*Abyecciones destruidas
*Jefe de Estado y Gabinete
*Economía Moral y Ambiental
VLADIMIR ROTHSCHUH
La acotación del presidente López
Obrador a María Luisa Albores restituyendo las funciones de Javier May no es la
primera en el Gabinete Presidencial, ni será la última para quien se erige en
el Jefe de su equipo de gobierno, por una razón: sabe que de no mediar su
figura moral y política entre todos ellos estaría prevaleciendo el vicio pandilleril
y politiquero que dañó a las pasadas tres transformaciones. Ha tenido que
lidiar el presidente López Obrador en la desarmonía entre los grupos del
Gabinete y las disputas intestinas en las Secretarías cabeza de sector donde
unos están contra otros y desean los cargos de los demás, como sucedió con los
rumores contra Sánchez Cordero, Romero Oropeza, Ebrard, Romo, Durazo, Bartlett
y Nieto, emanados desde dentro de los grupos de gobierno. Y se ha visto impelido
a tomar decisiones el Presidente de México como Jefe de Estado y no como
compadre o cuate deshaciéndose de Josefa González Blanco, de Carlos Urzúa y de
Martínez Cázares, igual que de subsecretarios irrespetuosos de la jerarquía de mando
como sucedió contra Sánchez Cordero por partida doble, así como contra Torruco
o Herrera.
Y recientemente explicó el sentido de los diálogos circulares de
Jesús Ramírez en las Mañaneras que de no tenerlas ‘ahí si me bocabajean, nos
tumban. Tenemos que estar informando la gente,’ y que particulariza a nivel
mundial su estilo de mandato y de vocería. Desde las Mañaneras el presidente
López Obrador contiene a los conservadores y aclimata a su Gabinete
presidencial, esa tarea de domador de sierpes la asume de manera blanda a
través de su legitimidad ética. Jamás antes el Gabinete trabajaba como hoy y
deja de usar las oficinas de gobierno en casas de campaña como ocurría en los
sexenios pasados cuando se desviaba el erario en la promoción personal y
transexenal de los altos funcionarios públicos a través de rejuego sucesorio
adelantado que ahora fomenta el INE con la parvulada partidocrática. Si los
Secretarios actuales se sienten presionados por los subsecretarios, titulares
de otras dependencias o miembros de sector que descaradamente tararean las
golondrinas, deberían entender que el presidente López Obrador no se guía por
las ambiciones de subalternos y menos por sus sueños guajiros. En Bienestar se
agrietó la relación entre Albores y May, fungiendo el presidente López Obrador
de cemento y barniz que repara y borra los malentendidos de ambos y que él
curiosamente llamó ‘abyecciones’, en el entendido que todo aquel subalterno que
se brinque su autoridad está violentando su confianza pero jamás traspasando su
blindaje moral para tener que llamarlos a la cordura.
Ahora que el presidente López Obrador
volvió a hacer pública su añeja oposición a la crueldad animal en las granjas
de cocodrilo en el sur del país, su Secretario de Medioambiente, Víctor Toledo,
trepó la agenda verde de Semarnat a la Economía Moral. Medioambiente y
Bienestar harán sinergia en proyectos socioeconómicos bajo un esquema de
sustentabilidad que fomente la protección, restauración, conservación,
preservación y aprovechamiento sostenible de los ecosistemas, recursos
naturales, bienes y servicios ambientales. Ciertamente que el inmenso plan
social de la 4T es verde y Siembra Vida no sólo en México sino que dispuso el
Primer Mandatario exportarlo a los países pobres mesoamericanos que bien pueden
prosperar en sus naciones sin tener que arriesgar sus vidas migrando a Estados
Unidos.
La percepción museográfica del ambientalismo de mantener tal cual a la ‘naturaleza’
y la opuesta del neoliberalismo depredándola, convergen en lo que Víctor Toledo
asentó frente a los objetivos del presidente López Obrador y su Economía Moral,
social, solidaria y ambiental-ecológica. La parte final ambientalista de la
Economía Moral está implícita en la bioética del joven López Obrador en Centla
apuntando al cultivo y desecación de pantanos y no el cultivo de cocodrilos
para la industria de pieles hoy mal vista y repudiada en todo el mundo. Esa
Economía Moral, ambiental y ecológica revisada por Toledo Manzur sustenta la
reforestación de millones de hectáreas en todo México y que antier elevó a
monumento viviente, plantando el presidente López Obrador en Palacio Nacional una
hermosa ceiba blasón de la lucha democrática cuyo éxodo arrancó en el trópico.