente López Obrador y Luis Antonio Ramírez encontraron la corrupción mucho antes que el Coronavirus lo revelara: la abandonada y destartalada infraestructura sanitaria de IMSS – Coplamar iba de la mano de las clínicas y hospitales del ISSSTE. En los recorridos del Presidente de México y del titular del ISSSTE el año pasado por Ciudad de México, Chihuahua, Colima, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nayarit, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas, la tendencia era la misma, durante medio siglo la tecnocracia desvió los recursos de los trabajadores del Estado dejando en abandono la infraestructura sanitaria de todos ellos. Cincuenta años, medio siglo, no es cualquier cosa porque muchos de la derechohabiencia enmarcada desde López Portillo hasta Peña Nieto o se jubiló o falleció en inmerecidas condiciones de derechos sociales. Y contrastado ahora ese medio siglo frente a la actual recuperación de la infraestructura hospitalaria en circunstancias adversas como la Pandemia, es mucho decir lo que la Cuarta Transformación ha logado en estos meses del 2020 bajo la conducción del presidente López Obrador y la operatividad de Luis Antonio Ramírez Pineda. Con la aprobación en la Junta Directiva para invertir 5 mil 389 millones de pesos de las reservas financieras en equipamiento de 140 unidades médicas en todo el país, el ISSSTE abatirá el rezago quirúrgico con más de 50 años de servicios en la institución.  Al inicio de este año el presidente López Obrador instruyó a Ramírez Pineda a invertir en equipos básicos para unidades médicas de medicina general y familiar de Chiapas, Guerrero, Estado de México y Ciudad de México, donde se identificaron las necesidades más apremiantes. Simultáneamente se reestructuró y fortaleció la infraestructura del sistema de Telemedicina con 174 equipos, para agilizar el acceso a consulta en 15 especialidades y subespecialidades médicas de mayor demanda a pacientes atendidos en unidades médicas de localidades lejanas, vinculándolos con 14 Hospitales Regionales y con el Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”. En las pasadas cinco décadas en un México normalizado en su corrupción política fue imposible conseguir lo que hoy con la 4T se ha obtenido en estos meses de emergencia nacional y mundial.

 

 

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