LOS AMIGOS DEL PRESIDENTE

  


*Izquierda progresista
*Ni Manolo, ni Josefa
*UNAM y desabasto médico
*Reafiliaciones políticas


VLADIMIR ROTHSCHUH

El Zar del Tren Maya horadó en Palacio Nacional el piso de Josefa González Blanco, la última vez que  vieron salir del despacho presidencial al ecologista Manuel Velasco, fue antes de los cuatro mil incendios forestales en el país pero ya habiendo ocasionado que López Obrador cuestionara el desorden y desaseo en Semarnat por falta de liderazgo. El Grupo Chiapas se volvía a reconstruir en torno del ex gobernador ecologista, su abuelo y no de Patrocinio y de su hija. Los miembros del PVEM se veían de regreso a Semarnat por su facilidad de puentear gabinetalmente como lo habían hecho ya en su momento hacia el panismo con Arturo Escobar, con el tricolor vía Pacchiano y ahora con Manuel Velasco devolviendo a los Verdes a las ligas mayores en Avenida Ejército Nacional con Morena. El destape prematuro de Manuel Velasco en medios y redes alertó a los halcones morenos hasta bloquearlo con Víctor Toledo un cuadro de escritorio sin experiencia administrativa y política, requeridas para cualquier Secretaría. ¿Trabajó en balde  Manuel Velasco? A simple vista quizá, pero probó en Palacio Nacional su arte de aposento hablándole al oído de López Obrador y sabiéndolo conducir donde quería, es lo esencial de su victoria no tan pírrica porque le devuelve la cabeza del Grupo Chiapas haciendo a un lado al hankismo de Patrocinio pero que aún conserva su dominio con Sánchez Cordero en Bucareli.  Manuel Velasco mutado de tucán chiapaneco a águila real, da inicio el PVEM a la cuenta regresiva de Víctor Toledo; pudo deshacerse Velasco de Josefa y podrá reandar el mismo camino en su proyecto del 2024.


Con siete millones y medio de militantes, el PRD se declara  la primera fuerza política del país, pero deberá enfrentarse a la realidad de la reafiliación con miras a sus elecciones internas. Los nuevos padrones ante el INE señalan a un PRI y PAN con escasas militancias y bajo presión del efecto cucaracha que cada sexenio se produce cuando migran hacia el partido que ganó la presidencial. Esos 7 millones y medio podría encontrarlos intactos el PRD a partir de su reafiliación que inició el cinco de mayo debido a que Polevnsky cerró las puertas de Morena a los advenedizos y toda vez que ese organismo no es un partido sino un movimiento encarnado en una persona, López Obrador. Con el discurso de ser la única izquierda real en México y creadora de las instituciones democráticas del país a través de una larga lucha de tres décadas, el PRD confía regresar a los electores a la sensatez y con posibilidades de ganar en Puebla y en Baja California en los comicios inmediatos. El PRI renovará dirigencia este año y le tocará al PRD inaugurar los procesos digitales del INE en su interna y en la reafiliación de sus bases el 2020. En tan sólo medio año creen ver los amarillos su eterno retorno debido a las políticas neoliberales en el gobierno federal que abandonan a los que menos tienen y fomentan el desempleo masivo de mexicanos. Si meses atrás se cuestionaba el PRD su extinción de dominio ideológico, los hechos le han permitido revalorarse en la esencia socialdemócrata que no ha perdido con sus primos hermanos morenos en Palacio Nacional.


El discurso anticorrupción enarbolado por José Narro para llegar al CEN del PRI, de inmediato lo identifica con el discurso de López Obrador sobre la corrupción del desabasto médico en Salubridad y que el Presidente achaca al pasado en que todo estaba peor. Disentir que puso al Rector de la UNAM y médico, Enrique Graue, a llamar la atención sobre la falta de medicamentos desde mediados de mes cuando sentenció que la salud requería de un presupuesto más eficiente e importante para brindar calidad y que implicaba al sistema educativo. Entonces el Rector de la UNAM sonaba para reemplazar a Alcocer, pero con las renuncias en cascada de Martínez Cázares y de González Blanco, no tuvo más remedio López Obrador que acuerpar a Alcocer y acusar al pasado inmediato de la crisis sanitaria. José Narro es listo abrazando la anticorrupción como vacuna antipejista, sin embargo en el seno del priísmo equivale a identificarse con las medidas de Ochoa Reza mutilando al partido que representaba y que abrió paso a Morena en todo el país. Y así la renuncia de Castro Trenti para sumarse a Morena en Baja California se la endosan al ex rector de la UNAM en competencia real contra Moreno Cárdenas declarado amigo del Presidente de México. Al hablar de Castro Trenti se está hablando de Beltrones y sus oblicuidades para regresar a Insurgentes Norte luego de haberlo destruido a su paso. A Claudia Ruiz Massieu no le tocó como Canciller abonarle a Manlio y a Castro Trenti sus derrotas con la consolación de la embajada en Argentina, pero sí nombrar a Arvizu en Dominicana, hecho que refresca el mensaje en que se llama traidor al protegido de Manlio que ahora trabaja para Morena en Baja California. Las muchas visitas del presidente López Obrador a Sonora han hecho creer a Pavlovich, como lo creyó Manlio de Felipe Calderón en el Senado, que puede ser candidata presidencial. Los encabalgamientos ficcionales de José Narro con el grupo manlista en la circunstancia de la crisis sanitaria nacional, lo ponen al servicio de los intereses que llevaron al tricolor a su derrota en Chihuahua y que evidenciara en labios de Polevnsky la chicanada contra la Coneja. Para ciertos asuntos se bastan solos algunos dinos priístas y juegan su mejor papel en la comparsa coyuntural que los hizo cogobernar con Fox, Calderón y ahora con López Obrador como tlatoani augurando a una mujer gobernando el país en el 2024 y que obviamente no es Pavlovich sino Sheinbaum interesada en adelantar los tiempos de la sucesión de la máxima casa de estudios de Narro y Graue.


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