*Covid19, placebo perverso
*Estadísticas con filias y fobias
*Hay enfermos, no enfermedades
*Diversidad sexual, censura matemática
VLADIMIR ROTHSCHUH
El censo Inegi sobre población y
vivienda 2020 dejó fuera a la diversidad sexual, en el cuestionario aplicado
por la amable representante de Julio Santaella se interrogó por el sexo
femenino y masculino. Pretendo creer que la encuestadora no aplicó
correctamente el cuestionario y dejó fuera a las lesbianas, bisexuales,
asexuales, transgénero, gais, intersexuales y queer. La orientación sexual de los mexicanos no
tiene mayor trascendencia en las variables sociales y culturales que engloba
este censo 2020 según lo señala la introducción a metodologías, contenidos y
cuestionarios. Hace diez años el INEGI no se mostró interesado en la diversidad
sexual regido lamentablemente el Instituto bajo las preferencias conservadoras
del calderonismo; no obstante, habiendo ganado su autonomía mucho tiempo atrás y siendo que la lucha por la diversidad sexual llevaba más de medio siglo
reclamando sus derechos. Gracias a la izquierda en México son reconocidos lesbianas,
bisexuales, asexuales, transgénero, gais, intersexuales y queer, se les permite
contraer matrimonio, adoptar niños, cambiar de sexo en lo físico y en lo
jurídico, registrar a su pareja en el IMSS, llegando a darse el paso
trascendental saliendo del clóset sin miedo ni tabúes que identificaron las
épocas en que el INEGI sigue cosificado y a las que se aferra porque no se
trata
solamente de la percepción sobre las preferencias sexuales, también erra
el INEGI en percepciones ideológicas que desnaturalizan la esencia matemática
del organismo. Durante todos estos catorce meses del gobierno del presidente
López Obrador, el Inegi ha sido tendencioso en sus análisis económicos y
sociales, cualquier otro extremista de izquierda no hubiera recibido a Julio Santaella
en Palacio Nacional, pero el presidente López Obrador y su esposa con gusto
recibieron al Doctor en estadísticas como evidencia que gobiernan, como decían
los tecnócratas, sin filias y sin fobias. López Obrador no es mal Estadista por
ser de izquierda, esa percepción obtusa solamente puede provenir de una
mentalidad arcaica y conservadora, porque en igual rango queda el derecho de
lesbianas, bisexuales, asexuales, transgénero, gais, intersexuales y queer, al
ser desconocidas en este censo nacional.
La mejor recomendación de López
Gatell la dio su mentor, el doctor Jorge Alcocer que en una mañanera narró cómo
conoció a este joven médico inquieto en cuestiones de epidemias y desde hace
largo tiempo lo tiene a su lado haciendo lo que conoce bien. Y hoy López Gatell
aplica esa sabiduría acertadamente con el Covid19, analizando su origen,
desarrollo, difusión para confrontarlos en la realidad nuestra. Este coronavirus
como sus demás parientes no mata a nadie, sino que complica a los enfermos. De
los miles de infestados, miles se han recuperado, la tasa menor al 5% de
muertes global proviene de efectos colaterales en personas hipertensas y
diabéticas. En el mundo anualmente fallecen por problemas respiratorios más de
cuatro millones, hacen más daño la contaminación ambiental, el tabaquismo y las
industrias farmacéuticas y alimenticias, que lo que el Covid19 y el modelo
neoliberal han conseguido con su bioterrorismo planetario. Hay que aplaudir que
entre los efectos colaterales el medioambiente esté resultando beneficiado con
menos contaminación. Jorge Alcocer alguna vez dijo, si no es que se lo repite
aún a sus pacientes, que lo que mata no es la enfermedad sino su diagnóstico y
hoy México y el mundo están enfrentados a este diagnóstico de muerte. La enfermedad
como tal específicamente tampoco existe, lo que hay es una serie de afecciones que
se agrupan bajo una convención y lamentablemente se está mal usando el Covid19
en ese cuadro de afecciones. Y yendo al
padre de la medicina del cual aún en su nombre se juramenta a los nuevos
galenos, habría que añadir que no hay enfermedades, sino enfermos. La sugestión
del coronavirus es un mal placebo.