*Amnistía educativa
*Albóndigas senatoriales
*Nueva Guerra Fría
*Ejército de Paz
*Nacionalización eléctrica
VLADIMIR ROTHSCHUH
Para la Cuarta Transformación
dos Presidentes de México de origen mexiquense redefinen su momento: López
Mateos nacionalizando la industria eléctrica y Peña Nieto haciéndola una
industria de clase mundial a través de la reforma energética. El futuro titular
de la CFE, Manuel Bartlett se rinde ante López Mateos por su gesto
nacionalizador que en la semana pasada no dio qué hablar en Los Pinos para
integrarla al compendio de medio siglo después con electricidad competitiva,
barata y sin cortes recurrentes. Entre ambos tiempos sobresale el enorme mérito
que no tuvo López Mateos en el ámbito democrático reflejado con Díaz Ordaz y
que Peña sí tuvo hacia López Obrador. En los 58 años de la nacionalización
eléctrica su virtual titular decantó en López Mateos y no en Lázaro Cárdenas,
abonando un gesto que no contraviene al Tata como pilar de la Tercera
Transformación, sino que amplía el Milagro Mexicano dispuesto López Orador a expandirlo conforme el manual de Ortiz Mena con tal de alcanzar México en el
siglo XXI, un nuevo esplendor. El silente aniversario de la nacionalización
eléctrica lo rememora Manuel Bartlett refrescando la vieja-nueva escuela del
poder que para el 2019 sabrá darle decoro a aquello que la tecnocracia
menospreció.
Los cuidados de Marcelo Ebrard
para que no se repitan los infantilismos anunciados por el equipo moreno sobre
la participación del Papa Francisco en los foros de pacificación mexicanos, lo
lleva a soltar lentamente la lista de invitados internacionales a la toma de
posesión de López Obrador. El primer tropiezo a la vista lo esquivó bien el
nuevo Canciller por no hacer suya la presencia de Donald Trump luego de la
experiencia de Videgaray y Peña Nieto, será Pence el que arrale la postal el
uno de diciembre y le quite las presiones que tenía encima Ebrard de los grupos
opositores a Trump en México por segunda ocasión. El Canciller de la Cuarta Transformación
superó esa arista pero le deja Trump minada la agenda diplomática mexicana a
partir de los acuerdos del nuevo USMECA: la Cuarta Transformación no podrá
mantener relaciones internacionales con las naciones adversarias de Estados
Unidos. Las proyecciones que Ebrard tenía hacia China están obturadas en el
nuevo acuerdo comercial. Lo que puede dolerle a Jesús Seade del nuevo TLC
resulta en su beneficio, su proyección hacia la diplomacia asiática queda
sancionada y lo mejor será no moverse a un territorio de conflictos para
desempeñar aquí lo que conoce desde la Secretaría de Economía. Mirando hacia el sur
y el Caribe, Ebrard también quedará limitado con Cuba, Venezuela y Nicaragua como
naciones en líos con Washington, por lo que la invitación a Díaz-Canel, Ortega
y Maduro a la toma de posesión de López Obrador, puede sortearse con que aún no
se ha firmado el USMECA, así que Xi Jinping y el ciberpirata Kin Jong-un,
perfectamente podrán codearse con el vicepresidente Pence. Como nunca antes,
salvo la Guerra Fría, le toca a la diplomacia mexicana y bajo una Cuarta Transformación,
operar complejamente dentro de sus alianzas geocomerciales.
Flaco favor le estaría haciendo
la maestra Gordillo a Esteban Moctezuma organizando una revuelta en el seno del
SNTE. La amnistía promovida por el Presidente electo atiende más hacia dentro
de cada uno que hacia los perdones externos y es ahí donde se entrevera la
Maestra. La auto observación de Elba Esther como responsable del triunfo de
Morena por el apoyo de sus cercanos, la hacen ponderar su libertad para
recobrar sus derechos sindicales antiguos. En los sexenios pasados el paradigma
del factismo sindical funcionaba bien en la dialéctica de los contrarios
SNTE/CNTE, actualmente la Coordinadora se cree con más derecho que el elbismo a
reclamarle a Esteban Moctezuma lo que el Partido de Estado le negó por décadas y
eso incluye al SNTE. Supone la maestra Gordillo que le es necesaria a Esteban
Moctezuma para ir contra la reforma educativa, excluyendo a la CNTE, a la
mayoría parlamentaria morena federal y
estatal. La amnistía del Presidente electo es consigo mismo y ahí se atasca
Elba Esther cobrando rencillas del pasado que no son siquiera fórmula de la
Cuarta Transformación en cuestiones educativas y no se diga en la bitácora de Esteban Moctezuma.
Guerrero es la tierra donde
prorrumpió el candidato López Obrador su llamado a la amnistía. Volvió López
Obrador a Guerrero en la Gira de la Gratitud a desactivar el metalenguaje de la
violencia, anunciando la transformación de las Fuerzas Armadas en un Ejército
de Paz. El piso suriano da sus primeras cosechas con la reforma legislativa que
Héctor Astudillo a favor de la legalización de la Amapola. Acompañado del
gobernador priísta y de los senadores morenos que levantaron ámpulas por la
vinculación de Meade con el crimen organizado, el presidente López Obrador
abundó acerca de sus pláticas con Donald Trump y que auguran muchas promesas en
la agenda binacional, aunque no todas como la legalización de las drogas a las
que se opone Washington porque implicaría perder los beneficios de sus negocio
belicista e injerencista. La guerra es una palabra que le enchina la piel a
López Obrador y como Peña Nieto intentará un giro al léxico como pidió Santa
Teresa de Calcuta: erradicar del lenguaje la violencia inclusiva ‘contra’ la
guerra. Un Ejército de Paz implica que la milicia no retornará a los cuarteles
sino que seguirá haciendo sus labores pacifistas para mal de quienes han usados
distintas expresiones contra la institución armada de México.
Salió más caro el caldo que las
albóndigas al Senado en su reingeniería laboral, ha gastado más en
liquidaciones que en lo ahorrado. Eso sí por una vez como sucedió en la reingeniería
laboral foxista ofreciéndole liquidaciones voluntarias a miles de burócratas
para que en unos meses esas plazas se triplicaran hasta la ominosa decisión
calderonista de basificar a los trabajadores de confianza. Pero no todo son
malas cuentas en la Cámara Alta con la simetría laboral en una Ley de
Temporalidad de Servicio; esto es, que así como nadie deberá ganar más que el
Jefe de Estado, más vale señalar esta figura y no la del Presidente, así nadie
deberá permanecer en sus encargos públicos más tiempo que el inquilino de
Palacio Nacional. Once, quince y las reelecciones que doblan los tiempos a ocho
o doce años en el mismo encargo, sirven para desnaturalizar las funciones del
servicio. También en la cancha del Senado se encuentra en congeladora, la
iniciativa que trabajó la legislatura pasada y no prosperó para revertir el
decretazo de Calderón y Martínez Cázares sobre la basificación de los
trabajadores de confianza y que hoy postran al gobierno federal con la
sobrecarga burocrática.
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