Vladimir Rothschuh
Acusa Guadalupe Taddei
al equipo de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama de haber “desvalijado” al INE y
haberlo dejado en “completa desolación”. Es prácticamente una denuncia la
expresada por la Consejera Presidenta a manera de poder librarse de los
controles que carece y que le imponen los restantes miembros del Consejo
General, manteniendo al organismo acéfalo y bajo intervención de las camarillas
que “desvalijaron” al INE. Sí hay una nueva titularidad en el instituto
electoral pero con pies de barro, algo semejante que se refleja en TEPJF con
Aralí Soto. La respuesta de los obstructores al ejercicio de Taddei es simple,
debe sentarse con ellos a negociar y repartir el pastel como son los usos y
costumbres del viejo orden heredado. Entre las reacias a la transformación del
organismo, está la esposa del ex policía fiscal tutelado por el gobierno moreno
de Hidalgo y que ahora busca la aprobación de Mario Delgado al Senado y más
tarde por Querétaro. Al demonio con la sororidad en el Consejo General. Los procesos penales por desvalijamiento los
mantiene en su escritorio Taddei y con el año electoral encima, difícilmente
podrá iniciar una limpia anti corrupción en el INE so pena de ser tildada de
armar una cacería de brujas para favorecer al partido del presidente López
Obrador, que al fin y al cabo está sobre posicionado para arrasar frente una
inexistente oposición política incapaz en cinco años de inventar siquiera un
personaje como Milei. La estrategia de las oposiciones partidistas que
sujecionan la entidad electoral quizá intente empujar a Taddei hacia una ruta
crítica judicial con tal de justificar dificultades en el aparato comicial que
afecte el triunfo de Sheinbaum, un golpismo de escritorio desde el mismísimo
INE que suena descabellado pero factible en un sistema carcomido por la
partidocracia y las ambiciones financiadas con el gasto público.