*Ciego afecto
*Jugársela por México
*El Ejército después
VLADIMIR ROTHSCHUH
Si hoy se pregunta a las Fuerzas
Armadas quién es López Obrador, la respuesta es directa, es el
Presidente que se la juega por nosotros. Ciertamente el presidente López
Obrador consiguió lo que era imposible con la humillación del Ejército Mexicano
en la detención de un ex secretario de la Defensa, haciendo recapacitar al
Imperio, al policía del mundo, al mal vecino, de su desastrosa acción
unilateral contra nuestra Soberanía y el organismo público de mayor respeto en
el país como es la milicia. Indudablemente el presidente López Obrador se la
jugó por las Fuerzas Armadas, atrayendo uno de los preciados dones que Julio
César reveló en Las Galias y mucho tiempo después Le Petit Caporal: la
fidelidad ciega, que no se consigue por jerarquía y menos por autoridad
impuesta como sucedió en la milicia mexicana desde la matanza del 68, hasta el Plan Mérida, pasando
por la Guerra Sucia y EZLN. Es decir cuando los políticos usaron a los
militares lavándose las manos en la sangre del pueblo y usando el verde olivo
de kleenex. Hoy el Ejército Mexicano ha dado un paso adelante con el presidente
López Obrador a favor de la Lealtad para superar el lugar común del último
medio siglo en torno a la institucionalidad; hasta antier los castrenses
mexicanos eran personajes obedientes de la jerarquía de mando, hoy son
obedientes ciegos del afecto a López Obrador. Aunque el Presidente de México
entendió y atendió la detención del General Cienfuegos como un evento de
soberanía simplemente lo enmarcó en su estilo humanista de protección a las
clases populares (origen del Ejército Mexicano), la defensa del derecho de los
pueblos originarios y la humilde petición de perdón al Papa y al Rey de España.
Disculpa que han vuelto culposa los europeos pues sigue pendiente su aceptación
del error de hace 500 años, según dejó ver la canciller Arancha González Laya al señalarle al Jefe de la Diplomacia
mexicana, que había que ver al futuro. Sintomatismo que corrió otra suerte
por el lado de la estrategia cultural de
Gutiérrez Müller, pues la Secretaría de Cultura, Alejandra Frausto espigó
formidablemente las disculpas sentidas de la diseñadora Isabel Marant hacia las
etnias purépechas. La Soberanía es para el presidente López Obrador un
panóptico que emite también su propia luz popularizada en la radiación invertida al
grueso de los mexicanos. Los Presidentes de México fueron en mucha medida monárquicos
en la consonancia de Gramsci al diluir en su figura la extensión fraternal y
solidaria del cuerpo soberano del Pueblo como Estado, Sociedad y Leyes, que no
es otra cosa que el Estado de Derecho Positivo visualizado por Kelsen. Y esa
lealtad expresada por la milicia al presidente López Obrador baña también a su
canciller Marcelo Ebrard que hizo posible lo inimaginable de la diplomacia
contraria consolidando su figura de Súper Secretario que obviamente incomoda
las ambiciones precipitadas de la politiquería transexenal, obviando los hechos
por sí mismos. Sin esa vieja-nueva-diplomacia Estradista revalorada por el
Canciller Ebrard, no habría cambiado de parecer la política extraterritorial
de la Casa Blanca con el Ejército mexicano, como tampoco conseguido la
Diplomacia Cultural que Isabel Marant enviara carta disculpa a Alejandra
Frausto que como Secretaria de Cultura
del Gobierno de México supo expresar el interés soberano del presidente López
Obrador por visibilizar el tratamiento aún post colonialista de la industria de
la moda hoy día. La mejor batalla es la que no se emprende y el canciller
Ebrard y la secretaria Frausto fueron escuchados por los señores de la Guerra
en Estados Unidos y por la señoras de la moda en París, de la mejor manera que
el presidente López Obrador ha coronado sus esfuerzos transformadores de
México, dialogando primero, dialogando después y siempre, como la dorada
alternativa civilizada. Así la omisión
del perdón del Rey Felipe la volvió a turnar Marcelo Ebrard a su homóloga Arancha
González en vísperas del desencuentro de
los dos mundos que será rememorado el año entrante. Hace unos meses el
presidente López Obrador explicaba a su Gabinete que no le pedía fe ciega en su persona sino en el proyecto de
país que encarna la 4T, a partir de ayer esa fidelidad en las líneas castrenses adquirió epifanía semejante a la de Juárez, Madero y Cárdenas.