*S19: clero y neoliberales
*El multimillonario juarista
*Buen rostro a las arcas
VLADIMIR ROTHSCHUH
Una vez que su yerno Arturo Elías
tendió puentes a Palacio Nacional a través de Bremer y entró a la Cuarta
Transformación por la puerta de enfrente, Carlos Slim es
defensor del proyecto económico del presidente López Obrador y propulsor de la
transformación de México, llegando a predicar con el ejemplo ante el resto de
los multimillonarios aceptando de buena manera los requerimientos de Raquel
Buenrostro sobre créditos fiscales de cinco años atrás por ocho mil millones de
pesos. Conforme la honrada medianía juarista que distingue al presidente López
Obrador y que secunda Buenrostro, el suegro de Arturo Elías se convierte en
paradigma del empresariado honesto que acompaña al Presidente de México como se
le vio a su lado en la cena para la rifa del avión presidencial. Los ocho mil millones de Carlos Slim recuperados por Raquel Buenrostro señalan lo sano y posible que pueden ser las
relaciones entre los hombres de negocios con el poder presidencial, dejando
atrás los tiempos neoliberales que encajaban el diente fiscal a los de menores
posibilidades económicas. Después de Slim el efecto dominó derivó hacia otras
cobranzas de los créditos del SAT por cifras magníficas que multiplican lo
previsto por la renta del avión presidencial tal es Walmart que anoche llegó
con un adeudo de 10 mil millones de pesos la cena con el presidente López
Obrador y de Americas Society Council, en las que además participan Chevron,
Medtronic, The AES Corporation, MetLife, Kellogg, Cisco, Amazon, Citi,
Principal Financial Group, Sempra Energy, FedEx y American Tower Corporation,
obligados a cubrir ante Buenrostro sus obligaciones y no en Estados Unidos. Si
Slim amigo del presidente López Obrador pagó al SAT 8 mmdp, no hay manera que
esas transnacionales que visitaron Palacio Nacional de la mano de Arturo
Herrera, vean condonados sus impuestos ya que ni por ley se les exime.
El presidente López Obrador se ha
reunido tres veces con la Conferencia del Episcopado: la primera durante la
campaña presidencial en la que acudió con su esposa Beatriz Gutiérrez Müller a
Cuautitlán; la segunda el año pasado en el marco de la crisis de los migrantes
en tránsito por el país y la tercera, ayer en Palacio Nacional para revisar los
trabajos de reconstrucción de las iglesias dañadas por los sismos cuya empresa
corre por cuenta de Alejandra Frausto y Diego Prieto desde el año pasado. A la
par de las peticiones del presidente López Obrador y su esposa Gutiérrez Müller
a los activistas sociales a respetar los monumentos históricos, el Primer
Mandatario hizo su parte en la reconstrucción del legado virreinal afectado por
el S-19. Frente a los ajustes de la naturaleza nada es previsible, frente a la
violencia humana contra los monumentos históricos debería mediar la cordura,
cuya tolerancia la expresa el presidente López Obrador con la frase reciente
sobre la educación moral y las pintas a
Palacio Nacional del oportunismo sexista de los conservadores, omitiéndose que la 4T ha trazado cinco grandes acciones de gobierno a favor de las mexicanas y
que la derecha no tuvo en sus doce años en el poder contra la violencia de
género auspiciada por la ideología albiazul que culpaba a las mujeres de
provocadoras y merecedoras de feminicidios. En esta reunión privada de Cultura,
Inah y CEM, el presidente López Obrador, Alejandra Frausto, Diego Prieto y el
obispo Alfonso Miranda, establecieron montos y tiempos para tener lo más pronto
reconstruidos inmuebles históricos en la CDMX y en Oaxaca. El rol del clero favoreciendo la educación
moral de los mexicanos ha sido pingüe frente al neoliberalismo y sus devastadores
efectos en la destrucción del tejido social que ahora reconstruye y encabeza el
presidente López Obrador con su cruzada juarista aunada a la transformación del
poder blando en los programas de cultura comunitaria. Y no es porque los
terremotos de 2017 hayan alejado a los católicos de la fe y las buenas
costumbres, la data es más profunda y relevante en las desobligaciones
clericales por el civismo de su feligresía. Por dos vías el presidente López
Obrador encara el déficit: el físico de las iglesias dañadas y el moral de las
conciencias afectadas.