*Muros de agua
*Mexicanos cumplidos
*Funcionarios de barro
*Espartanismo y republicanismo
VLADIMIR ROTHSCHUH
La popularidad del presidente López Obrador
sigue por las nubes, a diario los lectores sibilinos leen su auspicio, planea y
no baja. Los Jefes de Estado antes escuchaban primero al ornitomante que leía el vuelo de las aves para marcar la
agenda pública y ahora son las encuestadoras las que toman el pulso al Estado
sobre la popularidad del Presidente de México para conocer hacia dónde se
dirige el país. López Obrador todas las mañanas es actor y
autor de la agenda de país representando un rol que ningún estadista del mundo
hace o hizo, ser el vocero de su gobierno y encarnar los buenos auspicios de su
mandato. Jesús Ramírez no acepta ese encargo voceril porque López Obrador sigue
cumpliendo su papel de interlocutor de sí mismo, error en el que cayó el comunicador de Bucareli
cuando se declaró decano de la comunicación social del Gobierno de México en
franco irrespeto a las estrategias comunicacionales representadas por el
presidente López Obrador y secuenciadas por Ramírez Cuevas. Las crisis de antaño
en el Gabinete presidencial jamás las atendía el inquilino de Los Pinos, se
volvían crisis a partir de ese abandono que López Obrador ha vacunado al bajar
al ruedo todas las mañanas para ceñir las politiquerías a su dimensión y la
bitácora nacional elevarla a transformación de todos los mexicanos: las celadas
de diciembre, las celadas de enero, las celadas de febrero, de marzo, abril,
mayo, en fin, un rosario de obstáculos pretendidos que ninguno rozó el
fuselaje del Primer Mandatario. ¿Dónde está el quid de López Obrador para
mantenerse en la cresta del populómetro bajo el acecho velado y develado de
cercanos y ajenos? Quizá sea la humildad republicana desacralizadora del bien
público que la Transición Democrática del 2000 transó en doce años de atraso
neoliberal y que diecinueve años después rebrota cuajando con simpleza una
vida espartana ejemplificada por encima de los vicios del presidencialismo
viral que como dañó los vértices del poder, ensució las bases populares en
imitaciones estultas del que está arriba.
El ecopoeta que dirige la Semarnat corrió
cortesía ante la Musa de la Cultura Nacional yendo a verla hasta sus jardines
de Quevedo y a diferencia de Josefa que partía plaza y apretaba con sus
rústicas manos a cuantos podía, Víctor Toledo guarda en sus bolsillos parnasianos sus delicados
dedos, no vuelve a ver a nadie. La Secretaria Alejandra Frausto lo aguardaba al caer la tarde para
albearlo en dos temas fundamentales que urgen al presidente López Obrador como
promesa finiquitada de sus 78 que dio a conocer en primero de julio: los
Muros de Agua de las Islas Marías y el espacio cultural más grande del mundo en
los Chapultepec interconectados. Es tarea del ecopoeta Toledo apresurar la pluma o el paso según las correspondencias concedidas por el
Presidente de México y que atrasan la agenda cultural de Frausto puesto que no
hay cultura por decreto ni medioambiente sano por la simple inscripción en el
DOF. Los Muros de Agua en las Islas
Marías son otro recado del presidente López Obrador de la cordura hacia las
libertades coartadas por el absolutismo estatista que no declaró a Revueltas el
primer novelista urbano sino a uno de sus engendros orgánicos, el insípido Carlos Fuentes educado bajo la tutela
diplomática del Ogro Filantrópico y el abecedario de Alfonso Reyes sin que
alcanzara de pie todas las mañanas como Nabokov ‘desnatar el día’. Tardía la
justicia poética, pero al fin a
Revueltas lo hacen suyo el presidente
López Obrador y Alejandra Frausto tras la metáfora apandiana de los muros
acuosos como de Reyes su Cartilla Moral. El Ecopoeta conoció de Frausto de pe a
pa la prontitud de la encomienda pues los impactos ambientales no pueden
detener la cultura como la locomotora del Tren Maya. A Josefa se le fue el
avión y Víctor llega en Vapor Victoria.
Ido o corrido el titular hacendario que se
mareó en su pedestal de barro, comienza a desempolvarse el brillo de la Cuarta
Transformación: los recursos para dotar de medicinas a todos los hospitales
fueron autorizados y los negocios de Pemex se agendaron en sus actividades de
corto plazo. Sheinbaum fue quien explicó los vahídos de falso poder que Urzúa
emanaba contra los tres niveles de gobierno, se creía intelectualmente superior
a los demás y no respetó las jerarquías presidenciales. Ahora quizá el
presidente López Obrador debería ponderar la separación entre quien cobra y
quien reparte para darle mejor eficiencia a la administración pública. Esto es,
que no se concentre en una sola mano la cuestión financiera como se lo externaron
Romo, Alcocer, Ebrard, Durazo, Sheinbaum y Albores, sin que decantaran en la recreación de la Secretaría de Programación y Presupuesto responsable del Plan
Nacional de Desarrollo que el primer mandatario cuestionó a Urzúa por
neoliberal. No debe haber jueces y partes en ninguna de las áreas del Estado
como los ministros de la SCJN cuchareándole en la Judicatura, como los líderes
de las Jucopo con los Secretarios Generales o el Secretario de Hacienda
decidiendo qué hacer con lo que cobra. No se trata de aumentar la burocracia
sino agilizar la existente en la SHCP y Economía. Seis meses frenó el
crecimiento Urzúa, llevó la austeridad al precarismo sin hacerse responsable de todos
sus actos porque ahora el ex funcionario devuelto a su realidad dice lo que
nunca sostuvo públicamente salvo ahora que busca consuelo de sus dislates: no
estuvo de acuerdo con Santa Lucía, Tren Maya y Dos Bocas. Felizmente Arturo Herrera anunció para bien de Jorge Alcocer la
finalización de la etapa de Investigación de Mercado para la contratación de la
distribución de medicamentos y material de curación; igual sucedió con los
adelantos del presidente López Obrador y Octavio Romero Oropeza sobre el plan de
negocios Pemex.
www.twitter.com/vladrothschuh