LA INDUSTRIA DE LA ENFERMEDAD



*Conservadores de derecha y la CNDH
*Conservadores de izquierda y la UNAM
*El estilo personal de López Obrador


VLADIMIR ROTHSCHUH

El código moral del sector empresarial prometido por Salazar Lomelín, no aparece por ninguna parte y en tanto los homúnculos de la degradación consumista se expresan en la procacidad de adquirir protección de la justicia para engordar, enfermar y aniquilar a millones de mexicanos con los alimentos procesados de pésima calidad nutricional.  La defensa de la Concamin a sus agremiados y la degradación del impartidor de justicia a darle la razón a la industria de la contaminación alimenticia, abundan en el ancho legado del modelo económico depredador desobligado socialmente hacia quienes pagan sus productos chatarra. La falta de un código de ética ofrecido por el CCE al presidente López Obrador es un florero más en los abalorios empresariales de raíces católicas. Un empresario que se cobija ante el Altísimo todos los días para cometer infinidad de sacrilegios reproduce los paradigmas de nuestra ancestral pobreza mental, espiritual y social cuestionada por el Rey de Reyes en esta Cuaresma a lomo del borrico y de su alianza final sobre el pecado original. En estos días santos y profanos para los cristianos de la Concamin el amparo contra el etiquetado frontal conmina a Salazar Lomelín a dejarse de burlar no de la Cuarta Transformación sino de su palabra empresarial empeñada en que nunca más su gremio cometería pecado capital. Del lado mundano el Estado de Derecho como protección a los privilegios de una élite empresarial en Dos Bocas, en Santa Lucía, en el Seguro Popular y ahora con los etiquetados, confronta la reforma judicial que Zaldívar abraza como innovadora y semejante a todas las reformas atrevidas desde el fujimorazo zedillista contra la putrefacción de la Suprema Corte de entonces y nada distinta al Poder Judicial de ahora amparando a la industria criminal de la comida chatarra.



Persiste el disgusto la derecha panista en el Senado con la transformación en la CNDH, la oposición albiazul lógica a sus intereses en la elección de Rosario Piedra, decanta en la pérdida de controles de la bancada morena que coordina Ricardo Monreal: los desafectos conservadores son materia del partido mayoritario, no obstante que las iniciativas algunas veces no forman parte de la agenda de partido como sucedió con la violación a la autonomía de la UNAM. Las diferencias entre las coordinaciones de las Cámaras Alta y Baja son de fondo pues se ha caracterizado Monreal por ir contra corriente de los intereses del presidente López Obrador cuando desechó la candidatura de Bernardo Bátiz a la Fiscalía General de la República favoreciendo a la derecha panista sobre sus ficciones del fiscal carnal y que por un ápice estuvo a punto de repetirse contra Rosario Piedra en el desaseo de su proceso electivo. Era verosímil el desconcierto de Mario Delgado sobre el albazo golpista denunciado por el rector Graue toda vez que el equipo del canciller Ebrard secunda con Juan Ramón de la Fuente el actual rectorado de Graue en la UNAM. Y el vaso comunicante de la violencia en la UNAM muestra los mismos elementos golpistas en la dirigencia nacional de Morena como lo denunciaron en Investigaciones Jurídicas con el grupo diputadil adverso al proyecto político del Canciller de la República. Rosario Piedra pese a contar con el respaldo del presidente López Obrador no gozó de la aprobación del monrealismo que le puso ´piedras’ en el proceso con la ayuda de la derecha panista y que ahora se exalta en el prevaricato reformista vía Martínez Cázares muy a disgusto por su origen ideológico con el candidato de la CNDH para la evaluación de los nuevos consejeros del INE quienes actualmente y sin pundonor aprobaron la ilicitud de México Libre. La reprobación de Monreal a la dirigencia de su partido por ser primor, es igualmente válida en su inclinación por ser panmoreno o tostado.



La autonomía del Banco de México es enlodada por la tecnocracia cuando traspasa las fronteras de sus funciones financieras para decirle al Presidente de México cómo debe gobernar. La obcecación del Gobernador de Banxico contra la Cuarta Transformación desnaturaliza sus obligaciones en la flotación de la moneda y el sano devenir de la economía en común acuerdo con los demás organismos involucrados. Alejandro Díaz de León que antaño aplaudió los estilos neoliberales en Los Pinos, porque obviamente cada Jefe de Estado imprime su sello personal conforme la soberanía popular concedida en las urnas, no tiene la misma percepción hacia el estilo personal del presidente López Obrador en el ejercicio de su mandato apegado a la Economía Moral y los valores republicanos del Juarismo. La revocación de mandato que los conservadores intentan aplicar en la CNDH, debería tener la misma fuerza para Banxico o los seis años de un senador. El estilo personal del presidente López Obrador abrió la democracia de par en par cuando antepuso su mandato a una aprobación popular para saber si debía seguir en la Jefatura de Estado, aspecto que ningún neoliberal instalado en Los Pinos siquiera imaginó para consigo. A partir de esa transformación del estilo juarista del presidente López Obrador los conservadores toman por las hojas la revocación de mandato sugiriéndolo en los bueyes del vecino para montar una carnicería en su cena racista de negros. La autonomía de Banxico es uno de sus pilares fundamentales, pero los conservadores atentan desde dentro contra ella diciéndole al Presidente de México cómo debería gobernar, algo semejante a los conservadores de izquierda violando la autonomía de la UNAM para decirle a Enrique Graue cómo debería ser su rectorado.