Por Vladimir Rothschuh
En los años setenta Alvin Toffler predijo que lustros adelante se vendería agua embotellada en tiendas y supermercados y que sería adquirida de un refrigerador como una Coca-Cola. Lo denominó: El Shock del Futuro. Hoy la presidenta Sheinbaum dio a conocer su plan hídrico nacional para salvar a México del shock del pasado, debido al derroche y la mala planificación tecnócrata que nos tienen al borde de una crisis ambiental y que ella hoy funda en cuatro ejes de recuperación: “Política hídrica y soberanía nacional; Justicia y acceso al agua; Mitigación del impacto ambiental y Adaptación al cambio climático; así como Gestión integral y transparente”. Apenas llegada de la cumbre del G20 en Brasil, continuó su agenda verde haciendo lo propio en la esfera de su mandato. La propuesta de la presidenta a los oídos sordos de los ricos del planeta tuvo que resonar y mantener su eco como aún lo tiene la iniciativa de E.O. Wilson sobre la Tierra Media. Resembrar el planeta con solamente el uno por ciento del gasto bélico equivaldría a reverdecer un mundo desde la visión del Humanismo Mexicano de cultivar vidas. México fue pionero el sexenio pasado frente a Trump, Biden y toda la ONU, sobre la transformación del modelo creando cortinas de prosperidad en Centroamérica, desde Honduras, Belice, El Salvador hasta Guatemala, para mitigar las crueles migraciones hacia el fallido sueño americano. Sus cifras son contundentes: “Nosotros, señala la presidenta Sheinbaum, destinamos cada año mil 700 millones de dólares para apoyar a 439 mil familias en México, más 40 mil en Guatemala, Honduras y El Salvador. En seis años se han reforestado con la siembra de mil 100 millones de árboles, más de un millón de hectáreas, lo cual equivale a capturar anualmente 30 millones de toneladas de dióxido de carbono.” La presidenta Sheinbaum ha ido más lejos que la visión regional del presidente López Obrador en Mesoamérica, haciendo planetario el programa de plantar vidas, pellizcando una parte ínfima del lucro de los señores de la Guerra equivalente al uno por ciento del total anual que ellos usan en la destrucción y muerte. La escala de la presidenta Sheinbaum es muy personal: de reforestar su casa, de reforestar y mejorar la movilidad en el DF, de reforestar su alcaldía como autoridad política, de reforestar y recuperar los cuerpos de agua y humedales de la Ciudad de México como Jefa de Gobierno, sube otro peldaño como Presidenta a nivel federal con este programa hídrico y otro más asciende como líder mundial con el lorquiano verde que te quiero verde de Sembrando Vida ante el G20.